Relevo

Moncloa busca un nuevo jefe para el Departamento de Seguridad Nacional

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Miguel Ángel Ballesteros, nuevo director operativo de Seguridad Nacional

Miguel Ángel Ballesteros, nuevo director operativo de Seguridad Nacional / EFE

Juan José Fernández

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Presidencia del Gobierno está seleccionando una figura para suceder al general Miguel Ángel Ballesteros al frente del Departamento de Seguridad Nacional (DSN). El relevo del jefe de ese organismo clave, en el que ya se venía pensando este año, se retoma pasado el proceso complejo de la formación de gobierno y podría estar concluido antes de que acabe el mes de diciembre, apuntan a EL PERIÓDICO fuentes gubernamentales.

No se trata de un cese: Ballesteros, general de Brigada retirado y doctor en Ciencias Políticas, de 70 años de edad, ya se ha manifestado a favor de pasar el testigo en más de una ocasión, recibiendo como respuesta la petición de que espere un poco más. Además, nadie en Presidencia se plantea que el cargo quede vacante, con un interino.

Para el relevo se barajan como candidatos, entre otros y también civiles, dos nombres militares, de exjefes de la Unidad Militar de Emergencias. Unas fuentes pronuncian el del teniente general en la reserva Luis Manuel Martínez Mejide, que dejó la emblemática UME el pasado mes de junio con numerosas felicitaciones políticas y castrenses tras relevantes misiones durante la pandemia y la crisis del volcán de La Palma. Otra parte de los consultados mira al teniente general también en la reserva Miguel Alcañiz Comas, que precedió a Mejide en la misma unidad y ejerció parte de su periodo de mando gobernando Sánchez, hasta octubre de 2019.

La del jefe del jefe del DSN es una elección muy delicada. Y más habida cuenta de la experiencia reciente, cuando, hace cinco años, se barajó como candidato al coronel Pedro Baños, hoy polémico participante de espacios televisivos y de webTv de ultraderecha y de teorías de la conspiración, donde defiende postulados estratégicos críticos con la OTAN y similares a los del Kremlin.

En el actual proceso de sucesión, el poder político trata de tener en cuenta la opinión del actual director. Una de las fuentes consultadas próxima a ese proceso explica que, en la actual conformación del DSN, tiene más posibilidades un general -que ha de estar retirado- que un alto cargo civil. El Departamento tiene muchos militares en el equipo, y el mando resultaría más sencillo para el nuevo jefe si este es militar también.

Elevar de rango

El sentido del nombramiento, en cualquier caso, depende de si Sánchez aprovecha para llevar a cabo una reforma del DSN. Moncloa ha estado evaluando desde 2022 la conversión en secretaría de Estado del Departamento, actualmente una dirección general del Ministerio de Presidencia. Sería a imitación de los departamentos de seguridad nacional de Francia, Reino Unido o Estados Unidos, pero, pese a que su dependencia directa sería del presidente, esa Secretaría de Estado de Seguridad Nacional estaría encuadrada en el organigrama del ministerio que dirige Félix Bolaños, pues una secretaría de Estado precisa del aparato, plantilla y encuadre presupuestario de un ministerio.

Siendo secretaría de Estado, el DSN podría integrar la Oficina Nacional de Seguridad (ONS), actualmente encuadrada en el CNI, y alguna entidad de nueva creación, como una agencia nacional de Ciberseguridad que aunara la actual y dispersa estructura de oficinas que trabajan en ese campo.

Pero, según las respuestas a las consultas realizadas por este diario, la creación de una secretaría de Estado va camino de ser aparcada en esta ocasión. En la formación del nuevo ejecutivo, Sánchez no ha querido cambiar la estructura de Seguridad, las patas de Defensa e Interior, a cuyos titulares, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska, ha renovado en el cargo. Tampoco es probable abordar una reforma que afecte a competencias actualmente en manos del equipo de la ministra Robles para recargar aún más un sobrecargado ministerio de Bolaños, que a la cartera de Presidencia une ahora la de Justicia y Relaciones con las Cortes.

Se ha de ver además cómo evolucionan los acuerdos del PSOE con el PNV para la investidura, y la acogida que obtiene ahora la permanente insistencia de los nacionalistas vascos en una reforma de los secretos de Estado en España. El anteproyecto de Ley de Información Clasificada, o ley de secretos oficiales, quedó varado sin apoyos judiciales, militares, policiales ni parlamentarios este mismo año, en el final de la pasada legislatura.

En ese anteproyecto se daba atribución para clasificar, reclasificar y desclasificar secretos a, entre otras autoridades, el director del Departamento de Seguridad Nacional.

Polémicas

El nombramiento del general Ballesteros, el 18 de junio de 2018, fue una de las primeras decisiones de Pedro Sánchez al acceder a la presidencia del Gobierno tras la moción de censura. El actual responsable del DSN lleva hasta ahora camino de ser el director que más tiempo ha permanecido en el cargo, superando los cinco años de mandato como el primer director, Alfonso de Senillosa, quien compatibilizó el cargo con la dirección del gabinete de Presidencia.

Del Departamento de Seguridad Nacional adquirió un importante relieve durante la sucesión de amenazas que se cernieron sobre España en la pandemia. Y en esa misma etapa se granjeó una franca hostilidad de la oposición, especialmente de Vox, contra un intento de atajar reglamentariamente la lluvia de bulos en redes sociales que intensificaban la alarma ciudadana y atacaban a la credibilidad de las autoridades. Especialmente atacadas fueron las sanitarias, y con intensidad el ministro Salvador Illa y el doctor Fernando Simón.

La narrativa de aquella campaña se basaba en difundir que el DSN quería crear una "policía de la verdad" que iba a cercenar la libertad de expresión de quienes en ese momento andaban convocando caceroladas contra el Gobierno.

En panoramas de crisis como el suscitado por las guerras sucesivas y solapadas de Ucrania e Israel, el DSN ha mantenido su peso en la maquinaria de decisiones del Gobierno, no solo como organismo analista y consejeo, también como interlocutor de la Seguridad del Estado con estamentos influyentes de la sociedad civil.

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