El futuro ejecutivo de coalición

El PSC aspira a mantener su peso en el nuevo Gobierno de Sánchez

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el líder del PSC, Salvador Illa, en la pasada Fiesta de la Rosa en Gavà

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el líder del PSC, Salvador Illa, en la pasada Fiesta de la Rosa en Gavà / ZOWY VOETEN

Sara González

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Si Pedro Sánchez puede continuar en la Moncloa es, en gran medida, por el resultado que obtuvo el PSC en Catalunya. Salvador Illa, que ha decidido acudir al Congreso para presenciar la reelección del líder del PSOE como presidente con los votos de ERC y Junts, es en estos momentos el principal barón de la formación a nivel estatal. Es por esa contribución numérica que desde la sede de Pallars trabajan para que tenga también traducción política en términos de influencia, que los socialistas catalanes aspiran a mantener el peso en el nuevo Gobierno. Hasta ahora han contado con dos ministros: Miquel Iceta, al frente de Cultura; y Raquel Sánchez, a cargo del Ministerio de Transportes.

Illa es siempre cauto y comedido cuando se hace referencia a la composición del ejecutivo y se limita a defender que es prerrogativa del presidente escoger al equipo con el que llevará el timón de la legislatura, más aún cuando la confianza entre ambos, así como la comunión entre el PSC y la hoja de ruta del PSOE, es total. Pero otros miembros de su dirección admiten que lo "lógico" sería que su presencia en el Consejo de Ministros no fuera a menos y que están trabajando para que eso se cumpla. "Lo intentaremos", sostienen.

Presencia más allá del Consejo de Ministros

Pero no solo a ministerios hacen referencia, sino también señalan como importante ostentar responsabilidades en otros niveles de administración del Estado. En estos momentos, cuentan con Francesc Vallès como secretario de Estado de Comunicación; Víctor Francos como secretario de Deportes y Raül Blanco como presidente de Renfe. Xavier Flores, que es secretario general de Infraestructuras, no es militante del partido.

El PSC busca no solo presencia, sino "influencia" en el futuro Gobierno, y considera que eso pasa por situar a dirigentes considerados pata negra del partido y que, además de experiencia de gestión, aporten sello político en una legislatura en la que Catalunya y la relación con los independentistas será clave. Sin ir más lejos, la apuesta de los Comuns es Ernest Urtasun al frente de Cultura, cosa que demuestra cómo las formaciones catalanas buscarán marcar perfil en el ejecutivo. El mismo Illa explicó este martes que ha "compartido" con Sánchez la decisión de dar carpetazo a las causas del 'procés' desde la "convicción" de que será un analgésico para resolver el conflicto territorial.

El baile de nombres a la interna ya ha empezado, pero condicionado a la premisa de que, cuando se trata de Sánchez, todo es "imprevisible". Lo que se da por seguro es que Illa, que ya fue ministro de Sanidad durante el primer año de pandemia, no se va a mover de Catalunya con la vista puesta en intentar ser president de la Generalitat tras las elecciones que se celebrarán, como muy tarde, en poco más de un año. Con él al frente del partido, el PSC ha logrado ganar las tres últimas elecciones sumando en las últimas generales más votos -1,2 millones- que ERC, Junts y CUP juntos.

Granados, en la quiniela

Uno de los nombres que se maneja como ministrable es el de Eva Granados, hasta ahora portavoz del PSOE en el Senado y mano derecha de Iceta en el Parlament en la etapa en que lideró el PSC, incluidos los momentos álgidos del 'procés'. También el de la alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, que lleva 15 años ostentando este cargo con una amplia mayoría y que es una dirigente que tiene bien engrasada la relación con Junts, un vínculo que Sánchez necesita consolidar para garantizar la continuidad de la legislatura. Marín presidió la Diputació de Barcelona hasta las últimas municipales en un gobierno compartido con los posconvergentes que finalmente no se reeditó por la jugada de Jaume Collboni de arrebatarle a Xavier Trias la alcaldía de Barcelona.

Hay quien no da por jubilado al mismo Iceta, ya sea mirando a la Moncloa o con la vista puesta en las elecciones europeas. Más difícil se ve la repetición de Raquel Sánchez como ministra tras ser reprobada en el Congreso a instancias del independentismo por la gestión de Rodalies, cuyo traspaso se ha acordado con ERC. Y otros tótems municipales del socialismo catalán entran también en las quinielas, aunque Illa se reserva algunos nombres pensando en la posibilidad de estar en el próximo Govern. Se saldrá de dudas pronto, ya que se da por descontado que, tras la investidura, el diseño del nuevo Gobierno se anunciará rápido con el objetivo de desactivar las protestas de la derecha y la ultraderecha.

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