DEBATE EN EL CONGRESO

La investidura más polarizada: “División histórica” por el empate entre bloques y el debate territorial

Los expertos creen que las protestas en las calles seguirán hasta Navidades y después, durante la legislatura, con momentos de "pico y de valle", conforme se acerquen las citas electorales y según se desarrolle la amnistía

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Protestas contra la amnistía, convocadas por el PP, en Barcelona el pasado domingo.

Protestas contra la amnistía, convocadas por el PP, en Barcelona el pasado domingo. / JORDI COTRINA / EPC

Isabel Morillo

Isabel Morillo

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Un dispositivo de 1.600 antidisturbios velará por la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso este miércoles y jueves. Una cifra equiparable, según Interior, al dispositivo de seguridad diseñado para un partido de fútbol de alto riesgo en Madrid. En octubre de 2016, mil efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado vigilaron la investidura de Mariano Rajoy. ¿Es esta la investidura más polarizada y en mitad del clima social más tenso que se ha vivido en España? Los expertos coinciden en que "la división es histórica" pero recuerdan que en este país hemos vivido un intento de golpe de Estado el 23F de 1981, y que solo hay medición de la polarización desde hace diez años. Antes no se cuantificaba empíricamente la división en la opinión pública.

También pronostican que las protestas en las calles seguirán hasta Navidades y después, durante la legislatura, con momentos de “pico y de valle”, conforme se acercan las citas electorales. Hay elecciones vascas, catalanas y europeas en el calendario. Dependerá de cómo se vaya aplicando la amnistía. Y, por último, según el papel por el que se decante el PP, si decide o no apartarse totalmente de las protestas de Vox y los ultras que orbitan a su alrededor.

Medir la polarización

“No hay medición, no sabemos cómo era la polarización en los 90, pero da la impresión de que sí se celebra el debate de investidura más polarizado de los últimos tiempos”, señala Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III. En la política española hay un doble eje que agita la polarización: la discrepancia izquierda, derecha y el centro, periferia, y “en este caso están los dos solapados”. El actual sistema de bloques, “con un ala izquierda, con los nacionalistas e independentistas catalanes y vascos, y al otro lado, el PP y Vox” ahonda en la “división política”.

Simón, que acaba de estrenar el libro “Entender la Política. Una guía para novatos” (Alfaguara), explica que a esa división se suma “la angustia existencial”. “Si te dicen que hay un golpe de Estado, que España se va a desintegrar, que el país peligra, que vamos a una dictadura… hay gente que desconecta de la política ante esas exageraciones pero hay otra que de verdad se cree esto. Todo ese discurso legitima que se haga cualquier cosa, el miedo funciona”, reflexiona aludiendo a algunas de las referencias de los líderes de Vox, en menor medida del PP, respecto a la investidura de Pedro Sánchez.

Para el sociólogo Luis Miller, investigador del CSIC, sí es “el debate más polarizado” y “el principal motivo es que venimos de un empate entre bloques en las elecciones generales”. “El 23J, lejos de resolver la competición política extrema que vivimos en España desde 2014 o 2015, la ha agravado. No se acepta el resultado de las urnas entre los dos bloques ideológicos. Ninguno acepta la victoria del otro pero sobre todo no acepta la derrota propia”, señala Miller. “El PSOE va a gobernar el país pero el poder territorial está en manos del PP y esa situación provocará mucha tensión”, vaticina.

Para este investigador del CSIC “el resultado de las elecciones, desde el punto de vista de la polarización, fue el peor posible” pero es que “encima se han pactado asuntos como la amnistía que profundizan en una división histórica, entre la derecha española y la izquierda alineada con la derecha nacionalista de Junts y PNV”. “En 30 años no había existido una división tan importante en este eje”, advierte.

Crisis económica y covid

“Venimos de un malestar mal curado por la crisis económica. La aparición de los nuevos partidos elevó la polarización. Vox nació y creció de la mano del 'procés' de Cataluña. Ese malestar es propio de una democracia moderna, no es algo que no pase en otras democracias occidentales, hay crisis profundas”, explica Simón mirando alrededor de España. Tras la recesión económica vino “una angustia exacerbada por la pandemia”. Con el covid “además desaparecen los actores tradicionales, todo tiene un fuerte impacto psicológico, el nihilismo social que se impone es la creencia de que ‘no vamos a ir a mejor’, las zonas rurales se levantan contra las urbanas, se incrementa de manera gradual el rechazo a los partidos”.

La politóloga Cristina Monge se declara “bastante alérgica a poner la etiqueta de la investidura más polarizada porque en España hemos tenido intentos de golpes de Estado” pero avisa de que estamos en un “discurso político muy beligerante, agresivo”. “Desde la moción de censura de 2018 oímos hablar de un gobierno ilegítimo y eso se cuela en la conversación pública, la gente se contagia y la tensión social va 'in crescendo'”, advierte.

“Con todo, la española es una sociedad que está cada vez más polarizada pero nada tiene que ver con Estados Unidos, por ejemplo, o con Brasil, es incomparable”, señalan Monge, que recomienda el trabajo empírico de Mariano Torcal en el libro “De votantes a hooligans. La polarización política en España”. Ese estudio señala que “la polarización más preocupante es la afectiva, el disgusto que nos provocan quienes no piensan como nosotros”. Esto no supone “un peligro inminente de colapso democrático” aunque “sí tiene consecuencias importantes en el sistema político: reduce la confianza en las instituciones y la valoración de la democracia”, apunta Torcal en este manual. Todo eso conduce “a sociedades más fragmentadas, menos cohesionadas”.

Vox rompe consensos

"Vox es un partido que ha roto los consensos, se emplean palabras en el debate político que antes no se usaban, excesos en el trabajo parlamentario que rompen los acuerdos y es un ambiente que permea hacia abajo. PP y Vox han entrado en la lógica de la competencia pero todos los partidos deberían parar y pensar en qué es o no aceptable. Lo malo es que meter otra vez la pasta dentífrica dentro del tubo es casi imposible", avisa Simón y coincide con sus colegas.

Para Miller, autor del libro "Polarizados. La política que nos divide" (Deusto), "vamos a vivir dos legislaturas paralelas, una excepcional, que seguirá con protestas en la calle durante semanas, posiblemente hasta final de año, que continuará con picos y valles. Junto a otra legislatura normal". "Vox y toda la extrema derecha está agitando las protestas. Tienen conexiones internacionales, ayer vimos Tucker Carlson (referente del trumpismo) con Santiago Abascal en Ferraz. Están bien organizados aunque menos que en otros países. Por ejemplo, en Grecia la extrema derecha tiene milicias. Ellos van a seguir en la calle y si los ultras que orbitan alrededor consiguen organizarse cada vez que pase algo, será peor".

"La tensión política seguirá al alza pero llegará un momento que empezará a aflojar. Desaparecido Podemos, Sumar tiene otro lenguaje muy diferente, por lo que el problema está ahora mismo en el discurso de la derecha, de Vox, y de lo que se deje arrastrar el PP. También de Junts, que es derecha también, aunque en el bloque de las izquierdas. Por eso yo siempre pregunto ¿por qué lo llaman polarización cuando quieren decir derechización?", señala Monge. A su juicio, "el PP necesita que Vox se debilite y las protestas en la calle, el enfrentamiento con Cataluña, es lo que más alimenta a la extrema derecha en España. Le están dando gasolina. Mucho de este incendio dependerá de la actitud del PP".