Acción Exterior

El Govern pone a prueba su red de 'embajadas' en el exterior con la oficialidad del catalán en la UE

Aragonès traslada a la Comisión Europea la necesidad de oficializar el catalán

La Generalitat contacta con los gobiernos europeos para lograr la oficialidad del catalán en la UE

El Govern lanza una campaña en los 27 países de la UE para defender la oficialidad del catalán

El 'president' Aragonès y la 'consellera' Serret en un viaje reciente a Italia.

El 'president' Aragonès y la 'consellera' Serret en un viaje reciente a Italia. / EFE

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La Casa dels Canonges, aparte de ser la antigua residencia del president de la Generalitat, alberga la sede del Departament d'Acció Exterior. Es martes y, tras el ventanal que da a la calle Pietat del casco antiguo de Barcelona, la consellera está en su despacho a punto de dar comienzo a una reunión importante. Ha citado telemáticamente a todos los delegados de la Generalitat en países miembros de la Unión Europea (UE). El punto del orden del día de la cita es fácil adivinarlo: el estado de las gestiones para conseguir que el catalán sea lengua oficial de la Unión. La número 25. Según expresó recientemente la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, esta es "la operación de política exterior [del Executiu] más grande que se ha hecho hasta el momento". Como mínimo, lo que seguro que supone, es el mayor examen a la acción exterior de la Generalitat hasta la fecha. Para lo bueno -si se consigue- y para lo malo -si no-.

En la reunión en la sede del departamento, como pudo presenciar este diario, lo primero que se hace es presentar la campaña publicitaria para defender la oficialidad ante los 27 países de la UE. Pero en seguida se pasa la palabra al delegado de la Generalitat en Bruselas, Ignasi Centelles. Difícilmente alguien puede tener mejor información que él en este cónclave. En su exposición va al grano y es crudo: por ahora no hay ningún "veto" claro a la medida, pero tampoco hay algún apoyo oficial. Según cuenta, el grueso de países no es especialmente partidario ni detractor, sino que, simplemente, se está "a la expectativa de cómo se posicionan las mayorías". Y aquí es donde llega el concepto clave: llegará un momento en que alguien tomará una decisión y empezará a arrastrar al resto hacia el sí o hacia el no. Será "el efecto bola de nieve" el que explicará el desenlace.

Los argumentos

Para lograr que la iniciativa salga adelante, una de las piezas que más ha movilizado el Govern es su red de delegaciones en el exterior, las conocidas como 'embajadas' catalanas. En conversación con EL PERIÓDICO, Centelles explica el principal obstáculo para la oficialidad del catalán: Catalunya no es un Estado y, por lo tanto, no forma parte del 'working group' del Consejo de la UE que trabaja en el asunto. Es por ello que la labor de la Generalitat es hacer una "campaña de incidencia", es decir, tratar de llegar a los países miembros a través de sus representantes permanentes en Bruselas; de su cuerpo diplomático -embajadas y consulados en Madrid y Barcelona- y de sus ministerios de Asuntos Exteriores.

"Por lo que sabemos, no hay ningún estado que haya planteado un veto", continúa Centelles. Eso sí, la mayoría se interesan por las "consecuencias legales, administrativas y económicas" de incorporar el catalán al club de las lenguas oficiales de la Unión. La Generalitat ha elaborado un argumentario para tratar de resolver todas esas dudas. Allí se defiende, entre otras cosas, el encaje jurídico y un coste razonable para las arcas de la UE, aunque España haya defendido que se hará cargo de los gastos que suponga la medida. Lo que avisa Centelles es que difícilmente el desenlace será inminente. "Esto va para largo. Será una lucha de semanas y de meses", resume.

El relato y las cifras

La delegación exterior en Bruselas es la más importante para este cometido, pero el resto también tienen su papel. Su trabajo, explica otro delegado en un país de Europa que prefiere no ser citado, es tratar de incidir en tres grandes bloques: en la opinión pública (opinantes relevantes y medios de comunicación); en la "sociedad civil conocedora del tema" (académicos, por ejemplo), y en los gobiernos nacionales y responsables políticos de cada estado miembro. Del primero y el segundo es fácil encontrar ejemplos, como el artículo que publicó el president de forma simultánea en 15 medios de comunicación europeos. Del tercero es casi imposible. La discreción es máxima. La consellera d'Acció Exterior, Meritxell Serret, se reunió la semana pasada en Madrid con tres embajadores y no quiso revelar quiénes. "No queremos poner el foco en ningún país", explican desde el Govern.

"Somos facilitadores de información y tenemos que aportar confianza de manera directa", añade el mismo delegado de la Generalitat en el exterior. Su experiencia es que "la gente entiende el relato", pero "necesita tener cifras". El Govern plantea varias, como que el servicio de traducción de la UE solo es un 1% del presupuesto comunitario y que, incluir el catalán, tendría un efecto menor. Este 'embajador' considera que se trata de las "operaciones más grandes" que ha hecho Catalunya en "los últimos años" y se muestra optimista con que finalmente se consiga que el catalán sea oficial en la UE: "Hay una oportunidad muy real, lo tenemos cerca, por eso está trabajando duro", concluye.

La relación con el Gobierno

Otra de las claves, admiten desde el Palau de la Generalitat, es que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez está "comprometido" en conseguirlo. Serret mantiene el contacto con el ministerio de Asuntos Exteriores y el propio president ha hablado con el ministro, José Manuel Albares. La Generalitat ha modulado su discurso respecto al Ejecutivo central. Se mostró muy crítica al principio, en el primer intento fallido de que se oficializara -el pasado 19 de setiembre-, pero el propio Pere Aragonès reconoció después que había habido "avances significativos".

Si el gran 'hándicap' para la Generalitat es no poder estar presente en el órgano donde se tomará la decisión final, hay una ventaja si el desenlace termina siendo negativo: poder culpar al Gobierno, que sí tiene silla en todos los órganos. Pese a todo, por ahora, todos los esfuerzos están centrados en tratar de lograrlo. En conseguir, en definitiva, que cuando se forme "la bola nieve" caiga por la ladera del sí a la oficialidad.

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