Debate sobre la amnistía

Aragonès se reivindica en el Senado ante un PP que centra sus críticas en Sánchez

Aragonès avisa de que la amnistía es solo el "punto de partida" para que Catalunya vote en un referéndum

El PP rechaza la amnistía por considerarla una "petición de disculpas a los independentistas"

El PSOE desdeña el debate sobre la amnistía en el Senado: "El PP parasita las instituciones"

Pere Aragonès a su llegada al Senado.

Pere Aragonès a su llegada al Senado. / David Castro

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"¿Esto suele ser habitual?", le preguntaba una trabajadora del Senado a otra compañera poco antes de las 10 de la mañana de este miércoles. Frente a ella, ocho cámaras de televisión apuntaban hacia la puerta principal de la Cámara alta, por donde minutos después ha entrado el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, para darse ese baño de focos que venía buscando. El también dirigente de ERC hizo lo que venía a hacer: defender la amnistía y recordar sus líneas rojas para la negociación con Pedro Sánchez. Después, dejó con la palabra en la boca a los 13 presidentes autonómicos del PP que, sorprendentemente, salvaron de sus críticas más duras a Aragonès para dirigirlas al presidente del Gobierno en funciones.

En catalán -como también lo ha hecho la presidenta de Baleares, Marga Prohens o Alfonso Rueda en galego- y durante diez minutos, Aragonés reivindicó la amnistía como "paso imprescindible" y "punto de partida" de un camino que, dijo muy convencido, terminará en la celebración de un referéndum. "Acordado" y "reconocido" por todos, eso sí. También puso sobre la mesa la mejora de la financiación de Catalunya, algo que levantó muchas asperezas en los presidentes populares, y el traspaso de las competencias de Rodalies. El 'president' ha acusado al PP de "azuzar el anticatalanismo" y, buscando empatía para sus demandas, ha recordado su condición de "nieto de andaluces".

Con todo dicho, se bajó de la tribuna y, haciendo valer su palabra, se marchó de la Cámara Alta sin escuchar a sus homólogos. Ni un minuto tardó desde que ha sentenciado que "Catalunya votará en un referéndum por voluntad, por perseverancia y por democracia" hasta que salió a la plaza de la Marina Española, donde le esperaba su coche bajo la lluvia. La cita se había acabado para él.

Todos contra el PSOE

En el antiguo salón de sesiones del Senado empezó entonces el desfile de los trece presidentes autonómicos del PP y de las dos ciudades autónomas. Los tres del PSOE -el asturiano Adrián Barbónel castellano-manchego Emiliano García-Page y la navarra María Chivite-, el lehendakari, Íñigo Urkullu, y el jefe del Gobierno canario, Fernando Clavijo, no asistieron. Con todo el foco para ellos, los conservadores afearon la marcha de Aragonès, aunque alguno, entre ellos el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, le agradeció su asistencia. No hicieron lo mismo con Sánchez y el resto de miembros del Gobierno, a los que criticaron por no asistir a la cita.

La premisa sobre la que ha pivotado el discurso de los conservadores fue denunciar que la amnistía supone otorgar al independentismo la categoría de "víctima". "No sería perdonar, sería pedirles perdón", sentenció Moreno y lo repitió después Prohens. "Si esta indignidad triunfa, pronto no habrá españoles", llegó a decir la madrileña Isabel Díaz Ayuso. Después, desplegaron una retahíla de acusaciones contra el jefe del Ejecutivo en funciones por "mantener el poder a costa de lo que sea" y "subastar España a cambio de unos meses más de poltrona". Todo, insistieron una y otra vez, para conseguir los siete votos de Junts.

"El problema no es que el independentismo quiera imponer sus exigencias, lo realmente grave es que hayan encontrado a un político que tenga la voluntad de satisfacerlas", denunció el presidente de Murcia, Fernando López Miras. Entre los más críticos estuvo el jefe del Ejecutivo aragonés, Jorge Azcón, que fue tajante al afirmar que el referéndum y la amnistía que Sánchez negocia son "ilegales, sin género de dudas". "Seré un presidente rebelde frente a cualquier intento de quebrar la unidad de España", clamó. Lo mismo hizo su homóloga extremeña, María Guardiola.

La respuesta

No solo habrá rebelión. También avisaron de que, como ya dijo Alberto Núñez Feijóo, llevarán cualquier ley de amnistía o un futuro referéndum ante la Justicia. Lo mismo harán ante cualquier favor económico que reciba Catalunya. Justamente, la posible condonación de la deuda fue uno de los puntos más criticados por los populares. A este respecto, aprovecharon para reclamar un nuevo sistema de financiación -evitando las contradicciones que conviven dentro del PP- y muchos de ellos achacaron al Gobierno las carencias de sus territorios.

A excepción de Vox, la respuesta del resto de formaciones resultó unánime, denunciando el uso partidista que el PP hace del Senado. "El PP ha venido aquí a continuar avivando el enfrentamiento con Catalunya para coger cuatro votos", resumió la portavoz de ERC, Sara Bailac, antes de criticar que los conservadores no hayan hecho "ni una sola propuesta".

"No utilicen su mayoría absoluta para desvirtuar la Cámara y encima quieran que colaboremos", les dijo del portavoz del PSOE, Juan Espadas, el único socialista que intervino en el debate. Tildando la sesión de un "ataque preventivo", evitó pronunciarse sobre la amnistía -solo ha dicho que todos los pactos serán dentro de la Constitución- y criticó las políticas del PP que crean "desigualdad". De los 13 presidentes conservadores que pusieron el grito en el cielo por la ausencia de Sánchez solo quedaba uno en la sala, Juanma Moreno, -contra quien Espadas perdió las elecciones autonómicas- para escuchar sus palabras.