Mesa del Congreso

Nueva advertencia de Puigdemont al PSOE: "Hacen falta hechos comprobables" antes del eventual apoyo de Junts

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La candidatura de Francina Armengol no levanta ampollas en Junts y ERC

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont.

Fidel Masreal

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Junts per Catalunya lleva meses encadenada a una estrategia, la de la confrontación con el Estado. Una posición liderada por el 'expresident' Carles Puigdemont, de la mano del sector más unilateralista y combativo del partido, y que se traduce en decisiones contrarias a la lógica de los partidos: salir del Govern, evitar gobernar la Diputación de Barcelona con los socialistas y, ahora, quizá, renunciar a cuotas de poder e influencia en la política española si no se consiguen, en palabras de Puigdemont, "hechos comprobables". Esta previa es necesaria para entender que la decisión de este jueves que tome Junts puede ser cualquiera pero no se guiará por la lógica de las cuotas de poder, sino por lo que sirva mejor a la beligerancia contra el Estado y, no menos importante, a la lucha contra ERC por la etiqueta de la coherencia y el 'no surrender' ante el Estado. Y todo ello lo decidirá una sola persona: Puigdemont. El partido ha decretado el fin del debate interno y externo para evitar discrepancias y aprovechar todos los focos.

"Todo es posible"

La ejecutiva de este jueves a las 8.00 de la mañana será un trámite, y es impensable que se cuestione la decisión que tenga ya cocinada Puigdemont con el beneplácito del secretario general, un Jordi Turull que lleva días exigiendo a los suyos silencio (incluidos los tuits, concreta en sus mensajes) y limitándose a citarles unos versos de Miquel Martí i Pol: "Todo está por hacer y todo es posible". Junts quiere demostrar que tanto le da el PSOE o el PP al frente del Congreso, que ellos sí negocian con posiciones de máximos a diferencia de ERC y que no se doblegarán por unas cuotas de catalán en las Cortes o por que se les conceda el grupo parlamentario propio. Esta actitud vale para la votación de la Mesa del Congreso y para la negociación de investidura.

Dado que no habla nadie, los tuits de Puigdemont se convierten en el oráculo. Sin duda, el 'expresident' se siente cómodo en una posición no soñada tan solo un mes atrás, la de ser el epicentro de la política estatal. Y no duda en tirar de ironía, en responder a la popular Díaz Ayuso y en lanzar mensajes sin respuestas claras, para jugar al nerviosismo de los rivales. Este miércoles se ha limitado a afirmar que la posición de Junts no ha variado y que la decisión de este jueves de su partido no tiene que ver con tener un cargo en la Mesa. "Hacen falta hechos comprobables antes de comprometer ningún voto", sostiene. "Y da igual si hablamos de acuerdos para la mesa como de acuerdos de más calado, como sería el de la investidura", añade.

En su mensaje, insiste en despreciar las "presiones" de última hora e incluso insultos. Da toda la impresión de que se está desquitando de su situación política y personal desde 2017 en Bélgica. Y es que en toda esta ecuación no hay que menospreciar el peso del factor humano, de los rencores, odios y recelos a tres bandas entre Junts, ERC y los diferentes representantes del Gobierno y la judicatura. Por ello Puigdemont usa adjetivos significativos como la "desconfianzar": respecto al "chantaje" del que se acusa a Junts en estas negociaciones, replica que la posición de su partido es el resultado de "una profunda desconfianza, basada en hechos reales, que no desaparecerá por un acuerdo y que un desacuerdo no hará más profunda".

Puigdemont, en efecto, no revela sus cartas ni sus condiciones negociadoras concretas, y sigue cargando sus mensajes de una gran distancia política respecto a los interlocutores de su partido. De condiciones solo se intuye la necesidad de tramitar una ley de amnistía en el Congreso, el uso del catalán y otras tramitaciones como la de una investigación sobre el 'caso Pegasus'. Pero todo esto son comentarios que algún dirigente hace en privado, sin excesiva información. Todo lo centraliza Puigdemont. A su servicio, Turull y la jefa de filas en Madrid, Míriam Nogueras, una mujer con un perfil de abierta confrontación que fue la elegida para el cargo precisamente por si se daban situaciones como la actual. Nogueras equipara al PP y al PSOE y desprecia la actitud pactista de ERC. Lo hace con desdén y con sarcasmo. El 'exconseller' de Economia Jaume Giró, de perfil contrario a Nogueras, aspiró a las primarias para ser cabeza de cartel el 23J. Puigdemont y Turull le recomendaron vivamente que no diera el paso, y se retiró sin disputar las primarias. Giro representa un perfíl dialogante a las antípodas de esta estrategia ahora desplegada por Puigdemont.

Turull: "No nos pronunciemos en ningún sentido"

Que manda Puigdemont, desplazado a Bélgica desde 2017 y con una profunda animadversión hacia el PSOE y ERC, lo demuestran sus mensajes y el cierre de filas que decreta cada día el secretario general, Jordi Turull. Este martes, en un mensaje interno a la dirección tras conocerse la candidata del PSOE a presidir el Congreso, Francina Armengol, Turull volvió a reclamar "que sigamos guardando silencio (tuits incluídos) y no nos pronunciemos en ningún sentido". "Nuestra decisión sobre nuestro sentido de voto como quedamos a tomaremos conjuntamente el jueves por la mañana", recuerda. Es decir, protagonismo, personalización en Puigdemont, guerra psicológica y exhibicón de músculo unilateralista.