Camino al 23-J

El PSC, en la gestión del Govern, y Junts, en el frente de Madrid, tienden puentes a un Aragonès que se deja querer

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Pere Aragonès interviene en el Parlament

Pere Aragonès interviene en el Parlament / FERRAN NADEU

Xabi Barrena
Carlota Camps
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"¡Qué tiempos nos han tocado vivir!", señaló Salvador Illa al inicio de su intervención en la sesión de control al 'president'. Se refería el `rimer secretario del PSC a la ‘espantada’ de golpe de Estado en Rusia y a la columna de blindados hacia Moscú que se desvaneció en un periquete. Pero podría ser extrapolable. Por ejemplo, no deja de ser curioso que en puertas de la ‘madre de todas las batallas electorales’, de esas que ocurren cada 15 o 20 años y que suelen coincidir con asaltos del PP a la Moncloa, la mencionada sesión de control haya sido una corriente continua de aire generado por las propuestas de unidad y consenso, en lugar del escenario de las primeras escaramuzas entre partidos. Siempre con la extrema derecha lanzando sus fatuas propagandísticas, reflejo de su propia visión de la realidad, es decir, vociferante contra "la creciente islamización de Catalunya".

Hubo llamadas a la unidad y el consenso del PSC y de Junts, y ante ellas Pere Aragonès se mostró receptivo. En sí, ninguna de ambas era nueva, pero sí que genera un paisaje distinto la coincidencia de ambas. Illa, fiel a la reiteración de sus ideas clave, por encima de la voluntad de ‘epater’ con cuestiones de la más estricta actualidad, propuso de nuevo al ‘president’ la elaboración de “cuatro o cinco grandes pactos nacionales que son necesarios y urgentes, pero que hay que hacerlos poco a poco”. 

El republicano, que siempre hace gala de una voluntad de diálogo inscrita en su ADN, tras subrayar que ya se ha han hecho algunos de estos grandes acuerdos, como el de la industria, le recordó al socialista que no basta con que los partidos catalanes se pongan de acuerdo, puesto que, para avanzar en algunos campos, es preciso ocupar áreas “competenciales que exceden de este Parlament, por lo que las propuestas hay que defenderlas más allá de ellas”. Dicho en román-paladino, ante el Estado.

Frente de Madrid

También la iniciativa de Junts, expresada por Albert Batet, era un viejo conocido. El frente unitario en Madrid, idea lanzada por el propio ‘president’ como reacción al batacazo de ERC en las municipales. “Es el momento de buscar un mínimo común denominador en Madrid”, razonó Aragonès, dejando en el aire que quizá era necesaria el nacimiento de esa bolsa de abstención en el electorado independentista para que los más reacios a ir de la mano, en algunos aspectos, en su partido vieran que la unidad era no solo necesario, sino aconsejable.

También en la carpeta del ‘procés’, porque ese mínimo común entre ERC y Junts solo puede darse en esa área, se involucró la CUP. Eulàlia Reguant recordó al ‘president’ que se comprometió a realizar a mediados de 2023 un balance de la marcha y los resultados de la mesa de diálogo con el Estado . Para la CUP huelga decir que ese balance es “muy negativo, ni amnistía ni autodeterminación han estado en la mesa”. “Gran parte del correctivo electoral en forma de abstención está motivado por el desconcierto, desmovilización de la mesa de diálogo fallida e incapacidad de cambio de rumbo”, desarrolló Reguant. 

Nuevo referéndum

Ante ello, la anticapitalista abogó por “ volver a poner el referéndum sobre la mesa aprovechando que España tiene la presidencia de la UE”. Aragonès repuso que su “obligación es no quedar atascados en los reproches” y recordó que, a lo largo de los más de 10 años de ‘procés’ “votamos dos veces y las circunstancias hicieron inviable aplicar resultado. Y esto se debe superar. ¿Cómo se supera? Buscando el apoyo internacional”, sentenció el ‘president.