Análisis

Las 3 razones que convirtieron a Jaume Collboni en alcalde de Barcelona

Jaume Collboni logra la alcaldía de Barcelona en una investidura de infarto

Perfil: El otro 'hijo del Guinardó' que le arrebata la vara a Xavier Trias

Jaume Collboni, elegido alcalde de Barcelona

Jaume Collboni, elegido alcalde de Barcelona / MANU MITRU

Júlia Regué

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ERC y Junts llevaban semanas ajustando cuentas y nutriendo al PSC de poder local con su disputa. Pactos por doquier, incluso allá donde tenían mayoría en suma. Pero el independentismo, pese a todo, iba a coronarse en la plaza más preciada: Barcelona. La entente entre Xavier Trias y Ernest Maragall por un gobierno de coalición se cocía con discreción mientras llovían puñaladas entre los cuarteles de los dos partidos tras las elecciones del 28 de mayo. La exhibición del propio acuerdo servía para recomenzar y permitía eclipsar los otros pactos a traición. Pero Ada Colau movió ficha, lo dinamitó, propició que Daniel Sirera hiciera un Manuel Valls -con la diferencia de que el alcalde es Jaume Collboni y no ella- y se volvió a vengar de Trias. "Que les den a todos", respondió el alcaldable y ya para siempre exalcalde.

El 'regalo' de Feijóo

La 'operación Sirera' se diseñó en Madrid, con la complicidad de cuadros políticos en Catalunya. Los Comuns priorizaron la renuncia a la entrada en el gobierno municipal a decapitar políticamente a su lideresa y Collboni pudo así convencer a los populares de que no podían hacer otra cosa que no fuera votarle. "Es una trampa", espetaba un sector del PP catalán, mientras el otro veía cómo se cumplía la anhelada carambola. Ya no tanto por el éxito de Collboni, sino por el triunfo en el pulso interno que se abrió en el partido.

Pero, ¿por qué Alberto Núñez Feijóo cede a Pedro Sánchez la alcaldía más cotizada para el PSOE? Por las generales. El líder del PP corta de raíz cualquier intento socialista de tacharle de irresponsable, 'vende' que gracias a él se evita un gobierno independentista en la capital catalana y, de rebote, noquea a los Comuns. A la vez, gira el foco y minimiza el impacto de los acuerdos con la extrema derecha de Vox en otros municipios. Un 'regalo' envenenado, todavía más, a sabiendas de que Collboni es investido en minoría.

El 'puzle' de Collboni

Collboni tiene la vara de mando, pero es tan débil como el de Pere Aragonès en la Generalitat. Buscó a Trias, que eligió a ERC, y después tuvo que enterrar el tripartito de izquierdas. Ahora, el posconvergente y Maragall están en guerra abierta con él al ser damnificados por lo que tachan de "operación de Estado" y los Comuns descartan acceder al ejecutivo local. Al menos, hasta que pasen las elecciones generales. La consecuencia del embrollo apunta a un repliegue independentista en la Diputació, pero eso ya queda en manos de las cuotas de poder y los fondos. Con el único con el que Collbonin ha suscrito lo más parecido a un pacto es, precisamente, Sirera, quien requería de una contrapartida para defender la cesión de sus cuatro ediles: más policías, una oficina contra la ocupación, la supresión de la moratoria hotelera y del recargo de la tasa turística, que no conecte el tranvía por la Diagonal y eliminar el 30% de vivienda protegida en las promociones. El alcalde deberá resolver el puzle con unas pretensiones incompatibles con las de Barcelona En Comú.

El 'final' de Colau

Colau dio por agotado su liderazgo en el Ayuntamiento tras quedar tercera en las urnas. Sabe que paga el precio de la maniobra, pero cree dejar al partido encarado a tejer un acuerdo de gobierno que solvente la pérdida de poder y cargos. Se ha vengado (de nuevo) de Trias, esta vez con los votos del PP, y se prepara para asumir la responsabilidad apartándose del hemiciclo municipal, no sin antes pilotar su propio relevo.

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