Las cuentas catalanas

El PSC plantea un 'todo o nada' a Aragonès para salvar los presupuestos

Los socialistas quieren que el Govern se comprometa con su paquete de medidas y esperan un gesto respecto a los grandes proyectos

El 'president' Pere Aragonès y el jefe de la oposición, Salvador Illa, conversan en el Parlament

El 'president' Pere Aragonès y el jefe de la oposición, Salvador Illa, conversan en el Parlament / QUIQUE GARCÍA / EFE

Sara González
Fidel Masreal
Júlia Regué
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La negociación entre el Govern y el PSC para aprobar los presupuestos encara la recta final empañada por la desconfianza. El Executiu mantiene que ya han atado el destino de 5.386 millones de euros al haber asumido el 87% de los puntos que puso sobre la mesa el partido de Salvador Illa, unas 147 propuestas en el ámbito de la salud, la energía, los derechos sociales, la industria, el conocimiento, la educación la gestión del agua o la movilidad. Pero los socialistas insisten en que quedan aspectos de calado por zanjar que pueden obstaculizar el acuerdo final. Todavía más después de que la Generalitat cifrara los avances en la negociación, una actitud que el PSC considera una "deslealtad" en toda regla. Y es que la partida se juega ahora en el 'todo o nada': Illa hace valer su propuesta de acuerdo para las cuentas en su totalidad, exigiendo así un acuerdo a máximos que incluya los macroproyectos que rechazan los 'comuns' y que pueda exhibir como un triunfo ante la "debilidad" de Esquerra tras la salida de Junts del Consell Executiu.

El planteamiento inicial de ambas partes era alcanzar un acuerdo esta misma semana, pero los recelos mutuos llevan a los negociadores a no tenerlo ahora tan claro. "No habrá un pacto hasta que esté todo acordado", recalca el PSC, que desde el principio ha subrayado que negocia "de igual a igual" porque tiene los mismos diputados que ERC -33- y porque el primer interesado en que haya presupuestos debe ser Aragonès al tener un Govern en minoría. Así que la pretensión es que asuma todas sus condiciones porque, aseguran, estas ya son fruto de priorizaciones y cesiones previas. Su propuesta, insisten, es de mínimos y, por lo tanto, debe ser asumida íntegramente aunque haya medidas que colisionen con el acuerdo ya sellado con los 'comuns'. "Ahora le toca a Aragonès moverse. Nosotros ya hemos dicho todo lo que pedimos", espetan fuentes socialistas, descontentas con el rumbo que ha tomado ERC en la negociación, aunque dudan de que todo descarrile.

De hecho, fuentes del Govern exhiben su optimismo. Aseguran que la globalidad del pacto está prácticamente hecho y son conscientes de que tendrán que hacer un gesto sobre los grandes proyectos, un aspecto incómodo porque puede poner en jaque el apoyo ya cerrado de los ocho diputados de los 'comuns'. En Palau buscan una vía intermedia, que puede pasar por comisiones de estudio y el encargo de informes sobre los planteamientos de cada una de las cuatro iniciativas, sin cerrar la puerta a su desarrollo. Y es que el PSC requiere un apoyo explícito del 'president' Pere Aragonès con la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat y con el Hard Rock del Camp de Tarragona, además de con la Ronda Nord Sabadell-Terrassa (cuarto cinturón) y con Rodalies, poniendo sobre la mesa fechas y cifras.

Las condiciones socialistas son que durante el primer semestre del año se aborde la reforma del aeródromo para convertirlo en un 'hub' intercontinental con el Gobierno y AENA, que se apruebe en 2023 y de forma definitiva el Plan Director Urbanístico del centro recreativo y turístico en Tarragona, que se suscriba en dos meses el convenio con el Ejecutivo central para la ejecución del cuarto cinturón, y que se firme en 60 días el contrato-programa de Rodalies. En cuanto a la petición de no abrir ninguna delegación de la Generalitat en el exterior, el Govern se reafirma en que su apuesta es consolidar las 'embajadas' actuales. Este jueves habrá dos reuniones más: una de carácter político y otra para entrar en las partidas que quedan por concretar.

En Comú Podem sigue desde la barrera y con preocupación la que tendría que ser la recta final de las negociaciones y recuerda que su pacto con el Govern debe quedar "intacto". En una entrevista a EFE, la líder parlamentaria de los 'comuns', Jéssica Albiach, ha advertido al PSC que sería "inexplicable" que tumbara unas cuentas con inversiones sociales clave por defender un proyecto "de sangría y ludopatía" como el Hard Rock. Fuentes de los 'comuns' aseguran que, en caso que el Govern haga algún tipo de gesto en la línea de lo que piden los socialistas con los macroproyectos, este tendrá que ser al margen del acuerdo presupuestario. En todo caso, si se produce, consideran que será simbólico porque se trata de carpetas que incomodan internamente a los republicanos.

Junts, casi fuera

El otro socio potencial, Junts, ve muy avanzadas las conversaciones entre ERC y los socialistas, pero no las da por cerradas. En el partido existe un sector que nunca ha tirado la toalla respecto a la posibilidad de cerrar un acuerdo con Aragonès para las cuentas. Eso sí, creen que no ha habido avances sustanciales en cuestiones claves para Junts como la rebaja de impuestos o elementos de reafirmación soberanista que están a las antípodas de lo que exige el PSC respecto, por ejemplo, al frenazo en el despliegue de las llamadas "embajadas" del Govern en el extranjero. De todas formas, sí pueden lucir haber acordado 80 millones extra para el fomento del catalán.

Pese a las reuniones, mucho menos asiduas que con los socialistas, JxCat parece haber quedado descolgado de unas negociaciones iniciadas bajo una premisa estricta: cualquier pacto con el PSC excluye automáticamente las opciones de acuerdo con la formación independentista que decidió salir del Govern.

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