Almeida considera un "insulto" que el 1-O sea entendido como desórdenes públicos

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (PP), ha afirmado que considerar el 1-O como desorden público es "insultar a la inteligencia de los catalanes", en referencia al anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de derogar el delito de sedición y aplicar el de desórdenes públicos agravados.

Lo ha dicho este sábado en un debate moderado por la eurodiputada Dolors Montserrat con el presidente del PP de Barcelona, Manu Reyes, y el líder popuar en Badalona, Xavier García Albiol, durante la Intermunicipal del PP 'Municipales 2023: El cambio necesario' en Badalona (Barcelona).

"Eso no fue un botellón que acabó con enfrentamientos con la policía. Eso no fue una despedida de soltero que se les fue de la mano y empezaron a quemar contenedores por las calles", ha ironizado. Para Almeida, fue una planificación milimétrica para subvertir el orden constitucional y quebrar la convivencia y la unidad de España: "Eso se llama sedición, no desorden público".

El alcalde de Madrid ha tachado de escandalosos y graves los indultos por el 1-O, pero ha asegurado que la reforma de la sedición es peor, "porque es decirles que no hicieron nada grave y que lo podrán volver a hacer cuando quieran". "La siguiente medida será que rebajen la malversación para que puedan volver Carles Puigdemont y Oriol Junqueras se puedan presentar tranquilamente a las elecciones", ha advertido, y ha reafirmado la voluntad del PP de impedirlo.

Por eso, ha definido textualmente a su partido como bastión de la defensa de los derechos y libertades de los catalanes, orgullosos de ser "la capital de la libertad, que se basa en el respeto a la democracia y al Estado de derecho". Ha acusado a los "gobiernos Frankenstein" de la provincia de Barcelona de tener rencor hacia el PP y ha elogiado la "valentía" de los militantes y cargos del partido en Catalunya por dar la cara en circunstancias difíciles.

Almeida también ha acusado al PSC de abandonar el pacto de mayorías, el espíritu del consenso y la actitud política "que entendía que entre los dos grandes partidos del Estado debía haber consenso en las cuestiones de Estado, y optar por el sectarismo y por atrincherarse de cualquier manera en las instituciones".