SUMAR

Yolanda Díaz estrena su 'escucha' con ecos del 15M: "¿Por qué no decimos 'estamos jodidos'?"

La vicepresidenta segunda del Gobierno organiza la primera reunión con la sociedad civil: "Ahora voy a callarme y escuchar"

Yolanda Díaz en el primer acto de escucha de Sumar.

Yolanda Díaz en el primer acto de escucha de Sumar. / EFE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Yolanda Díaz se estrena como taquígrafa en la nueva fase de su proyecto Sumar. La gallega se ha quitado el traje de vicepresidenta este viernes para lo que ha llamado "el primer escucha", el primer acto en que se reúne con la sociedad civil para dar forma a su candidatura de cara a las generales de 2023. Una hora y media de encuentro donde se ha dedicado casi en exclusiva a tomar notas. "A partir de ahora me voy a callar", anunciaba minutos antes del encuentro, que estaba inicialmente dedicado a la crisis climática, "el principal problema de este país y del mundo", según la dirigente. Armada con un cuaderno rosa -el color elegido por el proyecto-, Díaz presenció una charla que discurrió por un batiburrillo de propuestas más allá del clima; desde la dieta a la vivienda, los impagos, la agricultura o los cuidados. 

La indignación y frustración también tuvo su espacio, llegando alguno a confesar la "ecoansiedad" sufrida por este asunto, al estar centrado únicamente en la "responsabilidad individual". "¿Por qué no decimos la verdad? ¿Por qué tanta tibieza en nuestros discursos? ¿Por qué no decimos 'estamos jodidos'? Digámoslo. Estamos en una crisis climática", criticaba otro de los intervinientes, que se presentó como Rubén, miembro de la asociación Rebelión Científica, procedente de la España Vaciada e hijo de agricultor, que dejó al trasluz la desesperación del sector. "Tenemos una cosecha de cereal del 40% o 50% menos. Es realmente grave". Díaz, con gesto serio, miraba el joven mientras seguía tomando apuntes.

La catástrofe en el futuro inmediato podía adivinarse en casi todas las intervenciones. "El año que viene puede que no llueva en primavera y los cultivos colapsan", advertía este joven, que adelantaba un horizonte negro, con "millones de personas arruinadas, bancarrota y precios por las nubes", advirtiendo de que "millones de personas mueren ya por la sequía extrema en el cuerno de África. Nos enfrentamos a una muerte masiva". "Pasó la época de reciclar tetrabrik, necesitamos ir mucho más allá del geenwashing. Necesitamos cambios estructurales". 

En total, una hora y media de exigencias, propuestas y quejas donde la puesta en escena era clara. El look casual de la dirigente, que se calzó unas zapatillas blancas y llevó una camiseta de tirantes -una vestimenta distinta a la que llevó unas horas antes en el homenaje a las víctimas del covid-19 rompía con cualquier papel institucional, como también lo hacía el formato del acto. En la cooperativa Ecoo, en el barrio madrileño de Lavapiés, con un gran círculo de sillas presidido por Díaz. 34 jóvenes procedentes de distintas organizaciones climáticas, medioambientales o juveniles se iban presentando antes de tomar la palabra. Los perfiles eran de lo más variopintos, pero todos dibujaban un sistema averiado.

La apuesta era marcadamente femenina, con 20 mujeres y 14 varones, y una ristra de ideas donde resonaban los ecos del 15M, 12 años atrás. Uno a uno iban tomando la palabra, mientras Yolanda Díaz apenas levantaba la cabeza del cuaderno y se centraba en tomar nota de las propuestas, que revestían un tinte marcadamente naif y que combinaban expresiones de esperanza, rabia, incertidumbre o pesimismo. "Sin cambios nos vamos a la mierda, directamente", advertía otra de las jóvenes. Tampoco faltaron los 'aplausos silenciosos' que se hicieron célebres en las fórmulas asamblearias del 15M en la Puerta del Sol. Uno de los jóvenes llegó a pedir 20 minutos de silencio para "ahondar en el dolor por la crisis de nuestra civilización", después de citar varias citas de Sabina.

El debate llegó a desviarse por distintos derroteros; uno de ellos fue la exigencia de una de las jóvenes, que pedía someter "a una dieta" no sólo alimentaria -que también- a todos los políticos, con "el compromiso cargos públicos a no comer carne, ni coger coche ni avión, al menos dentro del horario laboral". "Que quienes deciden se autopongan la dieta y que sea obligatoria", pedía. Fue el único punto donde intervino Yolanda Díaz, que interrumpió brevemente para asegurar que no comía carne, algo "que en Galicia tiene cierto mérito".

Si el lanzamiento de Sumar del pasado viernes en Matadero superó todas las expectativas con más de 5.000 asistentes, en esta ocasión se ha tratado de un acto casi privado, con menos de un centenar de personas entre asistentes y periodistas. La convocatoria no era abierta y estaba únicamente dirigida a la prensa. Y aunque Díaz intentó dejar de lado durante unas horas la Vicepresidencia, no le permitieron dejar de lado la seguridad, con la visible presencia de sus guardaespaldas en distintos puntos de la sala. Por este mismo motivo el lugar estaba cerrado, sino que la organización se iba encargando de abrir las puertas para permitir el paso. 

La gallega sí protagonizó el cierre del encuentro, con una suerte de conclusiones. "Estoy muy agradecida, he aprendido muchísimo, he tomado notas", comenzó. "La reflexión que habéis hecho me emociona". "Tenemos que actuar ya"; "quiero deciros que la justicia social va de la mano climática, y os lo dice la persona que ocupa temporalmente la cartera de Trabajo y Economía Social", advertía, poniéndose por momentos de nuevo el traje institucional.

Apuntó además al carácter marcadamente europeísta de su proyecto, recogiendo algunas peticiones lanzadas a nivel de la Eurozona. "De esto va Sumar, de que todo lo que hagamos sea con una vocación europeísta de fondo". Díaz también pidió a los asistentes "que escribáis el New Green Deal que debe ser vuestro", ha pedido, antes de invitarles a participar en alguno de los 25 grupos de trabajo que ya están en funcionamiento para elaborar el futuro programa.

"Lo que más me ha gustado es escucharos hablar de esperanza. Se me ha criticado estos días por hablar de felicidad, de esperanza, de un país mejor. Y me ha reconfortado escuchar esas palabras en vosotros hoy", ha señalado. "Os pido que no dejemos estas palabras -esperanza, felicidad, amor, sueños- en manos de negacionistas".