La estrategia independentista

ERC ya debate puertas adentro posibles planes b a la mesa de diálogo

El partido recoge el guante lanzado por el 'president' en su discurso de Sant Esteve y trabaja discretamente en diseñar posibles estrategias de "confrontación democrática"

El Govern cuenta con que el Acord Nacional per l'Amnistia i l'Autodeterminació nazca antes de Semana Santa

Pere Aragones y Oriol Junqueras

Pere Aragones y Oriol Junqueras / periodico

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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Negros nubarrones se ciernen sobre la mesa de diálogo y negociación por el conflicto catalán. La dependencia de Pedro Sánchez del calendario electoral y el listón que pone el Govern sobre los temas a abordar en este foro (amnistía y autodeterminación, incómodos para el PSOE ni que sea para hablar de ellos) dibujan malas perspectivas. Era algo intuido, imaginado e, incluso, explicitado, así como la necesidad, por parte del independentismo, de pensar los pasos a seguir cuando el foro se agote, al menos, en esta legislatura porque, como apunta una voz significativa de ERC “ojalá sea en esta mesa, pero si no será en su continuación. Pero el conflicto sólo se resolverá sentados y hablando. La mejor confrontación democrática es la mesa de negociación”.

Tras meses en que los más independentistas más descreídos sobre la mesa, sin ir más lejos, el partido que gestiona la mitad del Govern, Junts, apuntaba la necesidad de ir buscando “un plan b”, el mismo ‘president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, llamó, en su discurso de Sant Esteve, a la unidad de los secesionistas para trazar una ruta alternativa si el diálogo se frenaba.

El 'president' llamó por Sant Esteve a "buscar alternativas con realismo y el máximo consenso posible"

En la alocución, el 'president' señaló que el 2022 debía ser el año en que la negociación aportara "resultados tangibles". Sin embargo, añadió, si el diálogo embarrancase habría que empezar "a construir alternativas, actuando con realismo, con el máximo consenso posible y aprendiendo del camino que se ha hecho hasta ahora".

Demostración práctica

Y cómo el movimiento se demuestra andando, según enseñó Diógenes 'el cínico', y según ha podido saber este diario, el partido liderado por Oriol Junqueras y Marta Rovira ha iniciado una serie de debates internos, entre unos pocos elegidos de la cúpula, para dibujar e imaginar posibles escenarios de "confrontación democrática" alternativos a la mesa de negociación. Escenarios que toman como base la movilización y desobediencia colectiva. Huelga decir que las reflexiones son absolutamente secretas.

La ponencia política que se discutirá el fin de semana del 13 de marzo, en la Conferència Nacional republicana, añade un elemento nada casual a ese plan b. La nueva hoja de ruta debe ser útil, no solo para cuando la mesa fracase, algo que se da como asumido y a lo que incluso se pone fecha -viendo el ciclo electoral que se abre en la primavera del 2023- si no antes, para que sirva como elemento de presión al Gobierno, y singularmente al PSOE, para que se tome el "foro de diálogo en serio".

Presión popular

Más allá de que llenar las calles trabaje como elemento de presión, esta adenda a la utilidad del plan b evita que se acuse al Govern, actualmente representado en el foro solo por ‘consellers’ de ERC, de querer sentarse a dialogar y negociar ‘con una pistola encima de la mesa’. Es decir, evitar dar la imagen de que se está amenazando.

Los republicanos dan por descontado que todo lo que se tenga que avanzar en la mesa deberá dar sus frutos en este 2022. Y esperar que, en las elecciones generales previstas para el próximo vuelva a haber un Ejecutivo que apueste (voluntariamente o forzado por la aritmética en el Congreso) por continuar los trabajos iniciados.

Pero si Junts y la CUP, y la ANC, recelan, cuando no menosprecian la mesa de diálogo, ¿cómo conseguir que se movilicen por ella? Los posconvergentes vinculan el foro a los republicanos (de hecho, nace de una de sus peticiones para apoyar la investidura de Pedro Sánchez) y lo consideran el esqueleto sobre el que Aragonès sustenta su presidencia de la Generalitat, por cuanto le permite recluir en este espacio las reivindicaciones soberanistas al tiempo que abordar, de una manera más ‘realista y autonómica’ el resto.

ERC, por su parte, es perfectamente conocedora de los recelos posconvergentes y anticapitalistas y sabe que toda movilización que no les incluya está condenada al fracaso. La cuadratura del círculo se llama Acord Nacional per l’Amnistia i l’Autodeterminació (ANAA), el ente unitario que Aragonès prometió impulsar en su investidura y que debe establecer tanto una estrategia (hoja de ruta), como una táctica (movilizaciones) única.

Los republicanos confían que bajo el paraguas del nuevo ente unitario los recelos de Junts y la CUP a defender la mesa de diálogo se diluyan

También cuentan con que, bajo el paraguas del ANAA y con las duchas de realidad (por ejemplo la de Laura Borràs de esta semana) los recelos vayan desapareciendo. Eso y la firme y vigente defensa republicana de que en el mesa de negociación se defiendan las dos 'A' del ANAA, claro.

El retraso del ANAA

La puesta de largo en público del ANAA lleva meses de retraso- “Vamos lentos porque vamos lejos”, explica una fuente de uno de los partidos reutilizando un lema electoral de la CUP. Lo cierto es que la previsión era que naciera antes de la primera mesa de diálogo con Aragonès de presidente, es decir, antes del 15 de septiembre.

Según fuentes del Govern, la previsión es que nazca “en breve”, como mucho “antes de Semana Santa”. En función, además, de los 'tempos' que marque el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para la celebración de la tercera reunión de la mesa, el alumbrado del ANAA podría anteceder al cónclave, que se prevé en Madrid. 

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