Investigación

La fiscal general del Estado convierte a su número dos en 'guardaespaldas'

Álvaro García explica, después del Consejo Fiscal, que Dolores Delgado no conocía sus instrucciones sui generis a la Fiscalía del TSJM

La fiscal general del Estado, Dolores Delgado, tras finalizar el acto de apertura del año judicial.

La fiscal general del Estado, Dolores Delgado, tras finalizar el acto de apertura del año judicial. / David Castro

Ernesto Ekaizer

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Álvaro García Ortiz, fiscal jefe de la secretaría técnica, la mano derecha de la Fiscal General del Estado (FGE), no es Frank Farmer (interpretado por el actor Kevin Costner), el protagonista de la película 'El guardaespaldas' (1992), pero su función fue este miércoles la misma: proteger a Dolores Delgado.

En la reunión del Consejo Fiscal, su interpretación consistió en atacar al teniente fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), responsable de la investigación de las presuntas filtraciones del sumario del 'caso Tándem-Villarejo' por parte del fiscal Ignacio Stampa.

Pero con ese ataque, quizá sin darse cuenta, llevado por la inercia del poder de que dispone, García confirmó con creces lo que ya es vox populi a partir de los 'papeles de la Fiscalía General'. A saber: que detrás de la instrucción de las citadas diligencias estaba la fiscal general del Estado. Sus explicaciones sobre cómo Carlos Ruiz de Alegría había realizado un trabajo incompleto y cómo, para más inri, había entregado al fiscal Stampa todo el expediente, incluyendo la caja negra (las comunicaciones de García con la fiscalía del TSJM indicándoles lo que debían investigar). Esto explicó García era "materia reservada".

Una mala pasada

Su impostada transparencia le jugó una mala pasada. ¿Por qué el jefe de la secretaría técnica tenía tal conocimiento de las diligencias de investigación? Porque el interés de la fiscal general del Estado era en dirigir desde la secretaría técnica, como efectivamente hizo, las diligencias.

Pero, ya terminado el Consejo Fiscal, García hizo un 'briefing', una explicación a los medios de comunicación más íntima, en plan película algo anticuada 'El ala oeste de la Casa Blanca', y explicó que Dolores Delgado no conocía nada de sus actuaciones en las diligencias de investigación, que las 'sugerencias' para hacer diligencias, cursadas a la Fiscalía del TSJM, habían sido iniciativa suya. Según su versión, en realidad, Delgado se había abstenido.

La versión de los fiscales

Esta versión fue una respuesta, también, al argumento de los vocales de la Asociación de Fiscales –que apoyaron la decapitación de Stampa el 27 de octubre de 2020 porque, dijeron, había una gran "presión mediática" para acabar con el fiscal del 'caso Tándem-Villarejo'– que ayer, en la reunión del Consejo Fiscal se cayeron del guindo y enfatizaron: Dolores Delgado debía haberse abstenido en las diligencias sobre Stampa.

La justificación de las comunicaciones como “materia reservada” puede parecer una humorada. Pero no lo es. Lo que García y Delgado han hecho se suele llamar en el lenguaje de la calle, de manera coloquial, un sistema kafkiano. Stampa tenía que defenderse ante un instructor, Carlos Ruiz de Alegría, y resulta que en realidad detrás suyo estaban García y Delgado, quienes pedían más diligencias.

Sobre todo, como nos dice en nuestra entrevista Carlos Ruiz de Alegría, "para mantener vivo" el asunto hasta el 27 de octubre de 2020, cuando Delgado llevaría la propuesta de no darle la plaza fija a Stampa, después de que ése instruyera casi 30 piezas del caso Tándem Villarejo en casi cuatro años.

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