El endiablado tablero político

Sánchez y Aragonès encaran un final de año decisivo para la estabilidad de sus gobiernos

El desenlace de la doble negociación presupuestaria será crucial para desencallar la mesa de diálogo y las agendas políticas española y catalana

Pedro Sánchez y Pere Aragonès

Pedro Sánchez y Pere Aragonès / JOSÉ LUIS ROCA / PERE ARAGONÈS

Gemma Robles
Xabi Barrena
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Las próximas semanas serán claves para avanzar en la doble negociación presupuestaria que mantienen, en paralelo, Pedro Sánchez y Pere Aragonès. Las cuentas del Estado y las cuentas de la Generalitat de 2022 están unidas esta vez por multitud de ramificaciones comunes --sobre todo las que atañen a los ansiados fondos europeos-- y son cruciales para desatascar las agendas políticas de España, de Catalunya y la que aspira a acercar a ambas administraciones alrededor de una mesa de diálogo. Los responsables de esa mesa aseguran no tener intención de convocarla oficialmente antes del próximo enero, esto es, cuando los equipos de la Moncloa y del Palau de la Generalitat hayan finalizado los trámites de sus respectivos presupuestos y tengan claro, además de si pueden contar con cuentas públicas y capacidad de gestión para el año que viene, si su supervivencia y fortaleza política está garantizada a medio plazo.

El presidente del Gobierno ha pasado ya la prueba de fuego de las enmiendas a la totalidad a su proyecto presupuestario y lo ha logrado precisamente de la mano del presidente de la Generalitat, que accedió a retirar el veto de ERC en el último momento a cambio, entre otras cosas, de garantías por escrito de que la futura ley audiovisual conllevaría cuotas obligatorias para que las televisiones y plataformas inviertan en producción en catalán. Queda por poner la letra pequeña a ese compromiso y el asunto es complejo y de cocción lenta, como avanza EL PERIÓDICO.

Los sudokus de la Moncloa

En todo caso, la Moncloa cuenta con finalizar alrededor de Nochebuena el trámite parlamentario de sus Presupuestos para el próximo año, con tiempo suficiente para resolver simultáneamente los sudokus de la reforma laboral y las pensiones, que, junto con otras normas como la que afecta precisamente al sector audiovisual, la UE exige a España para entregar los fondos que dan sentido a sus Presupuestos. Y que, inevitablemente, también son la esencia para que las cuentas de Catalunya sean todo lo expansivas que pretenden ser.

PSOE y ERC trabajan discretamente con vistas a reunir de nuevo la mesa de negociación en enero

Esas cuentas catalanas penden ahora mismo de la CUP. Con el PSC y los 'comuns' a la espera de lo que suceda con los anticapitalistas para tomar el relevo. El escenario para Aragonès no es el más propicio. Tras señalar Junts que su capacidad de cesión se ha agotado con los gestos sobre el Hard Rock y los Juegos Olímpicos de Invierno, cualquier nuevo guiño a la CUP podría abrir otra fisura interna en el Govern. Y de Málaga a Malagón. Porque también el eventual relevo de la CUP, si sus bases optan por la enmienda a la totalidad, podría generar una nueva zanja en el Consell Executiu.

El mochuelo del PSC

Y es que los puigdemontistas desean pactar las cuentas con el PSC, en la línea de los acuerdos entre ellos sobre la ampliación de El Prat, finalmente fallido, y en la Diputación de Barcelona, mientras que ERC optaría por los 'comuns'. Por activa, es decir, porque En Comú Podem sigue defendiendo un referéndum como salida al conflicto (aunque recientemente diga que ahora no es el momento), y por pasiva, por no pactar con el PSC.

Más allá de quebrarse toda mayoría no solo independentista, si no también autodeterminista, los republicanos quieren huir del escenario del apoyo recíproco con los socialistas. Porque les resta fuerza y capacidad de coacción en el Congreso. Y recuerdan que los 'comuns' ya propiciaron, con su voto, los presupuestos vigentes, cuando Aragonès era el vicepresidente económico de Quim Torra. En el fondo subyace la voluntad de Esquerra y JxCat de colgar el mochuelo al socio (y, sin embargo, enemigo) de 'amigo número 1' del PSC. De ahí, por ejemplo, que uno de los argumentos con que ERC trata de convencer a la CUP sea que su hipotético 'no' dejaría abierta la gatera por la que se colasen los socialistas para acabar con esa mayoría independentista del 52% lograda en las urnas.

El Govern y el PSC negocian en paralelo la renovación de 120 cargos de organismos públicos catalanes

Otra negociación en marcha

Y es que los caminos entre republicanos y socialistas ya se entrecruzan demasiadas veces, al parecer de ERC. No solo en la mesa de diálogo, en la que, dicen, se trabaja discretamente hasta la cita formal y pública de enero, sino también en la negociación de la renovación de los 120 cargos de órganos dependientes de la Generalitat, como el Síndic de Greuges y la cúpula de TV3 y Catalunya Ràdio. Fuentes republicanas reconocen que se está negociando, pero que las posiciones aún están "distantes". También Sánchez podría aprovechar las próximas semanas para apretar al PP a fin de terminar de cuadrar su círculo con el pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial, que está a punto de cumplir tres años caducado.

Una vez que Sánchez y Aragonès hayan pasado (o no) sus respectivos viacrucis presupuestarios, se reactivará la mesa de diálogo. Fuentes del Gobierno y de la Generalitat apuntan a que sería deseable que en la primera reunión de 2022 se pudiera bendecir ya algún acuerdo, a fin de que la ciudadanía y aquellos partidos que, como Junts, se niegan de momento a ocupar el lugar que tienen reservado en este foro, vieran su utilidad. Lo mismo ocurre con la comisión bilateral, en la que la Generalitat acaba de plantear 56 reclamaciones de traspasos.

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