Las cuentas catalanas

Junts advierte de que no habrá más concesiones a la CUP en los presupuestos

Los puigdemontistas aseveran que en ningún caso aceptarán una subida de impuestos a los tramos altos del IRPF

El 'president' de la Generalitat, con el 'vicepresident', Jordi Puigneró, y la 'consellera' de Presidència, Laura Vilagrà, a su llegada a la reunión del Govern de este 12 de octubre de 2021.

El 'president' de la Generalitat, con el 'vicepresident', Jordi Puigneró, y la 'consellera' de Presidència, Laura Vilagrà, a su llegada a la reunión del Govern de este 12 de octubre de 2021. / ACN

Xabi Barrena
Fidel Masreal
Júlia Regué
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Hasta aquí podemos llegar. Más, no. Este es el nítido mensaje que lanzan los miembros de Junts en el Govern ante la última oferta a la CUP para lograr el apoyo anticapitalista a los presupuestos de la Generalitat de 2022. JxCat, que ha mostrado su expreso apoyo en varias ocasiones tanto a los Juegos Olímpicos de Invierno como a la inversión privada Hard Rock en Vilaseca i Salou, sostiene que no ha habido grandes cesiones a los 'cupaires' en ambos proyectos pero alerta de que Junts ya se tragó un sapo --la no ampliación del aeropuerto de Barcelona-- y no está dispuesta a ir más allá. Mientras, ERC sostiene que el coste político mayor de las cesiones es de JxCat y sigue confiando en el acuerdo con los anticapitalistas. La CUP, en pleno debate este fin de semana sobre el futuro de las negociaciones y una posible enmienda a la totalidad, asegura que decidirá sin atender a presiones.

Sobre el Hard Rock, los puigdemontistas han expresado públicamente, vía Albert Batet, su respaldo. Y el sector liberal de la formación también aplaude la iniciativa. Por ello, ahora sostienen que nada se ha parado, sino que se ha hecho un gesto técnico: el Govern no tiene previsto invertir nada en el proyecto, tan solo adelantar 120 millones. Una cifra que se retira del proyecto de presupuestos para lanzar un guiño a la CUP. Pero los anticapitalistas se han percatado de esto: son conocedores de que el proyecto se mantiene, así como la voluntad de adquirir los terrenos.

Regate entre socios

En el ya clásico regate entre socios, Junts endosa a ERC la decisión de los anteriores 'consellers' de Economía, Oriol Junqueras y Pere Aragonès, la decisión de sacar adelante la aprobación inicial del proyecto y la compraventa de 120 millones --que se recuperarán cuando la empresa pague esta misma cantidad-- por los terrenos. Los republicanos recuerdan que BCN World es un proyecto 'made in Convergència', nacido tras perder ante Madrid la inversión de lo que se dio a conocer como Eurovegas, y que fue Junqueras quien rebajó el alcance del proyecto, sobre todo las licencias de juego. Y añaden que hace apenas un año que reclamaron la comparecencia parlamentaria del entonces 'conseller' de Territori, Damià Calvet, precisamente por discrepancias con el proyecto.

En relación a los Juegos Olímpicos, JxCat es categórica en privado: sigue defendiendo su celebración sin dudarlo. Por lo que la oferta a la CUP no es tal, sino que se trata de cumplir con lo acordado en el Govern: una consulta previa para la que destinarán 800.000 euros. Hace tan solo 43 días, el PSC sacó adelante con el apoyo de Junts una resolución para impulsar la candidatura "con el liderazgo de la Generalitat". Los posconvergentes, además, rechazaron la propuesta de los 'comuns' de un referéndum en todos los municipios que puedan ser sede o subsede olímpica. Propuesta que ERC avaló. Ahora Junts asegura que atenderá al resultado de la consulta. ERC, por su parte, ve el proyecto sin entusiasmo, pero, a la vez, quiere evitar enemistarse con el territorio, así que también obedecerá lo que dicten las urnas.

Las divergencias de fondo

El debate político de fondo en toda la negociación es el siguiente: Junts se desmarca de las consecuencias de un veto de la CUP, alegando que fue ERC la que pactó con los 'cupaires' para la investidura, al margen de JxCat. Los puigdemontistas aseguran que en ningún modo aceptarán ceder más y nunca jamás avalarán subir impuestos a las rentas altas como exige la CUP. Es una línea roja.

Lo que deslizan en Junts es que un no acuerdo con los anticapitalistas es un fracaso de Esquerra que dejaría en papel mojado la cuestión de confianza prevista para dentro de dos años porque esta ya se habría producido ahora y con resultado negativo. JxCat no sufre por la legislatura porque --como ha demostrado con los pactos con el PSC-- pueden aprobarse las cuentas y las principales medidas con una geometría variable de apoyos.

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