Vísperas del Onze de Setembre

ERC pone sordina a las discrepancias en la Diada por la mesa de diálogo

Los republicanos evitan enfrentarse a la ANC y cree que la ausencia de alternativa al foro quita fuelle a posibles protestas

Diada de Catalunya 2021: Todos los actos previstos para conmemorar el 11 de septiembre

Acto de la ANC, en mayo, para poner en valor el 52% de voto independentista el 14-F.

Acto de la ANC, en mayo, para poner en valor el 52% de voto independentista el 14-F. / JORDI COTRINA

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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Las divergencias internas en el independentismo no harán que la sangre llegue al río, al entender de ERC. Con el retrovisor siempre puesto en lo que sucedió en los años 80, cuando, una vez logrado el Estatut, la unidad del catalanismo en la Diada se troceó en función de los horizontes de cada uno (dejando al independentismo, curiosamente, en un papel marginal hasta el 2012), varias voces han visto en las discrepancias actuales sobre el papel y la importancia de la mesa de negociación un síntoma de posible resquebrajamiento interno del secesionismo. Los republicanos aceptan la existencia de estas diferencias, pero no temen por una fractura de la unidad.

La ANC, la gran promotora de los actos multitudinarios en las 'diades' a partir del 2012, considera que la mesa es un factor desmovilizador y que supone entrar en el juego del debate autonomista que pretende el Gobierno de Pedro Sánchez. La alternativa, no solo de la Assemblea, sino de algunas voces de Junts, como el 'expresident' Quim Torra y la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ambos fuera del actual Govern, es retomar lo que ellos tildan de "mandato del 1-O". Torra y la ANC coinciden en que, en la actualidad, todo se apuesta al éxito de la mesa de negociación y no se están preparando otras opciones.

Dos años "regalados"

En opinión del 'expresident', expresada en agosto, la estrategia republicana "ha regalado dos años al Estado", en referencia al plazo dado por Junts y la CUP a ERC para que se consiga algún fruto de esta mesa, algo que se evaluará en una moción de confianza que Pere Aragonès a la que, en virtud del pacto de investidura con los anticapitalistas, ha aceptado someterse en el 2023. Un plazo que los posconvergentes, especialmente aquellos que no están en el Govern, porfían en recortar, una vez se haga evidente que el foro de diálogo se halla en un callejón sin salida. Un escenario al que las previstas elecciones generales, también en el 2023, y la falta de sintonía actual en otros temas, véase la retirada de la inversión del aeropuerto, se puede acelerar.

ERC, por su parte, considera que es muy difícil que se viva en la Diada del sábado un escenario de tensión o de debate entre republicanos y el resto del independentismo, precisamente porque sería ofrecer una imagen de división que no beneficiaría a nadie. Además, consideran en la sede republicana que la ausencia de una alternativa plausible a la mesa de negociación, más allá del titular, impide articular una oposición fuerte a la gran apuesta de Esquerra. "Porque, más allá de lo del 'mandato del 1-O', ¿qué se propone?", se pregunta una voz autorizada de los republicanos. "¿Cómo se logra que una nueva DUI sea esta vez un éxito? ¿Cómo se repele la respuesta del Estado? ¿Cómo se controla el territorio?".

Todo ello hace que ERC no asista con especial nerviosismo las vísperas de la Diada. También ayuda la seguridad con la que creen que los que defienden una nueva acción unilateral son una minoría, aunque aceptan que "todos ellos estarán el sábado en la calle". En cualquier caso, ERC no entrará, ni ha entrado, en el cuerpo a cuerpo con la ANC y sus postulado, precisamente para no echar gasolina al fuego.

Deseos republicanos

Ello no va en menoscabo que, como análisis, los republicanos preferirían que "tanto Junts como la ANC" tuvieran un poco más de "capacidad estratégica" y que dejaran a ERC "un poco en paz". Aunque, con todo, señala una fuente del partido, el posicionamiento anclado en la unilateralidad "también da al partido más margen".

Sirve, por ejemplo, para que ERC pueda devolver, en cierta forma, la pelota al PSOE cuando los socialistas insinúan que es mejor para el independentismo que haya un presidente del Gobierno socialista que uno del PP, por cuanto la fluidez del diálogo se resentiría con Pablo Casado en la Moncloa. En sentido contrario, señalan en ERC, al Gobierno de Sánchez le interesa que ERC se mantenga robusta, por cuanto una Generalitat en manos de Junts podría crear no pocos problemas a la gobernabilidad.

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