Crisis internacional
Marruecos cierra la frontera en Ceuta tras dos días de oleada migratoria
El Gobierno considera que ha sido un "asalto" y no una crisis migratoria, pero que todo va "volviendo a su sitio"
El número de devoluciones de inmigrantes irregulares asciende ya a 5.600
Marruecos ha cerrado este miércoles el paso fronterizo de Tarajal, por lo que le presión migratoria sobre España se ve aliviada. El reino alauí corta así el éxodo humano que empujó a 8.000 emigrantes indocumentados a la ciudad española de Ceuta. Pese a ello, el gobierno marroquí guarda silencio (como en los dos días pasados) y no ha fijado posición oficial sobre lo ocurrido. Solo uno de sus ministros -el de Derechos Humanos y Relaciones con el Parlamento, Mustafá Ramid- aseguraba en Facebook que España "sabía que el precio por subestimar a Marruecos es muy alto", en referencia a que el país no haya cumplido con "la buena vecindad" al "acoger" al secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali.
Los centenares de personas que durante todo este martes estuvieron concentrados frente al Tarajal, aprovechando cualquier distracción policial o cualquier oportunidad para pasar la frontera, ya emprenden el camino inverso hacia el sur, tras haberse asumido de que los accesos están cerrados.
Según ha podido comprobar Efe en el último espigón que separa entre Ceuta y Castillejos (por el que penetraron miles de personas los pasados días) está vacío, mientras van volviendo migrantes desde Ceuta. Las fuerzas antidisturbios marroquís no han permitido a nadie que se acerque al espigón pese a los intentos ocasionales de grupos de personas de avanzar. Tampoco les han permitido tampoco subir a la colina para intentar entrar por la parte más cercana al barrio de El Príncipe.
Siguen las devoluciones
Hasta ahora, Marruecos ha aceptado la devolución de 5.600 personas, alrededor de la mitad de las que entraron entre el domingo y el martes. De ellos, hay unos 1.500 menores no acompañados acogidos provisionalmente en Ceuta, según fuentes de Interior.
La cifra de devoluciones se ha ido incrementando en las últimas horas después del acuerdo alcanzado entre los dos países para que se produjera el retorno de las miles de personas que habían entrado en la ciudad. Junto a los que son obligados a regresar, en la frontera se acumulan varias decenas de jóvenes que entraron ilegalmente los últimos días y que desean volver de forma voluntaria a su país porque no tienen dónde dormir ni qué comer en Ceuta, según han contado a uno de los militares que les atiende en la frontera.
Moncloa enfría la crisis
El Gobierno considera que la llegada masiva de migrantes a Ceuta ha sido un "asalto" a una frontera europea como es la española y no una crisis migratoria, si bien cree que todo va "volviendo a su sitio" y que Marruecos está "suavizando la situación", según explican distintas fuentes gubernamentales consultadas por Europa Press. Por ello, esperan que la embajadora marroquí que Rabat llamó a consultas, Karima Benyaich -de la que tienen muy buena opinión en Moncloa-, "vuelva pronto", y que la relación con Marruecos se recomponga, habida cuenta de que es un país "amigo" y un vecino "importante".
En esta línea, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, asegura que España “no va a entrar en un ejercicio de alimentar la escalada” de tensión, sino de "tejer puentes", pero va a ser “firme en la defensa de su integridad territorial y de sus fronteras”. En declaraciones a RNE, González Laya ha subrayado que si España acogió al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño fue por su tradición humanitaria y que con este gesto no pretendía “ninguna agresión a nadie”, pese a ser consciente de que el conflicto del Sahara Occidental es un tema “de enorme sensibilidad para Marruecos”.
“Ni hemos provocado esta escalada, ni la queremos alimentar, ni la vamos a alimentar, hay que reconducir esta situación”, ha asegurado González Laya antes de reiterar que “nunca le dimos carácter de agresión bilateral” a lo que era un simple “gesto humanitario hacia una persona gravemente enferma”. Prueba de ello, el Consejo de Ministros de este martes concedió a Marruecos 30 millones para reforzar el control de las fronteras, que ya estaban presupuestados. “La postura española no es la de debilitar ni romper la relación con Marruecos, sino la de tejer y fortalecer relaciones; nuestra respuesta no es cortar puentes, es construir juntos, no es el unilateralismo, es tejer puentes y eso es lo que intentamos hacer”, ha dicho.
Finalmente, González Laya también restó importancia al hecho de que precisamente este martes el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, llamara a las autoridades marroquís supuestamente para hablar de Isarel y los enfrentamientos en Gaza. “No voy a juzgar la postura de un aliado muy cercano de España como es EEUU”, ha zanjado la ministra.
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