El tablero catalán

ERC concede a Junts la coalición de Govern a cambio de liderar el 'procés'

Aragonès y Sànchez sellan un pacto por el que se reparten al 50% el Ejecutivo, relegan el Consell per la República y compartirán la gestión de los fondos

Últimas noticias tras el principio de acuerdo ERC - Junts per Catalunya | DIRECTO

Aragonès promete lealtad mutua con Junts para avanzar hacia la independencia

Xabi Barrena
Fidel Masreal
Júlia Regué
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A primera vista puede ser fácil pensar que para este viaje no hacían falta tantas alforjas, en forma de 91 días de negociación. Porque el acuerdo al que llegaron ERC y Junts tras un fin de semana de retiro comarcal de Pere Aragonès y Jordi Sànchez es el que, intuitivamente, muchos pensaron en febrero que se realizaría a la luz de los resultados del 14-F (33 diputados para ERC y 32 para Junts). Pero han hecho falta esos 91 días para que ambas partes estuvieran de acuerdo en un intercambio que se podría resumir en: liderazgo por partidas presupuestarias.

Porque ese sería uno de los resúmenes de un pacto por el que ERC, tras renunciar a su pretensión de gobernar en solitario, se erige ya como el partido líder del independentismo, recuperando la coalición con Junts en un acuerdo que, en lo estratégico, se adecúa a las líneas rojas que dibujó en febrero. Mientras, JxCat se felicita por una alianza --con algunos matices, expresados en la ejecutiva del partido-- por la que pasará a controlar las 'conselleries' más bien dotadas económicamente (sobre todo Economia y Salut). Y, también, al menos la mitad de los fondos europeos de reconstrucción tras el covid, que estarán en manos de la previsible nueva vicepresidenta económica, Elsa Artadi, persona de confianza del 'expresident' Carles Puigdemont y que vuelve al Govern tras un frustrado intento de asalto al Ayuntamiento de Barcelona.

La hoja de ruta: "Se pone tiempo por delante"

La clave del pacto pasaba por quién lideraba el 'procés'. El papel del Consell per la República (CxR) de Puigdemont mareó las negociaciones durante semanas. Sobre todo, porque Junts quería mantener una estrategia de confrontación. Finalmente, el pacto supone que "se pone tiempo por delante" a cualquier vía soberanista. Es decir, gana ERC de momento: se reemprenderá la mesa de diálogo con el Estado. Así lo acordaron los republicanos y la CUP. Así pues, tal y como sancionaron en la cárcel de Lledoners el Primero de Mayo Aragonès y Sànchez, y avanzó EL PERIÓDICO, el Consell per la República queda desplazado por el momento. Desplazado con unas condiciones siempre ventajosas para los republicanos.

Así, el nuevo 'estado mayor' será pentacéfalo, con los tres partidos –ERC, Junts y la CUP- y las dos entidades –Òmnium y la ANC. El CxR mantendrá su actividad internacional mientras se reformula para dotarse de la transversalidad que caracteriza al independentismo y que ahora brilla por su ausencia. Es este un proceso que “no se realiza en dos días”, afirma una voz republicana y se aproxima más a una refundación.

Si se produce en los términos que todos desean, y por consenso, el ‘estado mayor’ pentacéfalo se ubicará en ese nuevo CxR. Como anécdota y muestra de lo complicado de este punto en el acuerdo, al preguntársele a Aragonès al respecto en la comparecencia conjunta con Sànchez, este se curó en salud y se remitió a lo que esté escrito en el texto: "Si lo he de decir de memoria, probablemente habría algún matiz". Una manera elegante del previsible nuevo 'president' de no dar excesiva importancia al Consell de Puigdemont.

Dentro de esta estrategia, Junts asume la mesa de negociación con el Estado y el plazo de dos años que, ya hace tres meses, se aceptó incluso por parte de la CUP. Y los grupos parlamentarios en el Congreso, los 13 diputados de ERC y los cuatro de JxCat se coordinarán, apunta Esquerra, “bajo el liderazgo” del nuevo ‘president’. Es decir, que se crearan "mecanismos de coordinación, consenso y dirección estratégica", pero que ante votaciones de peso como la de los Presupuestos del Estado, cada partido seguirá teniendo libertad para decidir. No en vano, las estrategias de republicanos y puigdemontistas son diametralmente opuestas en Madrid, y además están pilotadas por personas que se profesan pública animadversión.

El baile de 'conselleries'

Significativamente, el único documento que inicialmente se hizo público mientras Sànchez y Aragonès se felicitaban --tras pedir brevemente disculpas por la tardanza de las negociaciones-- fue el reparto de 'conselleries'. Junts gana peso respecto al de hace tres años. Pero Esquerra subraya que, después de 83 años, presidirá el Govern con todas las consecuencias, mantiene áreas destacadas como Educació e incorpora por primera vez Interior, que no deja de ser una patata caliente.

Junts deberá ahora llevar a cabo un baile interno complejo, porque la mayoría de los actuales 'consellers' quieren repetir, y habrá que atender a la paridad --prometida por ambos partidos--, al equilibrio entre familias internas --los procedentes de CDC, los puigdemontistas, los independientes...-- y a los sectores moderados respecto de los radicales.

El programa

Donde no parecía que hubiera especiales diferencias era en el programa de gobierno, en un contexto de pandemia y crisis socioeconómica. Junts asume el preacuerdo de Esquerra con la CUP, que tiene un evidente tono de izquierdas. Sànchez trató de maquillar esta tendencia afirmando que Junts se ha reunido con la CUP para limar diferencias, que son notables en asuntos como el estudio de una renta garantizada, la priorización del sector público o las políticas de seguridad o vivienda, entre otras.

Sectores liberales de Junts no han escondido su rechazo frontal a los planes trenzados entre republicanos y 'cupaires'. Pero Aragonès subrayó en la comparecencia que ese acuerdo no se ve alterado por el documento pactado con Sànchez en un intenso fin de semana de conversaciones bilaterales en el Lluçanès y Alella.

La digestión en los partidos

Junts celebró el acuerdo sin euforia, porque su contenido fue explicado a los dirigentes este mismo lunes en la ejecutiva. Además, durante toda la negociación ha habido debates intensos sobre errores tácticos como el de prometer sí o sí los votos a Aragonès. Ahora, en cambio, la consulta que este martes y miércoles se hará a los 6.424 militantes de la formación, no permitirá rechazar la investidura del republicano. Solo se podrá optar entre avalar el pacto e investirlo. O no avalarlo pero igualmente darle los 32 votos de los diputados del partido de Puigdemont.

La CUP es el tercero en discordia. Pese a celebrar el acuerdo, teme que sus compromisos --pactados con Esquerra, pero no con Junts-- queden en papel mojado. De ahí que este lunes se apresuraran a sacar pecho de que sus votos son necesarios para sostener la legislatura. La formación no esconde su preocupación por el hecho de que Junts se quede con 'conselleries' como Salut, Territori y Economia porque auguran un choque constante con su plan de blindaje a los servicios públicos.

Enterados por la prensa

Fuentes del partido afirman que se han enterado del principio de acuerdo por la prensa, pero que sostienen que a través de conversaciones telefónicas les han asegurado que el preacuerdo con ERC no peligra. Si es así, los nueve diputados votarán a favor de Aragonès sin citar a las bases, aunque de lo contrario, podrían replantearse su posicionamiento en el hemiciclo. Eso sí, el diputado Xavier Pellicer recordó que los nueve votos "no son un cheque en blanco". "Si ERC no hace valer el acuerdo porque permite un boicot de Junts no habrá gobernabilidad", alertó.