EL NUEVO EJECUTIVO CATALÁN

Los cuatro ejes del acuerdo de Govern entre ERC y Junts

El pacto arroja luz sobre algunos escollos de la negociación y deja otros abiertos

El coordinador nacional de los republicanos, Pere Aragonès, y el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez

El coordinador nacional de los republicanos, Pere Aragonès, y el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez

Júlia Regué
Daniel G. Sastre
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La negociación entre ERC y JxCat se había envenenado en cuatro puntos sensibles: la dirección estratégica del 'procés', la gestión de los fondos europeos, la unidad del independentismo en Madrid y el reparto de las áreas del Govern. Tanto Pere Aragonès como Jordi Sànchez habían admitido en público discrepancias en esas áreas, que finalmente han superado para alumbrar un pacto que dará continuidad al Ejecutivo de coalición.

En el acuerdo final se evidencia que las dos partes han cedido, y también que han dejado para más adelante algunos de los asuntos más escabrosos, con lo cual tendrá que pasar un tiempo para conocer quién gana más con el pacto.

La dirección estratégica del 'procés'

El liderazgo del ‘procés’ ha sido el principal campo de batalla entre ERC y Junts a lo largo de las negociaciones. El aspirante republicano a la Presidència Pere Aragonès desdeñó desde ser “tutelado” desde Waterloo ante la obcecación de Junts en que la hoja de ruta fuera a cargo del Consell per la República (CxR), presidido por el ‘expresident’ Carles Puigdemont.

Los intentos de la CUP por sacar de la ecuación de la investidura al CxR fructificaron y Aragonès y el secretario general de Junts, Jordi Sànchez, presentaron este lunes un acuerdo en el que se comprometen con la independencia y que aboga por acordar un "espacio de coordinación, consenso y dirección estratégica" conformado por los tres partidos independentistas, la ANC Òmnium Cultural, sin que por ahora esté atado -sí coordinado- al ente privado belga. Esta dirección estratégica estará integrada por dos o tres representantes de cada una de las cinco organizaciones y el comité técnico por uno o dos de cada. En los grupos de trabajo no especifican quórum.

El aspirante a ‘president’ ha deslizado que el CxR podría “acoger” este órgano de coordinación si hay consenso para que así sea, pero antes deberá ser reformulado para que todo el independentismo se lo sienta suyo. Si el consenso permite su reformulación, republicanos y anticapitalistas podrían ocupar un puesto en la dirección, aunque este extremo, por ahora, está lejos de contemplarse.

En cuanto al referéndum, apuntan que una suma de fuerzas en el independentismo permitirá “trabajar para generar las condiciones ganadoras en el marco de esta legislatura para plantear un nuevo embate de confrontación cívica y pacífica” y que será la dirección estratégica la que estudiará, llegado el momento, si solicita la intervención de los organismos europeos para lograr una consulta acordada y vinculante. La forma, el calendario y las acciones de este “embate” las decidirán de forma consensuada desde la dirección compartida, pero avisan de que "solo" otro referéndum sustituye el 1-O.

Todo esto acompañado de una “confrontación democrática y cívica” que permitan "forzar" a España a la resolución del conflicto, y de la articulación de un acuerdo nacional por la autodeterminación y la amnistía, pasando por un proceso de negociación con el Estado para abordar estas dos proclamas desde un espacio de trabajo permanente entre el Govern y los partidos independentistas en el Congreso liderado por Aragonès y quien ostente la vicepresidencia del Govern. JÚLIA REGUÉ

Los fondos europeos

La recuperación económica tras el impacto del covid-19 es una de las prioridades del futuro Govern y, con ello, la responsabilidad de gestionar de los fondos Next Generation. El control de esta inyección procedente de la Unión Europea, previo peaje por Moncloa, estará a cargo de una comisión interdepartamental que dependerá de la Conselleria d’Economia, en manos de Junts y previsiblemente bajo la batuta de Elsa Artadi

Para garantizar una gestión conjunta entre republicanos y posconvergentes, el aspirante a la Presidència Pere Aragonès ha anunciado este lunes que este comité estará compuesto por los miembros del Consell Executiu y por algunos altos cargos de la Generalitat -a modo de Procicat- para tener una “visión global y transversal”.

ERC y Junts han pactado un plan para la reactivación económica y la protección social que se nutrirá de estos fondos destinados prioritariamente a bienes de inversión o capital y que contará con la “participación pública y comunitaria”. “El plan tiene que ser el eje central sobre el que se construya un modelo social y económico catalán prospero, más justo socialmente y sostenible ambientalmente”, versa el acuerdo, que detalla que priorizarán aquellos proyectos que conlleven “una mayor inversión en servicios públicos esenciales para la vida como la sanidad, la educación, las universidades, la investigación, el transporte público y la cultura”, así como los que tengan “mayor capacidad de tracción y transformación estructural de la economía” teniendo en cuenta la transición energética, la digitalización y la economía circular, entre otras cláusulas.

Por otro lado, prevén apoyar la rehabilitación de 25.000 viviendas al año en Catalunya, con una inversión de 810 millones de euros que, en parte, también provendrán de esta inyección europea.

Los fondos Next Generation han sido objeto de tensión entre los dos partidos durante las negociaciones para formar Govern tras las elecciones del 14-F. La idea inicial de Esquerra era que fuera un comisionado adscrito a la Conselleria de Presidència quien los administrara e incluso eligió al economista y actual concejal del partido en el Ayuntamiento de Barcelona, Miquel Puig, para encargarle este cometido. Junts, en cambio, quería que se atara a Economia, a sabiendas de que tras la distribución del anterior Govern les podría corresponder ahora, con los papeles invertidos, tomar las riendas de este Departament, así como de la Dirección General de Promoción Económica, que acogió hasta ahora el plan sobre estos fondos. Y así ha sido, por lo que optan por una gestión compartida. JÚLIA REGUÉ

La unidad en Madrid

Uno de los principales escollos para alcanzar un pacto estaba en la coordinación de los diputados de los dos grandes partidos independentistas en Madrid. Tanto ERC como JxCat aceptaban que la labor de esos 17 parlamentarios tuvieran algún tipo de hilo conductor, pero las diferencias estaban en el grado de esa colaboración y, sobre todo, en quién dirigía las operaciones. JxCat ha defendido que el Consell per la República debe tener un papel predominante en la estrategia global del 'procés', lo que incluía el trabajo en el Congreso. ERC no quería que el poder de decisión del futuro presidente de la Generalitat se supeditase a ningún otro. Y, según el documento del acuerdo, parece que lo ha conseguido.

El texto asegura que se articulará "un espacio de trabajo y comunicación permanente entre el Govern y los partidos con representación en las Cortes" que estará "liderado por el presidente de la Generalitat y la vicepresidencia del Govern". No existe en este punto mención al Consell per la República. La representación de ambas formaciones en el Congreso es muy diferente: ERC cuenta con 13 diputados, mientras que JxCat, tras la separación del PDECat, solo tiene cuatro.

En cuanto a la mesa de diálogo con el Gobierno, una de las principales apuestas estratégicas de Esquerra, Sànchez afirmó que su partido "asume" esa apuesta. En el pacto que suscribió ERC con la CUP se acordó dejar trabajar a ese órgano durante dos años, y pasado ese tiempo valorar los frutos que había dado y, en caso de que no fueran los deseados, estudiar las alternativas. En correspondencia, Aragonès habló de "confrontación", que es la palabra clave de la estrategia que Carles Puigdemont quiere llevar a cabo con respecto a la relación con el Ejecutivo del PSOE y Podemos. "Defendemos la necesidad de una confrontación cívica y pacífica para que el Estado acepte esta mayoría independentista del 52%", dijo el futuro 'president'.

En el documento del acuerdo no se establecen plazos temporales, pero ERC se compromete a no "dilatar la mesa de diálogo innecesariamente" y JxCat a participar "lealmente" en la negociación. DANIEL. G. SASTRE

Los departamentos estrella cambian de manos

El 7 de mayo, Jordi Sànchez anunció, ante la sorpresa de ERC, que el acuerdo para investir a Pere Aragonès estaba "a punto de cerrarse". En estos 10 días ha pasado de todo: los republicanos rompían las negociaciones y priorizaban el Govern en solitario, Junts rectificaba su oferta inicial de ceder sus votos en la investidura y, finalmente, todo se reconstruía el fin de semana pasado para alcanzar un pacto que evita las elecciones. Pero Sànchez proponía ese día una fórmula para la nueva estructura de Govern que difiere poco de la que finalmente se ha alumbrado: la de simplemente darle la vuelta al acuerdo de 2018 para que cada partido ejerza ahora las funciones que en ese pacto asumía el otro.

Las 'conselleries' insignia de la última legislatura cambian de manos. ERC pierde Salut, que hasta ahora dirige Alba Vergés, justo cuando la vacunación ha alcanzado velocidad de crucero y se relajan las restricciones por la pandemia. Durante la campaña, la candidata de Junts anunció que el doctor Josep Maria Argimon, actual secretario general de Salut, sería el nuevo 'conseller'. 

A cambio, los republicanos gestionarán por primera vez Interior. Se trata de un Departamento envenenado desde hace muchos años, principalmente por la controversia que suscita la actuación policial en las tareas de orden público durante las manifestaciones o en los desahucios.

En el intercambio, Junts asume otros importantes departamentos que ahora tenían un 'conseller' de ERC, como Economia i Hisenda -que seguirá adscrito a Vicepresidència, y que era el área que hasta ahora dirigía Aragonès-, Drets Socials, Justícia y Acció Exterior. Estas dos últimas 'conselleries' son importantes en el desarrollo del 'procés' por su influencia tanto en la política penitenciaria como en el trato con los 'exiliados'. Los posconvergentes conservan Polítiques Digitals y Territori, que se fusiona con la primera bajo el nombre de Infraestructures. 

Además de Interior, ERC se queda con Empresa, Cultura y Agricultura, ahora en manos de Junts. Los republicanos mantienen Educació y suman la nueva Conselleria de Feminismes i Igualtat. DANIEL G. SASTRE

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