En clave Madrid

¡Ayuso fue idea mía!

Pablo Casado y Esperanza Aguirre compiten por el copyright del ayusismo barruntando el éxito de la candidata

La aspirante en Madrid, que afronta este miércoles un debate electoral complejo, remolca a un jefe de filas debilitado

Ayuso, en el salón de arte moderno

Ayuso, en el salón de arte moderno / Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

GEMMA ROBLES

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Cabalga la campaña electoral ‘a la madrileña’, que diría la inflamable Isabel Díaz Ayuso, con posibilidad de tomarse una caña al final de la jornada laboral –quienes tienen la suerte de contar con trabajo- o de un mitin. También el Covid sigue al galope en la comunidad, pero eso no parece interrumpir el paso firme con el que la candidata popular y presidenta en funciones se acerca a su primera victoria en las urnas, si la abrumadora unanimidad de los sondeos apunta en la dirección correcta. En la noche de este miércoles, en el debate de todos los candidatos en Telemadrid, Ayuso tendrá que superar una de las pruebas de fuego que más teme su equipo de campaña en los días previos al 4 de mayo. Su peor adversario en un rifirrafe multitudinario ante las cámaras, dicen los que más la conocen, puede ser ella misma. Veremos.

De momento sigue muy por delante de sus competidores, sostiene la demoscopia, y está imponiendo su estilo de derecha populista con tintes neoliberales, el ayusismo, como una marca personal que parece cotizar más y mejor cuando la provocación se impone a lo razonable. Es un personaje conocido no ya en toda España, sino fuera de ella. Las entrevistas a medios extranjeros están en su agenda en estos días. Las barbaridades como tildar de "subvencionados” de la izquierda a los ciudadanos obligados a hacer las colas del hambre, también.

Se va comiendo poco a poco las posibilidades de la ultraderecha. Los votantes de Vox pueden sentirse igual de cómodos votándola a Díaz Ayuso que a Rocío Monasterio. Y si las encuestas además de ser tan coincidentes son acertadas, ha devorado y se ha quedado para ella solita el voto ansioso de mudanza de Ciudadanos, un partido que nunca fue de centro en Madrid. En el PP todo esto no deja indiferente a nadie. Mucho menos a Pablo Casado, que cuando se convocaron las elecciones regionales estaba sin batería y a punto de calarse como líder. Ahora no le queda otra que dejarse remolcar por el ayusismo, asumiendo las condiciones que le quieran poner (a ver quién le dice a ella en unos meses, como se pretendía, que el PP madrileño lo va a presidir otra persona) y reivindicando que a Isabel, su “amiga”, la puso él a disputar la comunidad cuando nadie había pensado en esa apuesta.

La reivindicación paternal de Casado; su ‘¡a Ayuso la inventé yo!’ ‘¡Ayuso fue idea mía!’ responde al llamativo intento de injerencia de Esperanza Aguirre, que a estas alturas de campaña (y de su supuesta retirada de la política) levanta la mano para pedir también, a su manera, el copyright del ayusismo. Aguirre, que acaba de escribir un libro para dar lecciones sobre rearme ideológico de la derecha y que le da cañita al actual jefe del PP -antaño su protegido-, se siente descubridora de Díaz Ayuso porque hace años la ahora candidata, periodista de profesión, le llevó las redes sociales…. Y escribía tuits en nombre de Pecas, la perra de la exlideresa. Sí, esto es así. Y si se recupera el tono de aquellos mensajes en 40 caracteres, sorprenderán menos algunas de las cosas que se escuchan en la Puerta del Sol.

Hace apenas 72 horas Aguirre, la que pretende ser madrina de la candidata, le aconsejaba “humildad” a Casado para asumir que su proyecto político es un fracaso y apuntarse a la doctrina ayusista. Es evidente que si Díaz Ayuso supera pruebas como el debate de esta noche y mantiene intactas sus posibilidades de victoria, su éxito convulsionará no sólo a Madrid, sino también al PP, donde se barruntan debates inevitables.

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