750 personas en Barcelona
Las protestas contra el encarcelamiento de Hasél pierden fuelle y se zanjan sin incidentes
En la capital catalana, los manifestantes aíslan a un grupo reducido de personas que buscaba el choque con la policía catalana
Júlia Regué
Responsable de la sección de Política.
Graduada en Periodismo y en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), ha desarrollado su carrera profesional en la sección de Política, donde se incorporó en 2016. Ha seguido la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos. También ha colaborado en programas de TV3, Catalunya Ràdio y RAC1.
Júlia Regué
La tregua ha durado una semana, pero las protestas contra el encarcelamiento de Pablo Hasél desatadas este sábado en Catalunya pierden fuelle y se zanjan sin incidentes. Siete días después de la última convocatoria -que reunió a unas 4.000 personas-, por las calles del centro del Barcelona se manifestaron unas 750 personas, según la Guardia Urbana, exigiendo la libertad del rapero y contra la precariedad, con una amplia hoja de exigencias entre las que se incluyó la regulación de los alquileres y el fin de los desahucios, así como la derogación de la reforma laboral, de la ‘ley mordaza’ y de la ley de extranjería.
Siguiendo el patrón habitual de las protestas desatadas por varias ciudades tras la entrada en prisión de Hasél, la marcha comenzó a las 18 horas en plaza de Tetuán con un micrófono abierto para que cualquiera pudiera intervenir -se leyó una carta del rapero desde la cárcel de Ponent, en Lleida- y transcurrió de forma pacífica por las calles del Eixample hasta cruzar el barrio de Gràcia y llegar a la plaza de Lesseps, donde quedó disuelta.
No hubo disturbios ni se requirió actuación policial, pese a que un grupo reducido de alborotadores -unos 15- buscaron el choque con la policía catalana, que seguía por las arterias colindantes el transcurso de la manifestación. Precisamente, el resto de manifestantes terminó aislando a este grupo al constatar que provocaban altercados con el lanzamiento de algunas botellas de cristal e incluso que habían tratado de robar a personas que seguían la protesta.
La mayor parte de la ruta de los manifestantes se encontró despejada de contenedores y con las sedes bancarias y tiendas blindadas. Los Mossos d'Esquadra evitaron con cordones policiales que se acercaran a la sede de Endesa y a la comisaría de la Guardia Urbana, situadas en la Estació del Nord, así como al Paseo de Gràcia. No hubo incidentes porque la línea policial marcó el paso de la protesta, aunque sí hubo un momento de tensión cuando barraron el paso a los manifestantes en el cruce entre la calle Roger de Flor con la calle Casp. Los agentes finalmente retrocedieron.
Además de en Barcelona, hubo protestas también en Tarragona, Girona y Sabadell que terminaron sin incidentes. Bajo el lema 'Hasta que caigan. Nada que perder, todo por ganar’, el magma de convocantes –entre ellos, los CDR, el sindicato CGT, la PAH, la CUP y organizaciones de su órbita como Arran y Endavant- animaron a protestar “cada sábado” para sortear el “abismo” ante “un mundo que se hunde en la desigualdad y la miseria tras un decorado de opulencia y lujo”. Reclamaron, también, la "amnistía total", la disolución de los antidisturbios y la libertad de todos los detenidos en las manifestaciones anteriores.
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