VISITA A BARCELONA

La bomba Ayuso

Daniel G. Sastre

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Si no fuera por la amistad que la une al presidente de su partido, se diría que Isabel Díaz Ayuso está en periodo de prácticas para liderar, algún día, la derecha política española. La presidenta de Madrid ejerció este viernes de facto de número dos del PP en Barcelona, en la ofensiva coordinada del partido contra la armonización fiscal que negocian el Gobierno y ERC.

Ayuso ha pasado dos días en la capital catalana, y su agenda ha tenido poco que ver con la que correspondería a una presidenta autonómica. De hecho, en sus reuniones –siempre con entidades en absoluto hostiles a los populares, porque no quiere "perder el tiempo" con quienes defienden "el empobrecimiento y la tiranía"- ha abordado los asuntos de más importancia para su partido en el ámbito nacional: la defensa del castellano tras la aprobación de la "ley Celaá", las suspicacias contra las restricciones en la lucha contra el coronavirus y la protección del pequeño empresario.

Incontables titulares

Pero, al margen del contenido, su intervención en el hotel Barceló Sants sorprendió por su contundencia. Ayuso es una máquina de lanzar frases grandilocuentes –lo cual contrasta con el tono más bien inseguro con el que las profiere-, y en Barcelona no se quedó atrás. "Muchas personas y empresas huyen de Catalunya y van a Madrid a vivir en paz"; "Madrid es un paraíso, pero de libertad"; "es necesario que el negocio del independentismo deje de asfixiar la vida de los ciudadanos"; "ningún burócrata le debe decir a nadie dónde debe escolarizar a sus hijos"; "el debate ya no es derecha o izquierda, es España o contra España, libertad o totalitarismo"; "la vida es lo primero, pero la economía también es salud". Los titulares son incontables.

La voluntad de llevar un nuevo estilo al principal partido del centroderecha español, unas maneras que entroncan con los nuevos populismos que ya han demostrado su vigor electoral en España y en el resto del mundo, se hace evidente en cada intervención de Ayuso. Casado tendrá que ver cómo lo conjuga con la etapa de distanciamiento de Vox que emprendió tras la fallida moción de censura que encabezó Santiago Abascal. De momento, este viernes ambos se complementaron en Catalunya con la armonización fiscal como principal blanco de sus ataques. El líder del partido, con un tono más institucional, avisando de su "inconstitucionalidad"; la ‘bomba’ Ayuso, buscando la fibra sensible de sus votantes para taponar eventuales fugas.

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