ENTREVISTA

Raphael Minder: "La independencia de Catalunya está hoy más lejos"

El corresponsal en España de 'The New York Times' repasa el panorama político y social de la última década en '¿Esto es España?'

Raphael Minder

Raphael Minder / JOSE LUIS ROCA

Eva Cantón

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Raphael Minder (Ginebra, 1971) lleva una década contando para The New York Times lo que pasa en España. Aterrizó en Madrid en 2010, cuando la crisis financiera era cada vez más profunda, vivió la abdicación del rey Juan Carlos, el final del bipartidismo y el desafío secesionista catalán. En '¿Esto es España?' (Península, 2020) el corresponsal condensa en diferentes estampas su visión del país que para los editores del diario norteamericano “solo ocupa un rincón en el sudoeste de Europa”.

¿Ha tenido que desmontar algunos de los estereotipos sobre España que Hemingway contribuyó a alimentar?

A veces hay una percepción un tanto folclórica de España, pero, más que desmontar estereotipos, lo que hago es recordar que España es uno de los países que más se ha modernizado desde la posguerra. Al mismo tiempo, sí hago un reportaje en Galicia sobre una romería de ataúdes abiertos para dar gracias por haberse curado, estoy contando algo que parece del pasado. Busco un equilibrio entre las singularidades y los aspectos de una gran modernidad.

¿Hay algo que llame la atención en Estados Unidos, que no se entienda?

Ahora, con la crisis del covid-19, por ejemplo, es difícil de explicar que son las comunidades autónomas quienes controlan la sanidad. El norteamericano quiere ponerle un sello claro a unas estructuras de poder híbridas y me preguntan si España es un país federal. Siempre digo que, si los propios españoles no entienden qué pasa en Catalunya, cómo lo van a entender en Boston o en San Francisco.

¿Y qué pasa en Catalunya?

Después de escribir 'The Struggle for Catalonia', publicado en septiembre de 2017, me di cuenta de que, en una sociedad globalizada, la gente busca entender su identidad. Somos seres tribales, necesitamos pertenecer. En este contexto, el nacionalismo despierta emociones fuertes. La respuesta al 'procés' ha sido un nacionalismo español que estaba muy tapado. Yo llegué a un Madrid sin más bandera que la de Colón y a los siete años me encontré con un Madrid de banderas en los balcones.

Cuenta que en 2012 le llamaron de Moncloa para quejarse por el reportaje fotográfico de Samuel Aranda sobre los efectos de la crisis económica. ¿Ha vuelto a recibir alguna llamada más?

Como esa no. Sí he tenido conversaciones sobre el tema catalán.

¿Cuándo?

Cuando vieron que el relato se les iba de las manos. Hubo malestar porque en la prensa internacional salían mucho más los comentarios del movimiento independentista, que se dedicó con energía a explicar lo suyo. El error de la Moncloa fue no construir un relato positivo más allá de decir que todo era ilegal. Ahora la situación no pide tantos esfuerzos de relato, pero está estancada. No se en qué ha quedado la promesa de Pedro Sánchez de reabrir el diálogo.

¿Cuál es hoy su diagnóstico sobre la crisis catalana?

Nunca ha habido un conflicto entre Catalunya y España, sino dentro de Catalunya y con España. En el relato fácil de 'Catalunya contra España' se olvida que la mayoría social nunca ha votado el separatismo. La mayoría parlamentaria desde 2015 sí, pero se han quedado entre el 47% y el 48% de los votantes.

Clara Ponsatí le dijo en Edimburgo en abril del 2018 que Catalunya estaba acercándose cada vez más a la independencia. ¿Es así?

Yo creo que está más lejos. Hoy no hay hoja de ruta, hay más peleas internas y nada concreto. Es mucho pedir que se mantenga la movilización tres años después de la promesa de una declaración de independencia. Hay una población muy agotada en Catalunya.

Durante sus diez años como corresponsal, España ha tenido tres presidentes: Zapatero, Rajoy y Sánchez. ¿Qué rasgos comparten?

Superar las expectativas que de ellos tenían sus propios partidos. Ninguno era favorito y se aprovecharon de las luchas internas para encontrar su camino. Rajoy y Sánchez tienen una capacidad de aguante bastante fuerte. Es espectacular que Rajoy se haya mantenido 20 años en la cúspide del poder y que a Sánchez le echaran, volviera y diera el gran paso hasta la Moncloa.

¿Qué lectura hace de las turbulencias en la monarquía?

Pensaba que la abdicación de Juan Carlos abriría un nuevo capítulo y que Felipe VI tendría el control de su destino pero, con el paso del tiempo, la sombra del rey emérito se ha agrandado, en lugar de hacerse más pequeña. Hay una crisis seria que se puede apagar si se hacen bien las cosas. Ningún hijo es culpable de lo que ha hecho su padre, sea rey o no.

¿Nos cita un autor que le haya ayudado a entender este país?

Chaves Nogales. Todo lo que ha escrito me parece fundamental porque retrata de manera profunda cosas del pasado que parecen del presente. Me ha llegado con una frescura sorprendente.

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