LA REYERTA ENTRE LAS DOS DERECHAS

La moción de censura aísla a Vox y da aire a Casado

Pedro Sánchez aplaude el resultado de la moción de censura perdida por Santiago Abascal, al fondo, este 22 de octubre en el Congreso.

Pedro Sánchez aplaude el resultado de la moción de censura perdida por Santiago Abascal, al fondo, este 22 de octubre en el Congreso. / periodico

Juanma Romero / Pilar Santos

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Pocas veces el Congreso vive una ruptura tan desgarradora, tan descarnada. En directo. Pero eso sucedió este jueves. El estallido de un líder, Pablo Casado, contra el hijo pródigo "ingrato" y "desleal". El sorprendente y rotundo divorcio de PP y Vox. La liberación de la derecha tradicional de las ataduras, al menos de manera simbólica y por ahora, del "desvarío estrambótico" de la ultraderecha. 

La moción de censura de Vox, la quinta de la historia, condujo finalmente a ese puerto inesperado en su segunda jornada de debate. Una iniciativa que de entrada estaba abocada al fracaso y que se saldó con un aplastante y atronador 'no' de la Cámara baja: solo fue respaldada por los 52 diputados de Santiago Abascal. Y enfrente, los 298 restantes, incluidos los 88 del PP. No hubo ni una sola abstención. La de Vox fue la moción con el menor apoyo de la democracia. La que cosechó el rechazo más abrumador

Casado no solo quiso guardar estratégicamente el secreto de su voto en contra hasta que subió a la tribuna. Había diseñado un discurso feroz contra Abascal [aquí en PDF], sin contemplaciones. El más rotundo y quizá determinante de su corta carrera al frente del PP. Reventó. Se desquitó. "Hasta aquí hemos llegado", le dijo al jefe de Vox, para desmarcarse de él, de lo que ahora considera "derecha populista" y "del odio". Para marcar esa línea roja que nunca había querido perfilar. "No es que seamos cobardes. Lo que ocurre es que no queremos ser como usted. No somos como usted porque no queremos ser como usted". El PP, le espetó, es la derecha responsable de Estado, "política sin complejos, sí, pero con cabeza".

"Decimos no a la ruptura que usted busca, no a la polarización que usted necesita, como [Pedro] Sánchez, no a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ira y miedo, no a ese engendro antiespañol que también patrocinan, esa antipolítica cainita, de izquierda o de derecha destinada a hacer que los españoles se odien y teman ". Casado se proclamó harto de los "insultos" con que Vox —"el partido que le ha dado trabajo durante 15 años"— ha despachado al PP estos dos años. Harto de su guerra cultural, porque "no da ninguna batalla por las ideas". "Usted tiene como única idea la de arrastrar a los españoles a una batalla". 

"No es que seamos cobardes. Lo que ocurre es que no queremos ser como usted. No somos como usted porque no queremos ser como usted"

Pablo Casado

— Presidente del PP

Tal fue la contundencia del jefe de los populares, celebrada por su bancada, que Abascal no supo hilar una réplica. De hecho, se declaró "perplejo", descolocado por haber sido "pateado de manera inmisericorde". Apenas acertó a decir que el PP retorna al pasado de Mariano Rajoy, a la "equidistancia", y que lo convierte en la "música del 'Titanic' cuando se hunde". El jefe de Vox se dolió no tanto del voto en contra, que podía esperar, sino de los ataques políticos y personales de Casado. Ello acentuó la sensación de aislamiento total de la ultraderecha.

Abascal se dice "perplejo" por haber sido "pateado" de modo "inmisericorde"

Abascal aseguró que, pese al golpe, su partido, por "responsabilidad", respetaría los acuerdos autonómicos y municipales. Sin embargo, siguieron algunos movimientos que podrían llegar a ser inquietantes para el PP: en Andalucía, Vox dejó en suspenso el apoyo a los presupuestos regionales; en Madrid, avisó a Isabel Díaz Ayuso de que no "muerda la mano" de quien la hizo presidenta, y en Murcia, la formación ultra mirará con lupa futuros pactos con los populares. Sin embargo, en Génova reiteran que Vox tiene escaso margen de maniobra, porque para desalojar al PP del poder tendrían que promover mociones de censura y apoyarse en la izquierda, lo que sería muy castigado por sus votantes 

"Brillante" discurso

El Gobierno celebró el giro del PP, que tanto había reclamado Sánchez. Aunque también el viraje desconcertó a los socios de coalición. Lo probó la respuesta del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que en parte se quedaba vieja. El líder de Podemos sí calificó de "brillante" el discurso de raíces "canovistas" de Casado, pero le advirtió de que llega "tarde", porque tanto el PP como Cs han alimentado al "monstruo" de Vox que ahora quiere devorar a ambos. Tendrá difícil salir del "atolladero", aventuró. 

"Sentémonos y renovemos órganos constitucionales en beneficio de la Constitución, de la democracia y de la ciudadanía"

Pedro Sánchez

— Presidente del Gobierno

"Si no quiere que se interprete su voto como un simple gesto oportunista y coyuntural”, le lanzó a su vez Adriana Lastra, la portavoz socialista, “tiene que hacer lo que hace la derecha democrática en Europa, lo que hacen [Angela] Merkel y [Emmanuel] Macron: enfrentarse y no contemporizar con el fascismo”. Lastra, que aplaudió el "buen ataque" del líder del PP a Abascal, le urgió a ir "más allá", a romper sus pactos con la ultraderecha. Pero los conservadores no contemplan ese salto. 

Sánchez aprovechó el giro de Casado para dar un paso más "en favor del entendimiento": el Gobierno detiene "el reloj" de la tramitación parlamentaria de la proposición de reforma de la ley orgánica del poder judicial para allanar el camino de la renovación del órgano de gobierno de los jueces. En definitiva, se aparca (no se retira) la revisión legal para que el desbloqueo del CGPJ sea posible. El Ejecutivo actúa también presionado por Europa, inequívocamente, consciente de que la propuesta firmada por PSOE y Unidas Podemos no había sido bien vista en Bruselas, y contribuyó también la campaña activa de Casado en la capital comunitaria. 

El PP insiste en que quiere a Podemos fuera de la negociación del CGPJ

El PP respondió que mantiene dos condiciones: la "despolitización" de la Justicia y la Fiscalía y que Podemos quede "fuera" del proceso negociador. También insiste en que quiere la retirada de la proposición de ley, no solo que se quede en el congelador. Pero quien conversará por el Ejecutivo, recordó a su vez Lastra, será el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. Para Sánchez, es básico que el PP reconozca al Gobierno en su conjunto, que asuma que es de coalición. 

En el Ejecutivo late una cierta esperanza en el giro de Casado, pero también reina la cautela. "El movimiento se demuestra andando", aseguraba una ministra a la salida del pleno. "Yo me alegro mucho, la verdad —sentenciaba un diputado socialista—. Estaban metiéndose en un camino muy peligroso. Y esto es verdad que nos descoloca un poco, porque estratégicamente estamos más cómodos con un PP en la derechona pura".

La moción de censura, como señaló con ironía Iglesias, había comenzado en realidad este jueves, porque lo que estaba en juego era la reyerta en la derecha. Se ventilaba una "justa medieval" en la que quien había sido retado en realidad no era Sánchez, sino el PP, según lo definió con crudeza Casado. "Jaque mate", se felicitaban en la Moncloa, por el aislamiento de Vox y su derrota sin paliativos (la primera sin abstenciones), el anuncio del presidente y el refuerzo del Ejecutivo y de la mayoría de la investidura. La ultraderecha sale vencida, por ahora, en todos los frentes.