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Torra no militará en el partido de Puigdemont

Quim Torra y Carles Puigdemont.

Quim Torra y Carles Puigdemont. / periodico

Fidel Masreal

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El ‘president’ de la Generalitat, <strong>Quim Torra</strong>, no militará en el nuevo partido de su antecesor, Carles Puigdemont. Torra ha decidido quedar al margen del nuevo proyecto independentista pese a que participó en su presentación inicial. Y es que el jefe del Govern lleva meses desconfiando de movimientos cercanos y ajenos en el independentismo y en especial del doble discurso de la política, que ha descubierto desde que casi accidentalmente se dedica a ella profesionalmente. De este modo, se dará la circunstancia de que la iniciativa de Puigdemont no contará de momento con el apoyo ni de su predecesor, <strong>Artur Mas </strong>-que mantiene el mutismo sobre Junts-, ni de su sucesor, Torra, que se había mantenido hasta ahora absolutamente fiel a la estrategia del líder de Junts.

La decisión del ‘president’ viene a confirmar una tendencia que exprime el PDECat: la nueva formación política no está generando las expectativas creadas y contiene un difícil encaje de familias y de sectores que lo alejan de lo que se denomenaría «nueva política». Lo reconocen en privado actores directamente conocedores de este espacio político. En cambio los dirigentes de la nueva formación alegan que su proyecto es ganador, goza de una notable cohesión y diversidad interna y logrará imponerse a las urnas a ERC gracias al liderazgo de Puigdemont.

El peso de la política profesional

Torra se guarda sus argumentos para no militar en Junts, pero es fácil deducir que no ve con muy buenos ojos que un proyecto que pretende nacer al margen de las estructuras de los partidos clásicos esté formado por una estructura directiva que incluye a políticos profesionales desde hace años. Contra esto, los impulsores de Junts responden que existe una buena parte de miembros de la ejecutiva que no proceden de la política oficial. Una ejecutiva que también acoge a destacados dirigentes de lo que fue Convergència y hoy es el PDECat. Algunos de los fontaneros del nuevo partido admiten que una de sus prioridades actualmente es que funcione una maquinaria diseñada como un rompecabezas entre familias. La elaboración de la dirección vino precedida también de un complicado encaje de bolillos interno.

Las ambiciones personales

Las votaciones de la dirección de Junts han mostrado esta diversidad. Tras Puigdemont, apoyado por un 99% de votos, los más votados han sido Jordi Sànchez, que será secretario general, el ‘exconseller’ Jordi Turull y la diputada en madrid Laura Borràs. Más atrás ha quedado Damià Calvet, ‘conseller’ de Territori y hoy todavía en el PDECat, y aspirante a candidato electoral.

«Las ambiciones personales son necesarias siempre que se sepan colocar donde toca», describe un integrante de la nueva formación. También queda pendiente la definición ideológica. El objetivo  es el de ocupar un espacio progresista, pero en el seno de Junts existen perfiles procedentes del PDECat difícilmente compatibles con la idea de la izquierda política, aunque Jordi Sànchez tenga perfil progresista por sus pasados vínculos a ICV.

A todo ello se debe añadir la limitada capacidad que ha tenido hasta ahora Junts de arrastrar militantes. Hoy son 3.791.  Sólo un 5% de militantes del PDECat, según dados del mismo partido, se han dado de baja al irrumpir Junts.  La Crida -creada hace dos años por Puigdemont y Sànchez y hoy ya suprimida en favor de Junts- ha llegado a tener 16.900 fundadores. La respuesta del nuevo partido es que lo que contará será el número de votantes en las urnas.

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