LOS 'PAPELES DEL LENDAKARI'

Urkullu: "Me siento defraudado con Rajoy"

Mariano Rajoy e Íñigo Urkullu, en enero del 2013, en la Moncloa.

Mariano Rajoy e Íñigo Urkullu, en enero del 2013, en la Moncloa. / periodico

Xabi Barrena

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Los esfuerzos de mediación de Iñigo Urkullu no fueron, númericamente en mensajes, equitativos. Dedicó mucho más esfuerzo a Carles Puigdemont. A veces, por lo consultado por EL PERIÓDICO en los papeles que el lendakari, parece casi un ‘coaching’, dando una ristra de consejos. Pero la mediación existió con el otro lado, con el Gobierno central. Los esfuerzos del lendakari se centraron, sobre todo, en que Mariano Rajoy, con el apoyo de Pedro Sánchez, no sacaran adelante el artículo 155 de la Constitución. La conclusión se la dio el propio presidente vasco en un sucinto mensaje al arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, el 26 de octubre, cuando ya todo parece inevitable: «Estoy defraudado con Rajoy y Puigdemont».

Todo empieza el mismo 19 de junio cuando en el aeropuerto de Barcelona, de retorno de haber asistido al 30º aniversario del atentado de Hipercor, y tras haber hablado durante cuatro horas con Puigdemont, Urkullu se topa con la entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Y le traslada el interés del ‘president’ por suavizar la tensión. Urkullu se ve con Rajoy el 19 de julio, un mes después: «El presidente del Gobierno me garantiza que  sus pasos serían muy medidos y cuidando de ser lo mínimo posible».

El Rey al habla

El 6 de octubre habla con Felipe VI, tres días del ya famoso discurso del monarca del 3-O, que tanto criticó el presidente vasco. Según anota, habla con «el Rey por comentario de Joseba Aurrekoetxea (miembro de la dirección del PNV), proveniente de Francesc Homs [‘exconseller’ de Presidència]». A la mañana siguiente, Urkullu recibe una llamada de Pedro Sanchez pidiéndole «que intervenga».

En el Alderdi Eguna, el día del partido (del PNV), en septiembre, poco despuñes de la intervención en la ‘conselleria’ de Economia, Urkullu ya había señalado que «el punto de partida es reconocer la existencia de dos naciones que quieren decidir su futuro, ¿cuál es el problema?. Hoy a los ojos del mundo el Gobierno español forma parte del problema y no de la solución».

Dos días después, el 26 de septiembre, y tras las imágenes del «¡A por ellos!» de los distintos  operativos policiales, Urkullu le manda una carta a Rajoy: «Es preocupante todo, también por lo visto en imágenes de la salida de las FCSE desde Andalucía a Catalunya y los gritos y ambiente expresado. Imagino que instituciones de todo orden, incluso de la jerarquía internacional, estarán intentando mediar en esta situación con el objetivo de que pueda abrirse un espacio de diálogo. Tengo para mi que el ‘president’ estaría dispuesto a cualquier espacio de diálogo con condiciones».

Antes de la DUI de los ocho segundos de vida, el 10 de octubre, Urkullu escribe de nuevo al jefe del Ejecutivo: «No sé cuál será la disposición final del ‘president’ para esta tarde. Tan solo quiero que sepas que, a lo largo de los últimos días, lo he intentado todo hasta este mismo momento para que todo sea mínimamente razonable. Mantengo la esperanza en que sea posible un futuro de convivencia mejor».

El 'pase atrás' y la relación con Sánchez

 Y, después del Pleno del Parlament, en sendos mensajes, al día siguiente, trata de convencer a Rajoy de que no ha habido DUI, para que no active el mecanismo del 155: «Ha hecho un pase lateral que incluso alguno interpretará como un pase hacia atrás. Mantengo, a pesar del relato del ‘president’ y de que hubiera algún matiz que es cuestionable como que ‘asumo el mandato del pueblo para que Catalunya se convierta en un estado independiente en forma de republica’ mi interpretación previa. No ha habido DUI. No ha habido votación y, ciertamente, no se puede declarar lo que no ha existido», afirma, tratando de persuadir a Rajoy.

A pesar de que formalmente la relación con Pedro Sánchez es buena, hay cosas que le desagradan profundamente del socialista. A vueltas con el 155, el líder socialista, según Urkullu, se arroga la paternidad de su propuesta de aprobarlo en el Senado pero no aplicarlo, siempre en el caso de que Puigdemont, finalmente, convocase elecciones.

 En un mensaje a Marta Pascal, el 26 de octubre, el día antes de la DUI, a las 21.28, asevera: «Ni uno ni el otro. Pedro Sánchez haciendo suyo un planteamiento que yo había hecho al Presidente. El ‘president’ tan solo me había pedido indicios, para responder a Junqueras, de que no se aplicaria el 155 y esto es lo que había conseguido. Me parece todo muy miserable».

También a Pascal le critica la gestión del Gobierno: «La aplicación del 155 se está contemplando con una frivolidad jurídica que espanta. O algunos están calculando mal todo o la estulticia ha llegado a límites espeluznantes donde todos perdemos».

Antes, el 21 de octubre, parece que Urkullu se enzarza e una discusión con Sánchez, al hilo de una afirmación del socialista: «Lo siento Pedro. No comparto esa visión de que ‘la situación ha llevado al Estado a tener que responder…’ Yo también soy Estado. Soy el representante ordinario del Estado en Euskadi y desde Euskadi hemos hecho propuestas a unos y otros. No hubo DUI y lo sabes». La discusión, no publica, acaba con un "mejor lo dejo aquí" del lendakari.

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