LOS 'PAPELES DEL LENDAKARI'

Urkullu: "Puigdemont me pidió ayuda porque no quería llegar a la DUI"

Puigdemont y Urkullu en Palau, en junio del 2017

Puigdemont y Urkullu en Palau, en junio del 2017 / periodico

Gemma Robles / Xabi Barrena

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A finales de octubre de 2017,  EH Bildu se está  preparando para llevar al Parlamento vasco, en unas semanas, una propuesta para "reconocer la República catalana". El lendakari Iñigo Urkullu, que había sido mediador entre el Gobierno de Mariano Rajoy y el Govern de Carles Puigdemont en los alrededores del 1-O  de ese mismo año, escribe entonces unas notas internas que ahora se hacen públicas. "En conciencia, yo no podría votar a favor. No solo porque no soy partidario de las vías unilaterales y menos de las que se gestionen fracturando a la sociedad. Por coherencia, porque a mí el propio Puigdemont me solicitó ayuda porque él no quería proceder a la DUI", sentencia. Y va más allá, añadiendo más nombres a esa posición. "Lo mismo la coordinadora general del PDECat [Marta Pascal] y, de manera indirecta, también el presidente de ERC [Oriol Junqueras]".

O sea, que según la versión del político vasco, él intervino en la crisis de Catalunya porque se lo demandó Puigdemont de quien, además, repite en varias ocasiones que le hizo participe de que no deseaba llegar a la Declaración Unilateral de Independencia. Así lo manifiesta en el primer bloque de documentación -más de 600 páginas- que atesora sobre aquellos turbulentos días de octubre y que ha consultado EL PERIÓDICO. ¿Coincide esto con la versión del ‘expresident’? No exactamente, como se ha evidencia en su reciente libro ‘M’explico’, de Plaza Janés.

Intemediario

 "[Sábado, 26 de agosto de 2017] El ‘president’ ha aprovechado el día para hablar con todo el mundo [...]. También con el lendakari Urkullu, con quien no se había visto desde el 19 de junio pasado, en los actos de conmemoración del atentado de Hipercor. Aquel día Urkullu se ofreció para desencallar la situación...", relata Xevi Xirgo en el libro que ha elaborado mano a mano y con el visto bueno de Puigdemont. Son numerosas las veces ( y los mails o mensajes del propio Urkullu) que se recogen en dicha publicación ligada al exjefe de la Generalitat, en los que siempre se explica o da a entender que Urkullu intervino por iniciativa propia, con el aval de Puigdemont y el "conocimiento" de Mariano Rajoy.

La independencia

En cuanto a sí el ‘expresident’ quería o no llegar a convocar la DUI, la forma y la intensidad con la que ambos relatan, directa o indirectamente el episodio, también difiere. "El 9 de octubre Puigdemont me dice, con testigos, que al día siguiente no quería proceder a la DUI en el Parlament de Catalunya", apunta Urkullu en sus textos personales. Sin embargo, Puigdemont, en su libro, contextualiza la decisión (colegiada con casi todo su equipo de Gobierno) de primero proclamar la DUI para luego suspenderla en que quería dar una oportunidad al diálogo con el Gobierno. No obstante en ‘M’explico’ se detalla una cena con el penuvista Andoni Ortuzar Marta Pascal el 8 de octubre, en la que, el dirigente vasco, le reclama que no se proclame la indepedencia para evitar consecuencias nefastas y dar oportunidad al entendimiento. "No puedo desconvocar el pleno [de la DUI, del día 10]. No puedo y  no quiero", le responde textualmente Puigdemont, según viene recogido en su libro. Sí se muestra abierto a suspenderla para poder dialogar con el Ejecutivo central.

Lo que se trasluce en todo caso de las lecturas sosegadas de las versiones de ambos líderes políticos, que trabajaron mano a mano en aquellos días convulsos de octubre de 2017, pero en los que terminaron desconfiando el uno del otro sin tapujos, es que las gafas políticas y personales con las que miraban los acontecimientos eran bien diferentes, pese a no pertenecer a mundos ideológicos antagónicos. "He sentido la confusión permanente por parte del president Puigdemont de tener planificado lo que fuera a hacerse y, al mismo tiempo, manifestar que no quería proceder a la DUI". Y sigue. "Que, de la misma manera, lo he sentido en el caso de las medidas a adoptar manifestadas por parte del presidente [Mariano] Rajoy. E igualmente en el caso de Pedro Sánchez", asevera el lendakari en su documentación, consultada por este diario. 

"Era una farsa"

 Asimismo, en el libro dedicado al político catalán queda reflejado el momento en que empieza a cansarse de la mediación peneuvista... la fecha concreta es el miércoles, 11 de octubre de 2017, cuando se entera de que hay una reunión extraordinaria del consejo de ministro de Rajoy, a fin de preparar la aplicación de un 155. Eso, tras haber suspendido la enrevesada declaración de independencia. Según cuenta, se siente muy engañado.  "Lo tenían  planificado. Lo tenían todo planificado. Han conseguido lo que querían. Era una farsa. No había ninguna voluntad de diálogo. No la ha habido en ningún momento. Los obispos, Urkullu, Moragas... solo querían hacernos parar. Pero a cambio de nada. Contribuyeron a hacer creíble que había voluntad de diálogo", dijo entonces un enfadadísimo Puigdemont, según recoge el libro en que participa. Es poco probable que esta reflexión, al leerla, haya sorprendido al recién reelegido lendakari, que ya intuía cuál iba a ser la lectura de lo acaecido, según revelan sus papeles "La perspectiva de unos [del parón del 10 de octubre] será que se trata de una trampa y la de los otros, que se trata de una traición. Una mirada corta dede el estado sin inteligencia política garantizará el choque" ,auguró.

Y a tenor de cómo Puigdemont, en su versión de aquellas jornadas, ahonda en lo solo que se siente dentro de su propio Govern; en lo "fácil" que resultaba la posición de la CUP, exigiendo sin mojarse en exceso; en la desazón que le produce sentirse "mentido" por el Ejecutivo central y también por los que considera mediadores, debió verse atrapado entre las dos perspectivas que barruntaba entonces Urkullu. De quien, a partir del episodio del Consejo de Ministros extraordinario, empieza también poco a poco a desconfiar. 

El distanciamiento parece mutuo, según se desprende de los papeles de Urkullu. En una misiva que envía a Puigdemont el 21 de octubre, le advierte de que "los pueblos que aspiran a su pleno autogobierno no siempre logran aquello a lo que aspiran en su primer intento". Pero en sus análisis más personales, que ahora son públicos, añade puntos de vista pragmáticos. "El procés y la deriva de Puigdemont, Junqueras y Artur Mas está situando de manera irresponsable fuera del radar la auténtica cuestión: hay una mayoría de dos tercios amplia que tiene como horizonte un autogobierno más profundo". El día 25 de octubre, en una nota personal, escribe: "Puigdemont plantea condiciones ilógicas a plantear al presidente Rajoy de cara a las sesiones plenarias del Parlament de Catalunya a celebrar los días 26, 27 y 28. Puigdemont insiste en que no quiere proceder a la DUI", apunta. 

La relación se va deterioriando. Las posibilidades de que se entiendan, también. Eso, tras haber intercambiado docenas de mensajes, llamadas e incluso propuestas  de gran interés político (e histórico)... hoy se hablan por documentos.

Suscríbete para seguir leyendo