PIDIÓ "UNIDAD" A LAS INSTITUCIONES

Almeida, el buen talante del PP

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Pilar Santos

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Los políticos están viviendo estos días la misma realidad alucinante que el resto de ciudadanos con el grave añadido de la responsabilidad. No debe de ser fácil. La incertidumbre, el vértigo ante la expansión del covid-19, las decisiones rápidas, el miedo a equivocarse. La soledad. En este bucle de ruedas de prensa, llamamientos a la disciplina social y declaraciones institucionales ha despuntado el tono de un dirigente del PP: José Luis Martínez-Almeida (Madrid, 1975), alcalde de Madrid, la ciudad más castigada por la pandemia.

Sus palabras el domingo pasado pidiendo que las instituciones dieran "una imagen de unidad" y diciendo que ya habrá tiempo para las críticas contrastaban con las que pronunciaba pocas horas antes su jefe de filas, Pablo Casado. En la noche del sábado, después de que el Gobierno aprobara el estado de alarma, el líder del PP acusó a Pedro Sánchez de no haber estado "a la altura". Esa clara diferencia entre uno y otro ha hecho destacar el buen talante de la figura de Almeida en esta situación de emergencia. Él no se ve ni como verso suelto ni cree que esta crisis vaya a reforzar su liderazgo. "Casado ha sido leal y un hombre de Estado. Ha apoyado todas las medidas, pero eso no quiere decir que si hay determinadas cuestiones que se pueden mejorar no tenga derecho a decirlo. No confundamos crítica destructiva con aportaciones en el momento en que vivimos", comenta a este diario por Whatsapp. Almeida exige material de protección de manera urgente al Ejecutivo central para mantener los servicios esenciales de la ciudad: la policía municipal, la ayuda a domicilio, la limpieza de las calles, la funeraria... 

Cuando Esperanza Aguirre dimitió, en 2017, y él se quedó de portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, muy pocas personas sabían quién era. Un técnico, un abogado del Estado que llevaba diez años en política, pero siempre en la segunda fila (fue director general de Patrimonio). En ese momento tuvo que empezar a ganarse su espacio entre la televisiva Begoña Villacís (Ciudadanos) y la carismática Manuela Carmena (Ahora Madrid), entonces la alcaldesa.

Madrileño de varias generaciones, su abuelo materno fue el productor de 'Marcelino pan y vino', por la que ganó un Oso de plata en el festival de cine de Berlín, y su abuelo paterno, consejero de Juan de Borbón, el padre del rey Juan Carlos.  

Hace poco más de un año, llegó la confirmación de que tenía pista para desarrollar su carrera política. Casado lo colocó al frente de la candidatura para luchar por la alcaldía. Nadie daba un duro por él, pero las sumas parlamentarias y el apoyo de Vox le facilitaron la vara de mando de la capital. Ahora, tras dos semanas tomando medidas drásticas para frenar el contagio, ha ganado en popularidad. No lo tenía fácil. El PP de Madrid, con Aguirre al frente, fue el símbolo del proceso de privatización de la sanidad.

Cuando se cerraron las clases en Madrid, el miércoles 11, Almeida mandó un mensaje a los jóvenes que se hizo viral. "Sé que los jóvenes de Madrid van a saber estar a la altura de nuestra ciudad. Es el momento de que demuestren su coraje, su civismo, su compromiso con ella". Ya había cerrado los museos, los teatros. Un día más tarde clausuró el Zoo y los parques de atracciones y les pidió que no se lo tomaran como si fueran unas vacaciones: “Si se desplazan se multiplican las posibilidades de contagio”.

Acciones rápidas

Sus palabras también han ido acompañadas de medidas económicas para paliar las consecuencias de la crisis sanitaria y social: habilitó nuevas instalaciones para las personas sin hogar; anunció que no habrá desahucios ni se cobrará el recibo del alquiler a las seis mil familias que viven en pisos propiedad del Ayuntamiento de Madrid mientras dure la pandemia, suspendió los plazos administrativos a los madrileños y aprobó rebajas fiscales (el 25% el IBI y otro 25% en el IAE).

Él se ve como un funcionario más, como el cajero que sigue yendo al supermercado o el barrendero que pistola de agua en mano está desinfectando las calles de la ciudad con hipoclorito sódico. Almeida fue uno de los primeros alcaldes que decidió esa medida, ya el día 14.  En la Comunidad de Madrid, entre el sábado al mediodía y el domingo a esa misma hora, murieron 254 personas. Diez cada hora. La competencia de Sanidad la gestiona la presidenta de la región, Isabel Díaz Ayuso, también del PP, con la que la coordinación es "total", aseguran fuentes del Gobierno madrileño.  

El alcalde está limitando al máximo las salidas de su casa al edificio del ayuntamiento o al Centro de Emergencias. "Es un desafío al que nunca nos habíamos enfrentado. Es un cambio radical. Y mi mentalidad es que te tienes que adaptar lo antes posible. Pasas de una vida con una agenda vida absolutamente agotadora a una vida en la que tu prioridad es adoptar medidas en cualquier momento que puedan salvar vidas", asegura. Y en casa, ¿cómo lleva el confinamiento? "Vivo solo, no tengo pareja, no tengo hijos, mis padres han fallecido. La soledad la llevo como puedo. Trato de relacionarme vía móvil y Facetime con mis hermanas, con mis amigos. Es la forma con la que trato de sobrellevarlo. Los libros y las plataformas que hay en la televisión son mis mejores aliados para poder paliarlo", cuenta.

El sentido del humor

Una de las primeras cosas que llaman la atención del alcalde es su sentido del humor, algo que intenta no perder. Dice que en estos días lo consigue cuando ve el "ingenio de la gente" con los chistes que circulan por Whatsapp o los memes (imágenes humorísticas en las redes sociales) de la situación de aislamiento. "Me parece una forma muy saludable de enfrentarnos a las circunstancias que tenemos", asegura.

Almeida ya piensa en el día siguiente a la victoria. Se imagina un Madrid "orgulloso" de mirar atrás y saber que ha vencido "al desafío más duro en generaciones". "Orgulloso de nuestros servidores públicos, orgulloso de nuestros sanitarios que todos los días están dando la cara", continúa antes de señalar ya su nueva línea de trabajo: "Habrá que acometer una emergencia económica y social en la que la mentalidad será que no podemos dejar a nadie atrás como consecuencia de esta pandemia". En esto se quedó trabajando el sábado desde casa.