CARTA ABIERTA DE ELISENDA PALUZIE

La ANC elevará el tono pero no romperá con JxCat y ERC

Paluzie reclama al soberanismo no caer en la "frustración" en una carta abierta al "independentismo de base"

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie.

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. / periodico

Júlia Regué

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La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, se dirigió este miércoles "al independentismo de base" en una carta abierta en la que eleva el tono contra JxCat ERC pero les reafirma como aliados necesarios para lograr la independencia.

A su juicio, los socios de Govern han "vuelto al autonomismo" con su "disputa por espacios de poder autonómico y local, llegando al extremo de ceder el liderazgo de algunos de estos al PSC".

Pero pese a estas maniobras, asegura que la entidad "no romperá el hilo, el pequeño hilo que aún les une", por la "responsabilidad de no incrementar la desunión". De todas formas, se compromete a aumentar sus exigencias "para que prioricen el objetivo de la independencia".

La dirigente de la ANC insta a la sociedad civil, al Govern y al Parlament a alinearse y reclama a los sectores más críticos aparcar iniciativas para forzar un nuevo momentum: "Se tiende a confundir unilateralidad e insurrección. Es una trampa que al Estado le va muy bien, y no deberíamos caer en ella", lanza a los que han mostrado su malestar por el seguidismo de los partidos y por el diseño de la manifestación de la próxima Diada.

Paluzie pide no caer en la "frustración" e insiste en "analizar las fortalezas que faltan" parar poder hacer una DUI "que se lleve a la práctica". "La movilización puede tener doble sentido: unitario y antirrepresivo; y de exigencia, máxima exigencia", concluye.

Esta es la carta completa:

Carta abierta al independentismo de base:

Vivimos un momento de desconcierto en las bases del independentismo que hace difícil encontrar el camino a seguir y evitar que la frustración y la desunión se apoderen de aquellos que salimos el 1 de octubre del 2017 a votar sobre la independencia y a defender todos los votos, todos, tanto los del 'sí' como los del 'no'. 

Desgraciadamente, dentro del independentismo, se repiten cíclicamente estos momentos de crisis, recordemos, por ejemplo, los desacuerdos cuando la consulta del 9-N se convirtió en un proceso participativo y cuando en diciembre del 2015 parecíamos abocados a la repetición de elecciones al Parlament. Pero ahora tenemos el agravante de una represión que no cesa y un camino desdibujado por delante.

El aprendizaje de octubre del 2017 está claro. Cuando hemos trabajado juntos la sociedad civil movilizada, el Govern y el Parlament es cuando más hemos avanzado en el camino hacia la independencia de Catalunya. ¿Qué quiere decir trabajar juntos? Tuvimos un parlamento que avalaba a nivel legislativo el mandato democrático del pueblo de Catalunya, un Govern que lo ejecutaba y una ciudadanía movilizada como puntal. Estos tres elementos permitieron la celebración del referéndum. Pero la gestión después del referéndum rompió esta relación. No todo el mundo, dentro de los partidos y fuera, veía el referéndum del mismo modo. Para algunos solo era un instrumento de negociación. Y al otro lado no había ninguna voluntad de negociar. Así, se llega al 27 de octubre marcados por las divisiones, habiendo perdido el 'momentum' y declarando la independencia sin creer en ella y sin intentar hacerla efectiva. 

Del octubre salimos con una gran victoria colectiva (haber hecho el referéndum) y con una derrota (no haber sido capaces de aplicar los resultados). El encarcelamiento y el exilio de nuestros dirigentes nos ha marcado emocionalmente y ha dificultado el luto de la derrota. Generaciones que no lo habían vivido han tenido que aprender a convivir con la represión, y las que sí la habían vivido, la han reencontrado de golpe, en otro contexto.

Y ahora que tenemos delante un nuevo Once de Septiembre, nacen iniciativas diversas que querrían volvernos a llevar a aquel 'momentum', y hacer aquello que no hicimos entonces: aquel "Maidan" para defender la declaración de independencia. Estas propuestas olvidan que el control del territorio se tiene que demostrar cuando hay un gobierno dispuesto a hacer la independencia. Se tiende a confundir unilateralidad e insurrección. Es una trampa que en el Estado español le va muy bien, y no tendríamos que caer en ella. Es lo que ha hecho la fiscalía del Estado en el juicio en el Tribunal Supremo. Intentan igualar el hecho de acceder a la independencia por una vía institucional, con legitimidad democrática detrás, mayorías parlamentarias y gobiernos reconocidos, y el concepto de rebelión, porque quieren deslegitimar el acceso a la independencia por medios democráticos y pacíficos. 

Tenemos que analizar qué fortalezas nos faltan para poder hacer una declaración de independencia y ser capaces de llevarla a la práctica, con un gobierno capaz de imponerse como autoridad en un territorio. Pero no podemos perder la legitimidad que da tener mayorías parlamentarias y un embrión de institucionalidad detrás que se puede transformar en el gobierno transitorio de una república naciente.

En la Asamblea, a lo largo de este año y pico, también nos ha costado salir del proceso de luto, y volver a trazar un camino. Pero en los últimos meses hemos trabajado campañas que compensan debilidades en el ámbito de la sociedad civil y nos preparan en el ámbito económico por cuando vuelva a plantearse políticamente la independencia. Por un lado, con la campaña de consumo estratégico, favorecemos una economía y modelos de empresa alternativos que no están tan sujetos a las presiones políticas. De otra, con iniciativas como la de las Cambras de Comerç, trasladamos la mayoría social y política de este país a instituciones que son altavoces poderosos. Y fortaleciendo el sindicalismo nacional, nos hacemos presentes en el mundo del trabajo.

Estas acciones se enmarcan dentro de la estrategia de la lucha no violenta, un método de lucha contra formas de opresión o para hacer progresar los derechos democráticos, que incluye acciones de denuncia, de no cooperación, de desobediencia civil y que tiene como objetivo debilitar los pilares de poder del adversario. Este Once de Septiembre no solo nos manifestaremos, sino que dispondremos de un gran espacio 'Eines de País', donde se podrán hacer acciones de apoderamiento ciudadano.

En cuanto al ámbito institucional, los partidos políticos nos repiten que no tenemos las condiciones para la unilateralidad. Pero no nos explican cuáles son estas condiciones, y que piensan hacer para conseguirlas. Tampoco nos han explicado qué debilidades institucionales hicieron imposible la independencia, y cómo podríamos superarlas. Algunas las hemos descubierto en el juicio. En cambio, con los pactos de la semana pasada hemos comprobado de una manera muy cruda el retorno al partidismo y la disputa por los espacios de poder autonómico y local, llegando al extremo de ceder el liderazgo de algunos de estos espacios al PSC. Contra esto, levantamos la voz la semana pasada, movilizándonos por primera vez ante los partidos independentistas. 

Como ANC, pero, no romperemos el hilo, el pequeño hilo que aún nos une con el espacio de los partidos, porque creemos que tenemos la responsabilidad de no incrementar la desunión; a la vez, incrementaremos nuestro tono de exigencia con ellos para que prioricen el objetivo de la independencia y abandonen las luchas partidistas. Hay un riesgo evidente, que el pacto a la Diputación de Barcelona ejemplifica muy bien, de retorno al autonomismo, a pesar de que el electorado ha continuado dando victorias a los partidos independentistas, elección detrás elección. 

Tenemos esta doble responsabilidad de mantener esta presión sin contribuir a la desunión, manteniendo la movilización en las calles que puede tener un doble sentido: la vertiente unitaria y antirrepresiva pero también la de exigencia, máxima exigencia política. A la vez, tenemos que evitar caer en la trampa que desean aquellas fuerzas que trabajen por el retorno al autonomismo, y para enterrar por años las esperanzas de culminar el proceso de autodeterminación. Estas fuerzas querrían una ANC marginal y radicalizada, que ya no fuera representativa del sentir de la mayoría independentista.

En la lucha no violenta, las acciones tienen que tener un objetivo político y hay que saber a quien se interpela y qué se pretende conseguir, y cuándo es el momento de hacerlo. Nunca son reactivas, siempre son pensadas y propositivas y se tienen que inscribir en un marco creíble que dé sentido a la lucha. Ahora, el problema más importante que tenemos delante es el riesgo de retorno al autonomismo, facilidad por la división de los partidos independentistas. No podemos renunciar a las grandes manifestaciones que marcan la agenda política y que los interpelan. Hay que recordarles que el objetivo es la independencia, y que hay que establecer una estrategia para conseguirlo.

Este doble objetivo es compartido por todo el independentismo y es por eso que nos manifestaremos esta Diada. No es una manifestación más, es la manifestación más difícil de todas las que hemos hecho hasta ahora, nos jugamos que los partidos independentistas cumplan con su compromiso ante el país y evitar que el independentismo quede dormido por años. Este año, os la tenéis que hacer vuestra como nunca antes y tenéis que levantar vuestra voz para que se recupere el objetivo de la independencia, y se trabaje con unidad de acción para lograrlo.

Elisenda Paluzie y Hernàndez

Presidenta de la Asemblea Nacional Catalana