Casado pide una tregua interna para tratar de "remontar" el 26-M

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Pilar Santos

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Pablo Casado voló este sábado hasta A Coruña para obtener la foto de la paz, una paz que no sabe cuánto durará. El presidente del PP se fue hasta una romería en O Pino para ver a Alberto Núñez Feijóo, el barón más poderoso del partido en estos momentos de turbulencias. El apellido del gallego vuelve a mencionarse en todas las conversaciones con dirigentes del PP desde que el pasado domingo Casado fracasara en las elecciones con su giro radical por miedo a Vox.

El presidente de la Xunta no acudió el martes a la reunión del comité ejecutivo nacional para analizar el mal resultado de las generales (66 escaños), porque tenía sesión de control en el Parlamento gallego, algo que quiso remediar invitando a su ‘jefe’ al mitin campestre del PP gallego del fin de semana. Allí, en su terreno, en Galicia, donde Vox no ha conseguido ni un escaño al Congreso, Feijóo repitió su análisis: el PP ha cometido “errores”, ha “decepcionado” a sus votantes porque se olvidó de lo que es. “Somos un gran partido de centro, amplio, de las mayorías, donde convivimos todos”, exclamó ante más de cinco mil simpatizantes. A pocos metros, Casado, que ya empezó a corregir su trayectoria ideológica el martes, al prometer virar al centro, asentía. Cuando tomó la palabra, el presidente del PP volvió a admitir “errores”, alabó a Feijóo por “ser una referencia de todo el partido a nivel nacional" y mandó un mensaje interno: toca "remontar" en las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo y evitar la caza de brujas en Génova.

Casado es consciente de que ese ‘superdomingo’ el PP deberá lograr que Ciudadanos no le supere en votos y mantener algunos gobiernos regionales clave (como Madrid, Murcia y Castilla y León) si no quiere él, personalmente, pasar a la historia del PP como un líder fugaz. Feijóo ha dicho varias veces, también cuando descartó suceder a Mariano Rajoy, que su compromiso con Galicia es "hasta el 2020”. ¿Y después? Nadie lo sabe todavía.

"Ahora mismo lo importante no es el partido, no es mirarnos el ombligo. Lo importante no es qué se puede hacer internamente. Lo fundamental es ver cómo podemos ser útiles a la sociedad, cómo resolver sus problemas y ayudarle en sus perspectivas de futuro", afirmó Casado, rogando a sus compañeros de filas una tregua interna. El dirigente conservador muestra así que ha captado el malestar que algunos líderes autonómicos expresaron el martes en el cónclave interno. Hasta ahora había hecho oídos sordos. Hace dos meses no quiso atender las críticas que le llegaron, especialmente a través de los medios de comunicación, sobre cómo Génova estaba elaborando las listas al Congreso y el Senado, con unos fichajes que tenían más en cuenta sus supuestas potencialidades en los medios de comunicación que su experiencia política y de gestión. 

Egea y Twitter

Javier Maroto, vicesecretario de Organización, ha sido hasta ahora el que ha pagado esa parte de responsabilidad al ser apartado de la coordinación de las campañas del 26-M. Ya llevó la de las generales y, en principio, iba a asumir también las municipales, autonómicas y europeas, pero Casado ha decidido que ese trabajo se lo repartan Cuca Gamarra e Isabel García Tejerina.

El presidente del PP incide en el mensaje de cierre de filas porque sabe que algunos dirigentes críticos siguen reclamando más responsabilidades y consideran que Teodoro García Egea, el secretario general y hacedor de las listas electorales, debería dar un paso atrás. Estos lamentos también se detectan en otros políticos bien conectados con la dirección actual. Dos destacados dirigentes 'casadistas' han mostrado su preocupación a este diario por ver a García Egea más implicado con "sus vídeos en Twitter y sus entrevistas" que con la gestión de las organizaciones territoriales, a las que ven desatendidas. 

Sánchez y el "juguete" de Vox

Tanto Feijóo como Casado coincidieron en sus discursos en volver a pedir a los electores que no dividan el voto. El presidente gallego se quejó de que Pedro Sánchez haya usado a Vox "como un juguete" contra el PP y aseguró que la "remontada" es posible si se vuelve a encandilar a los "10 millones" de personas que en otras ocasiones escogieron al PP. En ese contexto, abrió la puerta para que vuelvan "todos los votantes de Cs", los "moderados" de Vox e incluso los socialistas disgustados con las alianzas con los independentistas.