NUEVO MOVIMIENTO POLÍTICO

ERC y la CUP se apartan de la Crida de Puigdemont por ser de derechas

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Fidel Masreal / Xabi Barrena

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Tras la exhibición de fuerza de la Crida Nacional per la República -el nuevo instrumento político independentista liderado por el 'expresident' Carles Puigdemont- ante más de 5.000 seguidores en Manresa y la apelación de este futuro nuevo partido a la unidad independentista, algunos de los interpelados mueven ficha. Mientras una parte del PDECat -el principal afectado por la operación- se abraza a la Crida y otros posconvergentes recelan del movimiento y guardan silencio, republicanos y 'cupaires' ya dejan claro que no se sienten aludidos por la llamada a la confluencia porque la Crida no es otra cosa, advierten, que es una reorganización del centroderecha soberanista.

Así lo ha expresado el portavoz parlamentario de Esquerra, Sergi Sabrià, sin perder la sonrisa ni dejar de saludar positivamente el nacimiento de la Crida. "Ayer vimos cómo el espacio posconvergente se reorganizaba y el PDECat y JxCat se unían bajo la bandera de la Crida", ha descrito. "Es una buena noticia. Si tenemos el espacio de la derecha y centroderecha organizado, una ERC fuerte en el espacio del centroizquierda y la socialdemocracia y la CUP hace su trabajo en el espacio que le corresponde, seremos más fuertes", ha concluido.

También la exdiputada de la CUP, Mireia Boya, ha sido clara en un mensaje en Twitter: "A mí, si me dicen 'ni de izquierdas ni de derechas', automáticamente ya sé hacia dónde apunta la cosa", ha insinuado la dirigente anticapitalista en Twitter. "La libertad la queremos todos, la unidad no es uniformidad", ha rematado.

La batalla de Barcelona

Una muestra evidente de que ERC y la CUP no se diluirán en la Crida serán las próximas elecciones municipales, y en especial la ciudad de Barcelona, pese a que el candidato natural de la Crida para estos comicios, Ferran Mascarell, siga pretendiendo forjar una única lista, y pese a que la ponencia política de la Crida considere "imperdonable" que no haya unidad. Mascarell, en una entrevista en Catalunya Ràdio, ha dado a entender que se presentará como alcaldable y ha reiterado la neecesidad de aunar esfuerzos.

"En este momento le diría que la Crida no tendrá alcaldable propio, otra cosa es que podamos articular una candidatura surgida de muchos de los ámbitos del soberanismo", ha insistido. Pero como es conocido, ERC ya ha escogido candidato -el actual 'conseller' de Exteriors, Ernest Maragall- y la CUP no participará en ninguna operación de lista unitaria.

La estrategia

Otra cosa que sin duda distancia a la Crida de ERC y de parte del PDECat es la estrategia para hacer efectiva la independencia. Mientras que los republicanos optan por ampliar la base social soberanista evitando nuevas desobediencias y unilateralidades -pese a que sus bases han exigido no renunciar a ellas- y el sector moderado del PDECAt pretende ir por derroteros similares, la ponencia política de la Crida abre la puerta a la desobediencia. Y amaga con acciones de una "nueva dimensión" en la desobediencia civil, algo que no detalla en qué consiste.

"La movilización ciudadana mediante actitudes cívicas y pacíficas, enmarcadas en la no violencia activa y con acciones de nueva dimensión, abre un gran abanico de posibilidades para emplazar al Estado desbloquear vía de diálogo de cara a acordar el referéndum de autodeterminación", afirma el texto divulgado ayer y que se discuitirá y aprobará en el congreso fundacional de la Crida en enero . El texto defiende la tesis de que resistencia pacífica continuada servirá para  forzar a que el Estado responda con la aceptación de un referéndum.  

En este sentido, el documento apela a una tradición no violenta y democrática de Catalunya al destacar: "a lo largo del siglo XX diversos momentos han evidenciado la fuerza que tiene la acción colectiva inspirada en la no violencia y particularmente en la desobediencia civil".  

Palanca de actuación política

La ponencia defiende el diálogo con el Estado pero no como única vía de solución y por ello afirma que, como se puso de manifiesto el 1 de octubre, "tan importante es el número de ciudadanos movilizados como las formas que estas movilizaciones toman". El texto defiende "la asunción de la no violencia como principio rector de la acción colectiva y como palanca de actuación política desde la sociedad".