'CASO MÁSTER'

Casado arrastra al PP al examen de septiembre

Iolanda Mármol

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Pablo Casado fue capaz en su máster de obtener tres sobresalientes en solo quince días, pero justamente las sospechas que apuntan a que le regalaron ese curso como prebenda, arrastra al PP al examen de septiembre. Será entonces cuando el Tribunal Supremo (TS) decida si abre una investigación y le cita como imputado por presuntos delitos de cohecho impropio y prevaricación, lo que significaría un suspenso tan sonado para el presidente del conservador que fulminaría sus aspiraciones políticas y dejaría a los conservadores en cueros en la parrilla de salida electoral. Ante el vértigo de lo que pueda dictaminar la justicia, sus afines cierran filas y aseguran que hay “Casado para rato”, una estrategia que algunas voces, inquietas, consideran de cierto avestrucismo. El partido sufre el empuje de Ciudadanos y si la renovación se frustra con un líder investigado dará al traste con las expectativas electorales.

Por el momento, el PP contiene la respiración, mientras confirma que la crisis del ‘caso máster’ no se diluye, como esperaban los colaboradores de Casado. Este mismo martes, la Fiscalía anunció que no recurrirá el auto de la juez instructora de la causa, Carmen Rodríguez-Medel, que pide al Supremo que investigue ante sospechas de delitos de responsabilidad penal. El Alto Tribunal solo alteraría sus vacaciones, en pleno agosto, por una cuestión de urgencia y no tiene previsto reunirse este mes, de modo que será en septiembre cuando la Sala Segunda designe un juez instructor. Si ese magistrado admite la causa, deberá pedir al Congreso de los Diputados un suplicatorio, el procedimiento por el cual, como establece el artículo 71 de la Constitución, pide permiso al Parlamento para enjuiciar a un diputado.

"Casado ha venido para quedarse y las elecciones que se avecinan van a ser buenas para el PP"

Teodoro García Egea

— SECRETARIO GENERAL PP

Si el Supremo asume la misma interpretación que la juez instructora, los problemas se multiplican para el PP.

Riesgos inmediatos

El primero, la fragilidad de su perfil de líder en el Congreso, ante debates que llegarán a la Cámara en otoño, como el de Presupuestos. El veneno dialéctico del resto de partidos promete ser corrosivo y puede dejar inhabilitado a Casado para ningún cara a cara.

En la siguiente pantalla están las elecciones andaluzas. Están previstas para marzo del 2019 pero se da por hecho que la presidenta de la Junta, Susana Díaz, podría adelantarlas a octubre, como preludio de los comicios autonómicos y municipales convocadas para mayo.

El riesgo de que un líder enmarañado les haga perder territorios y municipios clave no es menor. Máxime con un PSOE en la cresta de la olaPSOE  de las encuestas comiendo terreno por el centro y  Ciudadanos en pleno crecimiento por la derecha. Esta posibilidad tortura a un sector del PP que no comparte la estrategia de Casado. Consideran algunas voces que negar los hechos y esperar a que baje el soufflé, como Mariano Rajoy actuaba, es demasiado peligroso.

Es una "anécdota"

La guardia pretoriana del nuevo jefe conservador no admite críticas y, por lo menos en público, sigue manteniendo que no hay planteamientos de dimisión.

"No puede haber dos tipos de justicia, si eres político o no"

Miguel Guitiérrez

— CIUDADANOS CONGRESO

En una ronda de capotes intensiva, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, señala que el nuevo líder “ha venido para quedarse” y que “hay Casado para rato” porque la cuestión del máster es “anecdótica”. No aporta dato alguno que esclarezca las sombras de duda e ironiza con el escrutinio al que la justicia somete al presidente de los conservadores. Critica que “le vayan a corregir los deberes de sexto de EGB” y a “mirar si hizo el pinta y colorea del colegio”, convencido de que todo es una maniobra para frenar la “ola de ilusión” que Casado ha despertado. El vicesecretario de Organización, Javier Maroto, y la portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat también salieron a cerrar filas.

Desde Cs insisten en la necesidad de eliminar los aforamientos y no concretan si apoyarían en el Congreso el suplicatorio del Supremo (suman con el PP mayoría en la Mesa).

Mientras, Casado está ha puesto distancia oceánica. Los 8.007 kilómetros que separan Bogotá (donde se encuentra) de Madrid no parecen tener un efecto amnésico alguno, ni a un lado del charco ni al otro.