EL ÓRDAGO INDEPENDENTISTA

Rajoy y Puigdemont retoman su pulso tras el luto terrorista

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Iolanda Mármol / Madrid

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Fin de la tregua. El paréntesis de paz política que Mariano Rajoy y Carles Puigdemont abrieron por la necesidad de respuesta conjunta ante el terrorismo se cierra. Ninguno de los dos mandatarios utilizó este fin de semana el ataque yihadista como arma arrojadiza, pero ambos han querido evidenciar que, pasado lo peor de los atentados, el pulso por el desafío independentista continúa vigente. Los dramáticos acontecimientos en Barcelona y Cambrils Barcelona Cambrilsno han variado sus divergentes hojas de ruta.

Por si existían dudas, Rajoy fijó su posición en el mitin de inicio del nuevo curso político este domingo en Cotubedo (Pontevedra). El presidente evitó hurgar en el polémico abucheo que el Rey y el Gobierno se habían llevado apenas unas horas antes, en la manifestación del sábado en Barcelona.  Barcelona. 

“Las afrentas de algunos no las hemos escuchado”

Mariano Rajoy

— Presidente del Gobierno 

Las afrentas de algunos, no las hemos escuchado”, minimizó. Consciente de que la sociedad penaliza el uso partidista del terrorismo lanzó su advertencia al ‘president’ desde la arena política: “Lo que debería suceder es que algunas polémicas rancias que no aportan a la convivencia pasaran al olvido”. Sostuvo que “España no se puede parar ni se va a parar por los hechos de Barcelona” y aseguró que si Puigdemont sigue con su plan hacia el 1-O, el Gobierno actuará para defender la soberanía nacional, la Constitución y el Estatut.

Si algunas esferas habían especulado con la posibilidad de congelar los planes independentistas, el 'president' atajó esa posibilidad al anunciar en el 'Financial Times' –justo el día antes de la concentración en la que iba a coincidir con Rajoy- que la Generalitat ya tiene 6.000 urnas preparadas para el 1-O. Fue su mensaje de respuesta a Puigdemont, que se había adelantado con la misma estrategia. Quitó hierro a las pitadas que hubo en la manifestación y las circunscribió a la libertad de expresión. Sin embargo, también mostró al mundo que los atentados terroristas en Catalunya no varían su hoja de ruta política.

La decisión no es baladí. Consiguió evidenciar que, aunque iba a compartir la manifestación con el Rey y con Rajoy a pesar de la polémica suscitada por sus presencias, esa unidad era solo institucional. El desafío independentista, continúa. Otra prueba de ello es que este domingo Puigdemont ha afirmado, en una entrevista en ElNacional.cat, que le planteará a Rajoy una "transición corta" si vence el 'sí' a la independencia el 1-O.

El Gobierno recoge el guante

El líder del PP recogió el guante.  “Me gustaría que algunos responsables políticos renunciaran a sus planes de ruptura, división y radicalidad. Esto es, también, lo que quiere la mayoría de la sociedad catalana”, adujo desde su mitin gallego y volvió a prometer que el Ejecutivo será firme en la defensa de la unidad de España. “No os quepa la menor duda que así lo hará el Gobierno”, sentenció.

En realidad, Rajoy sabe que los partidos no tienen especial interés en endurecer de nuevo el Código Penal recortando derechos, y es consciente de que su ‘vuelta al cole’ va a ser tortuosa. Cuando regrese de la cumbre en París de este lunes se encontrará a un Congreso que le espera para ponerle contra las cuerdas por la corrupción en el PP.

El discurso basado en la recuperación económica, en el que se iba apoyar antes del atentado, quedó desvirtuado por el nuevo escenario político tras los ataques en Catalunya. Rajoy volvió a sugerir –ya lo hizo el viernes en el Consejo de Ministros- que el Gobierno abre la puerta a reformas legislativas para dotar de herramientas más eficaces a la lucha contra el terrorismo. No anunció qué medidas propondrá, pero pidió a la oposición que las apoye, algo harto complicado.

El Gobierno se enfrenta a una oposición más beligerante, que le cobrará caro cada acuerdo

Cuando, previsiblemente el miércoles, acuda a dar explicaciones políticas de la financiación irregular en su partido se encontrará en un hemiciclo más hostil del que ya combatió en el primer año de legislatura. La recién estrenada sintonía entre PSOE y Unidos Podemos se ha demostrado efectiva contra un PP sin aliados fijos y plenamente consciente de que esos socios discontinuos se alejarán todavía más a medida que se acerquen los comicios autonómicos y municipales de 2019. Rajoy sabe que cuanto más corra el calendario más alto le cobrarán el precio de los acuerdos.

Vacaciones o vía crucis

El presidente llega de forma abrupta al nuevo curso tras un verano convertido en un vía crucis. Salió relativamente airoso de su declaración en la Audiencia Nacional en julio, pero justamente su testimonio espoleó a la oposición para exigir su comparecencia en el Congreso.

Tras esa declaración, tuvo que hacer frente a la reforma del reglamento del Parlament con un recurso al Tribunal Constitucional, sufrió un ataque de lumbago que le hizo llegar tarde a su audiencia con el Rey, y cuando se fue a descansar en Galicia tuvo que convocar un Consejo de Ministros extraordinario para tratar de resolver la huelga en el aeropuerto de Barcelona en pleno agosto. El único ministro que no acudió a la cita fue el de Exteriores, Alfonso Dastis, que no volvió de Ecuador, donde se alojaba con su familia en la embajada española. Era miércoles. El jueves los atentados de Barcelona y Cambrils pusieron fin, definitivamente, a su intento de vacaciones.