Pulso entre las bases y la dirección de CDC por el grado de renovación

El dirigente convergente Jordi Turull conversa con militantes, en el congreso fundacional del nuevo partido, este sábado, 9 de juliol.

El dirigente convergente Jordi Turull conversa con militantes, en el congreso fundacional del nuevo partido, este sábado, 9 de juliol. / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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Si ‘Il gattopardo’ es un libro que se cita abusivamente en la crónica política no es por casualidad, sino porque las enseñanzas que emanan del libro de Giuseppe Tomassi di Lampedusa son de máxima vigencia, especialmente en tiempos, como estos, en que todo sucede y cambia, o parece que cambia, a una velocidad vertiginosa. La frase que Tancredi espeta a su tio Fabrizio, aplicado al papel de la aristocracia siciliana en una Italia reunificada (“Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie" ) explica, también, el pulso que mantienen en el congreso de la nueva CDC las bases que ansían una renovación a fondo de la forma de organizarse y de ejercer la política, y la dirección de Convergència, que pretendía acotar los cambios. Aunque con éxito parcial.

El congreso ha aprobado un 'ticket' presidencial sin funciones ejecutivas y una dirección de 12 miembros. Se crea la figura del coordinador general (se evita el nombre de secretario general), de entre la docena de dirigentes. Los críticos ven así cumplidas sus expectativas de limitar el poder de Artur Mas en la nueva fuerza.La elección de la dirección se hará mediante listas cerradas, pero desbloqueadas. Es decir, se elegirá una lista y se podrá no votar a todos los miembros. 

“Hay un deseo de decidir. La gente no quiere que los de siempre tomen las decisiones de siempre. Además, porque en muchas ocasiones se han demostrado errónias. La gente quiere caras nuevas”. Así describía el ambiente congresual un miembro del partido de relevante peso. “Hay un choque de trenes. Lo que es inaceptable es que la militancia se haya puesto a trabajar como nunca en estos últimos meses”, en pos de diseñar un partido nuevo, es decir, de modos y conductas distintos a lo que fue CDC, y que los congresistas se hayan “encontrado con un congreso en el que todo el pescado está vendido”, ha afirmado uno de los congresistas, del ramo del poder local.

Sobre este desencanto de la militancia de base se han aupado aquellos cuyo objetivo es incidir en la ejecutiva de 12 miembros que se va a alegir el dia 23. Se auguraba batalla en el tema de las incompatibilidades, aunque con matices. Habida cuenta de que el ‘ticket’ Artur Mas-Neus Munté es una apuesta personal del presidente de CDC, los ponentes se conjuraron para suavizar las incompatibilidades requeridas para la presidencia y vicepresidencia y facilitar a la ‘consellera’ que siga en el Govern. La batalla, cuyo resultado servirá de termómetro de hasta qué punto el nuevo partido es en sí mismo nuevo o bien un cambio para seguir igual, será el debate sobre las incompatibilidades de los 12 miembros de la ejecutiva. Al cierre de esta edición, más allá de las dos de madrugada, aún no había ni empezado.

A VUELTAS CON EL NOMBRE

Y evidentemente el nombre. En las encuestas del Torn Obert, un 60% de los participantes expresaron su deseo de, o bien mantener la marca existente (CDC) o bien de que hubiera un nuevo nombre, pero que incluyera por algún lado el término ‘Convergència’ o ‘Convergents’. La comisión creada deprisa y corriendo en la noche del viernes, tras el motín por las dos alternativas lanzadas por la dirección, dio el sábado las tres opciones que se llevarán al plenario del domingo: Junts per CatalunyaPartit Demòcrata de Catalunya y Partit Nacional Català. NI rastro de las dos opciones de la dirección, ni de la huella léxica de Convergència.

El proceso seguido para la criba fue someter a votación todas las alternativas propuestas en Torn Obert más aquelllas que se presentaron el mismo sábado. Solo estas tres superaron el 60% de aceptación. El domingo se elegirá la ganadora. Y según cuál sea, se abren ya las primeras disputas. Demòcrates de Catalunya, los escindidos independentistas de Unió, y socios de CDC y ERC en Junts pel Sí, salieron el sábado al paso ante la posibilidad de que PDC fuera el elegido. Reclamó el partido de Antoni Castellà a la nueva CDC que explicara a los congresistas que ese nombre “no era jurídicamente posible”. Francesc Sànchez, en calidad se supone de grupo organizador del congreso, aunque no se trate de tal sino de una asamblea, quitó hierro al asunto: “En el registro de partidos hay cuatro fuerzas ‘demócratas”. De hecho, la ‘D’ de CDC era, precisamente, ‘Democrática’.

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