CÓNCLAVE EN LAS FILAS NACIONALISTAS

Un motín en CDC obliga a aplazar la elección del nombre del nuevo partido

Los asientos de Artur Mas, Carles Puigdemont y Neus Munté en el congreso fundacional de la nueva CDC.

Los asientos de Artur Mas, Carles Puigdemont y Neus Munté en el congreso fundacional de la nueva CDC. / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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La fuerza sucesora de CDC ha nacido bajo el signo del fiasco en su congreso fundacional. El mal ambiente fácilmente percibible en los pasillos del majestuoso Centre de Convencions Internacional de Barcelona (CCIB), de la zona del Fòrum, ha explotado justo en el primer punto del orden del día, la elección del nombre del nuevo partido. Lo que debería haber marcado el inicio de la nueva singladura se ha convertido en un motín en toda regla, por usar la terminología marinera de la que tanto gusta Artur Mas. Un motín contra la dirección, la única posible, la de CDC. No se ha votado el nombre y este sábado por la mañana se constituirá una comisión exclusivamente para abordar la cuestión. Esta misma comisión, que analizará múltiples opciones, decidirá, asimismo, si se someten a votación las nuevas alternativas el domingo o bien se deja para el día 23, la jornada en la que se ungirá a los cargos de la neonata fuerza.

El congreso, por tanto, pasa a tener tres ponencias. La de los principios ideológicos, la organizativa y, ahora, la del nombre. En el exterior del CCIB, el enfado de los asistentes era notorio. La dirección había mantenido en secreto los dos nombres elegidos para ser votados ('Més Catalunya' y 'Catalans Convergents'), a pesar de que todo el proceso fundacional se anunció que sería abierto y transparente. En el pecado está la penitencia porque al ser imposible testar previamente el impacto de ambos nombres, la prueba se ha realizado en el plenario del congreso. Con música de viento.

MAR DE FONDO

Ya en la presentación de las dos alternativas se han oído silbidos. Después, a puerta cerrada, la mayoría (hay quien dice que todas) las intervenciones de los congresistas fueron en la misma línea crítica. Tras un pequeño receso se ha optado por suspender la sesión.

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La cuestión del 'branding' ha sido, con todo, la gota que ha colmado el vaso. No se ha tratado de un motín solo por eso. Los ánimos están muy encendidos desde el pasado miércoles, cuando Artur Mas compareció ante la prensa para dar cuenta de su propuesta de crear un tándem de liderazgo de la nueva fuerza formado por presidente y vicepresidente. Sus allegados no dudaron en hacer circular que la elegida era Neus Munté y que esta, incluso, había dicho que sí.

LA VIEJA POLÍTICA DE SIEMPRE

Muchos asistentes al congreso se sintieron engañados por cuanto se les había prometido un cónclave que daría un paso decidido hacia la renovación. Y en cambio, se toparon con la dura realidad, que no era otra que la vieja política de siempre. No hay voluntad de poner en la picota a Mas y Munté, sino que en muchos sectores se considera, visto el gran ascendente del 'expresident' sobre la militancia convergente, innecesario, gratuita y superflua esa demostración de poder ejercida.

La historia marina explica que la gran mayoría de los motines acaban por ser sofocados. Si eso ocurre en esta ocasión, se observará a lo largo del sábado en la discusión de las, ahora, tres ponencias. La demostración de fuerza de Mas ha cohesionado a todos los grupúsculos y sectores del partido que, según algunas fuentes, coinciden en cuestiones tan importantes como el de las incompatibilidades.

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Para que Munté sea vicepresidenta, como desea Mas y por eso lo explicó el miércoles, para presionar a los asistentes al congreso, se precisa un régimen de incompatibilidades laxo, que le permita a la también ‘consellera’ de Presidència mantener un pie en el Govern y ocupar la silla del partido.

El partido antes conocido como Convergència ha nacido, pues, este viernes con el objetivo, ha explicado un más que lírico Mas, de actuar como “ordenador de Catalunya y propulsor de su libertad”. Y con dos referentes principales, “la mentalidad de Enric Prat de la Riba y el espíritu liberador de Francesc Macià”. Este último, nada menos, que fundador de ERC, la gran antagonista hoy de los exconvergentes.

NUEVO BARCO A ÍTACA

Para Mas, CDC ha cumplido una etapa, “la autonómica”, la de reconstrucción de Catalunya tras la guerra y la dictadura. La nueva fuerza deberá ahora ayudar a recorrer el camino desde la aspiración de la España plurinacional, que se ha revelado imposible y que nadie, más allá del Ebro “contempla ni quiere”, hasta la plena “soberanía” y convertir Catalunya “en uno de los estados libres de pleno derecho que conformen la “Europa federal”. Antes del motín se ofició la hibernación de CDC. El expartido queda en manos de Jacint Borràs, fundador de Convergència  y padre de la ‘consellera’ Meritxell Borràs.

La única referencia a los casos de corrupción que azotan a CDC la cursó el exalcalde de Barcelona Xavier Trias en la apertura del 18º y último congreso de CDC. Trias ha afirmado que ha llegado el momento de pedir “perdón”, sobre todo, por el 'caso Pujol'.