LA ENCRUCIJADA DEL SOCIALISMO

El PSOE se une en el 'no' a Rajoy y se divide sobre el día después

Susana Díaz, junto al secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, a la llegada a su reunión con Pedro Sánchez, este viernes.

Susana Díaz, junto al secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, a la llegada a su reunión con Pedro Sánchez, este viernes. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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La confusión sobre qué hacer ante el escenario que dibujaron las elecciones generales se ha instalado en el PSOE. Los socialistas se encuentran divididos sobre qué pasos dar, y los bandos se alinean según sean defensores o detractores de Pedro Sánchez. La única sintonía es que, por el momento, se descarta el apoyo o la abstención en la investidura de Mariano Rajoy. Los barones afines al secretario general creen que este debería intentar formar Gobierno si el líder del PP fracasa, mientras los críticos, que dirigen federaciones más numerosas y quieren desembarazarse de Sánchez en el próximo congreso, afirman que con el resultado del pasado 26 de junio no hay ninguna posibilidad de alcanzar el Ejecutivo.

La sensación de desorden se acrecienta por el silencio de Sánchez, que no ha hablado desde que en la noche electoral hiciera una breve declaración sin admitir preguntas, y viene a calentar el comité federal de este sábado, donde se analizarán los resultados electorales y el líder fijará su posición. Algunos de los miembros de su ejecutiva creen que tiene que volver a tratar de ser investido si Rajoy no consigue los apoyos necesarios. Pero no forman un grupo mayoritario dentro de la dirección. De hecho, dos de los colaboradores más cercanos del actual líder, Óscar López Antonio Hernando, se mostraron este viernes en contra de dicha posibilidad. “Pudo ser. Pero hoy ya no es posible. Los vetos entre Podemos y Ciudadanos hacen imposible la transversalidad”, dijo Hernando. 

La tesis de los barones más importantes (de la andaluza Susana Díaz al castellano-manchego Emiliano García-Page, pasando por el extremeño Guillermo Fernández Vara y el valenciano Ximo Puig) es la misma. Todos ellos, junto a otros líderes territoriales, apuestan por cambiar de líder en el próximo congreso del partido, y creen que el intento de alcanzar el Gobierno está fracasado de antemano y abocaría a España a unas terceras elecciones en las que el PSOE volvería a perforar su suelo electoral, situado ahora en 85 escaños.

Pero algunos de los líderes territoriales afines a Sánchez, con o sin su visto bueno, tienen una opinión distinta. La balear Francina Armengol y el catalán Miquel Iceta ya han apostado por explorar una mayoría alternativa, tesis que también ha defendido este viernes el castellano-leonés Luis Tudanca. “Si Rajoy vuelve a fracasar, Pedro tiene el derecho y el deber de intentarlo por el bien de los españoles”, señaló Tudanca tras reunirse con Sánchez, dentro de la ronda de contactos que el secretario general llevó a cabo con los barones para conocer sus distintas opiniones antes de un comité federal que se anticipa tenso y en el que Sánchez, según su entorno, anunciará el 'no' a permitir la continuidad de Rajoy en la Moncloa.

EL ESPACIO DEL PARTIDO

Otros dirigentes tradicionalmente alineados con el actual líder, como el murciano Rafael González Tovar y la gallega Pilar Cancela, en cambio, argumentaron tras sus respectivas reuniones con Sánchez que el espacio del PSOE es “la oposición”, en ningún caso el Ejecutivo. “Siendo coherentes, vamos a tener la responsabilidad de asumir estar en la oposición. Nos han puesto los ciudadanos ahí”, dijo González Tovar.

Algo similar mantuvo García-Page, mucho más alejado del secretario general. “El PSOE no es solo que tenga que estar en la oposición, sino que tiene la obligación de encabezar esa oposición para ser la alternativa al PP”, señaló el presidente castellano-manchego, descartando así la abstención a Rajoy. Pero solo a priori. A renglón seguido, el mandatario autonómico argumentó que si Rajoy llega a su investidura con los apoyos de Ciudadanos y el PNV, con los que se acercaría a la mayoría absoluta de 175 diputados sin llegar a ella, la posición de los socialistas podría cambiar. Esta posición fue poco después respaldada por Fernández Vara. Díaz, la última en reunirse con Sánchez, se limitó a decir que había acudido a escuchar al secretario general y que su posición era "conocida", en referencia a su negativa a colaborar en la continuidad de Rajoy. El encuentro entre ambos dirigentes, muy distanciados entre sí y quizá enfrentados en el futuro por el liderazgo del partido, no duró más de 20 minutos. Fue, con mucho, la cita más corta.   

LA CONSULTA

Otro punto de fricción se sitúa en la consulta a las bases del partido sobre la decisión a tomar en la investidura de Rajoy y si intentar o no llegar al Gobierno después de su hipotético fracaso. Una convocatoria de este tipo iría en contra de la línea expresada hasta el momento por Sánchez, que siempre ha señalado que se debe consultar “sobre los acuerdos”, pero dirigentes afines llevan tiempo planteando esta posibilidad. Así, Tudanca señaló que la “inmensa mayoría de los militantes” socialistas creen que Sánchez debe abordar su propia investidura y que “si alguien duda, la mejor manera de resolverlo es consultarles”.

La visión de Fernández Vara es aquí radicalmente distinta. El presidente extremeño no solo cree que la "voluntad mayoritaria de los militantes" es que el PSOE "pase a la oposición", justo lo contrario de lo que opina Tudanca, sino que también pone muchos reparos a las convocatorias de este tipo. "No se puede someter a la militancia todos los días todas las decisiones. Hay que tener cuidado", sostuvo. "No creo que tengamos que ir a una especie de partido tipo test. Se pueden hacer consultas, pero sobre decisiones que haya tomado el secretario general”, dijo García-Page.

A estas divisiones tendrá que hacer frente Sánchez en el comité federal del sábado. "Allí anunciará, de forma clara y sin ambages, la posición del grupo socialista en la investidura de Rajoy", señalaron fuentes de su entorno. De la reunión del organismo, el más importante del PSOE entre congresos, saldrá el rechazo, al menos en primera instancia, a permitir por acción u omisión un Gobierno del PP. A partir de aquí, las posibilidades se mantienen abiertas.