ELECCIONES 27-S

Rabell plantea una "hoja de ruta social" para paliar la desigualdad

El candidato de Catalunya Sí que es Pot propone un nuevo impuesto sobre la riqueza que sustituya al tributo de patrimonio

JOSE RICO / BARCELONA

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Catalunya Sí que es Pot, como le sucede a ICV-EUiA y el propio Pablo Iglesias reconocía ayer en este diario que también le ocurre a Podemos y a él mismo, el monopolio del debate soberanista le incomoda porque le obliga a situarse en un terreno de arenas movedizas. La coalición de la izquierda alternativa mezcla en su seno sensibilidades federalistas, confederalistas e independentistas, así que debe aferrarse al asidero del referéndum para no pisar ningún callo. En cambio, el candidato Lluís Rabell se mueve como pez en el agua cuando aborda las políticas sociales, por más que no consiga abrirse espacio con ellas en esta campaña monotemática. En el foro Primera Plan@ de EL PERIÓDICO, ayer, desgranó una «hoja de ruta» muy distinta a la que hace correr ríos de tinta cada día.

La denominó «hoja de ruta social» y la justificó en la urgencia de paliar unas desigualdades galopantes. «Vivimos en uno de los territorios más desiguales de Europa por culpa de la doctrina de austeridad aplicada con mano de hierro», concluyó tras sostener su tesis en varios datos: los más ricos han pasado de tener una renta de 7,65 veces más que los más pobres a tener una renta de 15,35 veces más. Un aumento del 100%. «Nunca se había visto tanta desigualdad en un mundo donde hay tantos recursos», denunció Rabell, parafraseando a uno de los grandes oráculos de la izquierda alternativa, el expresidente de Uruguay José Mujica.

En su descripción del paisaje social y económico de Catalunya, citó que un 20% de la población vive en situación de pobreza relativa, que la tasa de pobreza infantil ha escalado hasta el 25%, que 320.000 familias sufren pobreza energética y que se ejecutan 43 desahucios diarios.

INGRESOS Y GASTOS

Diagnosticado el problema, Rabell planteó un plan de choque basado en un incremento de los ingresos por la vía de los impuestos. Propuso recuperar el tributo a los casinos que el Govern de CiU rebajó del 50% al 10% para favorecer la inversión de BCN World; recuperar el impuesto de sucesiones y donaciones; equiparar la fiscalidad ambiental a la media europea, y hacer más progresivos los tipos autonómicos. Pero la medida estrella de Sí que es Pot pasa por crear un impuesto catalán «sobre la riqueza» que reemplace al actual gravamen de patrimonio.

Más allá de la agenda fiscal, la coalición se compromete a aprobar y aplicar la ILP para una renta garantizada de ciudadanía -664 euros mensuales a las personas en situación de pobreza-, paralizar los desahucios si no hay una vivienda alternativa para las familias, garantizar tres comidas al día a todos los niños y blindar los suministros básicos.

Tras media hora de charla, el hámster soberanista volvió a rodar en el coloquio. Rabell se quejó de que las «amenazas» del Gobierno del PP y de la banca sobre la secesión solo sirven para «fabricar más independentistas» y reconoció que «dan ganas de salir corriendo de esta España», pero insistió en que el referéndum concita más apoyo social que la ruptura unilateral que propugna Junts pel Sí. «En lugar de irnos, les echamos a ellos», recomendó.

SYRIZA DA AIRE

La victoria de Syriza en las elecciones griegas ha supuesto un balón de oxígeno para Sí que es Pot, que ha ido de más a menos en las encuestas. Para Rabell, la reelección de Alexis Tsipras tras la «derrota política» que significó aceptar las condiciones del rescate prueba que la receta es «resistir». «Grecia se ha ganado el derecho a resistir y esperar a que nosotros [en referencia a Podemos] lleguemos al rescate. Hace falta que florezcan más Syrizas en Europa», apostilló.

Rabell ha iniciado la última semana de campaña propugnando un Govern progresista presidido por él que evite la investidura de Artur Mas, una propuesta dirigida sobre todo a ERC y a la CUP, pero también al PSC. «Si hay gente incómoda con ser subalternos de CDC, que me voten a mí», reclamó con la vista puesta en el ala más izquierdista de Junts pel Sí, una porción del electorado a la que la coalición que integra a ICV-EUiA y Podemos quiere lanzar el anzuelo en el 'sprint' final hacia las urnas.