Lluís Rabell (09/11/2012): "Vemos que hay riesgo de una fractura social"

Entrevista con el presidente de la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona

Lluís Rabell será el número uno de Catalunya sí que es pot

Lluís Rabell será el número uno de Catalunya sí que es pot / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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-¿Qué Barcelona se encontrará el futuro 'president' de la Generalitat?

–Una Barcelona en disputa donde se enfrentan dos modelos de ciudad. Eso es debido a la crisis, pero también a unas medidas de corte muy neoliberal tanto a nivel autonómico como local. Medidas que perfilan un modelo de ciudad muy contrario a nuestro modelo. Tradicionalmente la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona [FAVB] ha defendido un modelo de ciudad democrática, cohesionada socialmente y vertebrada sobre una red potente de servicios públicos. Bien conectada y equilibrada entre los distintos barrios, con unas políticas de justicia social y medioambiental. Por contra, vemos políticas que están introduciendo el riesgo de una fractura social. Hay indicadores alarmantes.

–¿Qué indicadores?

–La diferencia en la esperanza de vida entre los barrios bienestantes y el Raval es ya de ocho años. En la última reunión con el alcalde le presentamos una agenda de urgencia social. Temas tan elementales como los desahucios o la becas comedor. Sencillamente porque detectamos que hay niños que si no hacen una comida correcta en el colegio no comen. Tenemos ese tipo de indicadores preocupantes, mientras la Administración presenta proyectos que en lugar de afrontar una situación tan grave, más bien fomentan todavía más las diferencias.

–¿Eurovegas?

–Por ejemplo. O la marina de lujo en el Port Vell. O el todavía no del todo desterrado proyecto del Blau Ictinea. Proyectos que en lugar de abordar la perspectiva de una ciudad compacta y cohesionada agravan los riesgos de fractura social.

–El alcalde Trias habla siempre de la ciudad de las personas.

–Cierto. Pero lo que nosotros le queremos hacer ver es que, pese a esa buena predisposición y ese discurso humanista, y gestos y un incremento real de la inversión en servicios sociales, la realidad va mucho más deprisa y más lejos. Los servicios sociales están completamente desbordados. En el tema de los desahucios, por ejemplo, pedimos intervenciones mucho más enérgicas.

–¿Enérgicas?

–Sí. Nos consta que el alcalde tiene una interlocución constante con las entidades bancarias. Pero claro, la fuerza del verbo es muy limitada. Incluso la fuerza del verbo del alcalde. Hacen falta medidas que obliguen a las entidades a hacer aflorar los numerosos pisos vacíos de los que disponen y transformarlos en un parque de viviendas de alquiler social. Pedimos celeridad porque los desahucios no esperan. Tenemos un índice en Catalunya de 102 desahucios al día, la mayoría de los cuales nos pasan por debajo de la nariz.

–Precisamente para hacer frente a algunas de esas emergencias, el ayuntamiento ha asumido gastos propios de la Generalitat ya que sus cuentas andan algo más saneadas. ¿Es ese el camino a seguir?

–No, esa no es la solución. Pero cuando hay urgencia social nosotros presionamos para que se resuelva y nuestro interlocutor es el municipio. Pero el problema es de fondo. Hay un problema de fiscalidad muy grave. Se ha hablado mucho del pacto fiscal, cuando en realidad el problema más grave que tenemos es la evasión de impuestos y de una fiscalidad muy regresiva.

–Hablando de una fiscalidad más justa, ¿cómo valora la implantación de la flamante tasa turística?

–Nosotros siempre hemos sido favorables a la tasa, lo que no nos gusta demasiado es cómo se administra. Pensamos que los ingresos de esa tasa deberían ir encaminados sobre todo a hacer sostenible el turismo. A cuidar las zonas que más lo sufren.

–¿Cuál es, a sus ojos, el mayor reto del nuevo president con Barcelona?

–Saber qué modelo de ciudad tendremos dentro de unos años. Una ciudad democrática y cohesionada socialmente o una ciudad Copacabana, neoliberal, crispada y socialmente fragmentada.