Manuela Carmena, alcaldesa del pueblo

Manuela Carmena exige a su equipo un contacto real con los ciudadanos para tener un ayuntamiento abierto

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Manuela Carmena no comulga con las reglas de la política. Cree que las personas están por encima de las etiquetas de unos partidos que se suelen esconder por vicio en el cómodo anonimato burocrático del cargo. La jueza se convertirá este sábado, salvo imponderables, en la nueva alcaldesa de la capital gracias al apoyo del PSOEPSOE y va a pedir a los suyos que no se dejen seducir por el confort de los excelentísimos y los honores para poder mantener un contacto real con los ciudadanos de a pie. Quiere que los madrileños reconozcan a los 20 concejales de Ahora Madrid, que les puedan parar en el metro, que escuchen sus planteamientos y, en definitiva, que no se refugien en sus despachos del ayuntamiento, una tarea tan encomiable como compleja en una capital en la que viven --a toda prisa-- 3,2 millones de personas.

La nueva alcaldesa quiere gobernar escuchando. Y de momento lo hace. Entrevistarla es aceptar que ella probablemente haga más preguntas que el periodista, y, en realidad, como sigue siendo fácil verla en el metro o tomando un café, la gente la aborda con las cuestiones más peregrinas. En su estilo de mandato, la jueza ya ha anunciado que trabajará para abrir el consistorio a los madrileños. Quiere un ayuntamiento transparente, honesto, igualitario y también sostenible, así que los gatos los va a mirar con lupa.

De momento ya ha advertido que a excepción de su guardia pretoriana más próxima, el resto de asesores serán elegidos por concurso de méritos entre los 28.700 funcionarios del ayuntamiento para poner fin al despilfarro y al dispendio de asumir los múltiples cargos de confianza de sus predecesores en el cargo.

LA VIVIENDA, UNA PRIORIDAD

La prioridad que afronta es solventar lo antes posible el problema de la vivienda en Madrid. Su intención es crear de inmediato una oficina antidesahucios que medie en los casos de las familias que no tienen una vivienda alternativa, un plan que ya ha comunicado a Bankia y que ha recibido el reconocimiento del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid.

Otra de sus determinaciones es la de terminar con la suciedad que se acumula en las calles de la ciudad, visiblemente abandonadas desde que la alcaldesa en funciones Ana Botella (PP) justificase la reducción de los servicios de limpieza por los rigores de la crisis. Carmena también se propone cerrar el centro al tráfico y hacer visibles los tesoros escondidos en los barrios de la ciudad para que los turistas puedan descubrir que si Madrid se acerca al cielo no es precisamente por el café con leche de la Plaza Mayor sino por encantos que residen lejos del kilómetro cero. Una de las ideas que le rondan es trasladar parte de la pinacoteca del Museo del Prado al palacio de los Duques de Osuna, en el parque de El Capricho.

DE COPENHAGUE A BARCELONA

Para Manuela Carmena, Madrid debe mirarse en el espejo de otras ciudades progresistas y sostenibles, como la capital de Dinamarca que suele poner como referencia. Sin embargo, sus elogios más cálidos se los acostumbra a llevar Barcelona, ciudad con la que la jueza siente un vínculo especial. La alcaldesa en ciernes quiere romper "esa fisura de enfrentamiento" que existe entre Madrid y Barcelona, para buscar "alternativas de participación y colaboración" que sean positivas para ambas. Carmena defiende la capital catalana como símbolo del progreso cosmopolita y lo contrasta con la imagen rancia que se ha apoderado de Madrid con incidentes como las carga policiales en los alrededores del Congreso o los escándalos de las 'tarjetas black' de Bankia.

La nueva alcaldesa se ve como puente intergeneracional, una ayuda a los más jóvenes que empiezan en política para expulsar al PP de un consistorio que ha manejado desde hace 24 años --cuando lo ganó José María Álvarez del Manzano-- y se ha comprometido a permanecer una única legislatura, puesto que ya tiene 70 años. "Yo creo que a los 74 llego bien. Pero si veis que no, avisadme", ironiza con frecuencia.

ADVERSARIA AGUIRRE

La edad fue uno de los factores que le pesó al tomar la decisión de presentarse como cabeza de lista por Ahora Madrid, puesto que ya estaba jubilada, pero las ganas fueron más que la pereza. Carmena se decidió a dar el paso con ese carácter ilusionante y luchador que ha forjado a pesar de los duros reveses con los que le ha golpeado la vida, especialmente la pérdida de sus compañeros abogados laboralistas en el atentado de Atocha en 1977.

Manuela Carmena trabajará desde el majestuoso palacio de Cibeles, la sede del Ayuntamiento que Alberto Ruiz-Gallardón remodeló con una reforma multimillonaria, que Carmena no se plantea trasladar al antiguo edificio consistorial para evitar un nuevo dispendio a las arcas municipales, como proponía su adversaria a la alcaldía, Esperanza Aguirre (PP). Fue la presidenta de los populares madrileños la que, buscando hundirla, elevó a una candidata más bien desconocida y con escaso apego a la liturgia electoral a la categoría de mito. La agresividad con la que Aguirre intentó agrietar el laureado prestigio de Carmena forjó una campaña tan delirante y polarizada que bien podría ser objeto de estudio en las facultades de Ciencias Políticas. O en las de Psicología.

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