Podemos irrumpe con fuerza pero no entierra el bipartidismo

La candidata de Podemos, Teresa Rodríguez, tras conocer el resultado obtenido en las urnas.

La candidata de Podemos, Teresa Rodríguez, tras conocer el resultado obtenido en las urnas.

IOLANDA MÁRMOL MADRID

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Hay ocasiones en las que en una cifra no cabe todo un significado. Es lo que ocurre con los 15 escaños obtenidos por Podemos, una foto fija que obliga a leer más allá de lo cuantitativo para comprender qué ha sucedido en el puzzle andaluz y empezar a vislumbrar lo que puede ocurrir pronto en otras arenas políticas. En esos 15 escaños anida cierto hastío hacia la vieja política y una arrebatadora pulsión de cambio, pero si algo revelan esos votos es que el partido de Pablo Iglesias necesitará robarle más votos al PSOE si quiere asfixiar al bipartidismo y forzar un segundo ciclo político de la democracia en las elecciones legislativas previstas para finales de este año.

«No es un paso suficiente, pero irrumpir es un resultado fantástico», subrayaba anoche el secretario político, Íñigo Errejón, que vivió los últimos días cargando la zozobra de ir a ciegas en una campaña en la que Podemos no tenía dinero para pagar encuestas y con la prudencia del que no se acaba de creer los sondeos que les otorgaban hasta 22 diputados.

En efecto, no fueron tantos. La noche electoral se fue deshinchando y la euforia de las encuestas a pie de urna se enfrió con el resultado de unas papeletas que apostaron por el cambio a medio gas, sin destronar al PSOE. Los cuadros del partido tenían claro que Andalucía iba a ser la batalla más dura porque la base de su crecimiento se cimienta en las fugas de simpatizantes socialistas, que finalmente han sido más fieles de lo que pronosticaban los estudios demoscópicos.

Una nota aceptable

En Podemos explican que no hay que ver estas elecciones como una foto fija, sino como el primer fotograma de un proceso imparable que llevará al fin del bipartidismo. «El mapa político ya ha cambiado», aseguró la candidata a la Junta, Teresa Rodríguez, tras conocer el resultado. El líder del partido, Pablo Iglesias, a través de un apunte en Twitter, se apoyó en los versos de Antonio Machado («Se hace camino al andar», dijo) para dar las gracias a los andaluces por «dar el primer paso». Informalmente distintas voces del partido admitían que en esa cifra -15- estaba trazada la línea roja entre una nota aceptable y una mala.

Anoche, en la recién estrenada sede de la calle Princesa de Madrid, Iglesias, el número tres, Juan Carlos Monedero y la responsable de análisis político, Carolina Bescansa trataban de encajar en los posibles escenarios poselectorales que se abren. La ganadora de las elecciones, Susana Díaz, aseguró durante la campaña que no pactaría con Podemos y ahora los del partido lila han de posicionarse. En este escenario, a Podemos le importan las alianzas en Andalucía por la influencia potencial que puedan tener en las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Con un discurso focalizado contra la casta, los de Iglesias no pueden permitirse la incoherencia de votar a favor de la investidura de Díaz, realidad que dejaría la puerta abierta más a una abstención que a un voto en contra. La estrategia a adoptar fue analizada el sábado en Sevilla por los dirigentes del partido y, aunque se trazaron las claves, la decisión no se ha tomado, según apuntan fuentes conocedoras del encuentro.

El resultado electoral pone fin a una campaña que Podemos ha vivido con más desasosiego que ilusión. Uno de sus líderes explicaba a este diario que se han sentido como el alumno que acaba de incorporarse al colegio, le ponen un examen sorpresa el primer día, y además es de matemáticas. Podemos ha conseguido aprobar con nota digna, pero el resultado ponderado es agridulce y se mezcló anoche con la confirmación oficial de un asunto personal que ha logrado colarse en las páginas políticas. Pablo Iglesias y Tania Sánchez -excandidata de IU- hicieron pública su ruptura como pareja a través de sus páginas de Facebook.