CONSEJO NACIONAL CONVERGENTE
CDC: refundar sin romper
Convergència vive este sábado el primer debate interno sobre su renovación para superar el pujolismo y afianzar el espacio independentista
Refundación sin ruptura. Este es el objetivo de la dirección de CDC para desprenderse del pujolismo, abrazar definitivamente el independentismo y hacer suyo el discurso de la regeneración democrática y de la justicia social, después de dos mandatos en el Govern protagonizados por los recortes.
El documento de trabajo que este sábado discutirá el consejo nacional convergente es, según admite la cúpula, provocadoramente breve para estimular el debate. Evita detallar medidas más allá de subrayar conceptos como el «combate» contra la corrupción, ampliar la base social del independentismo o la voluntad de «blindar y ampliar» el Estado del bienestar.
Por tanto, la previsión es que el consejo nacional del partido viva hoy un primer 'round' de debate, en una organización con retos mayúsculos: la pérdida de intención de voto, la presunta financiación ilegal, el escándalo de los Pujol, las relaciones con Unió y la gestión del Govern con su socio republicano.
Proceso gradual
La clave, en buena parte, de estas discusiones se llama Josep Rull. El coordinador general, con permiso del líder, Artur Mas, tiene el mando de la intensidad del cambio. La dirección quiere un proceso gradual que culminará en el congreso de finales de año o inicios del 2016. Pero es posible que los primeros cambios se vean ya, por ejemplo, en la confección de las listas del 27-S. Se trata de no renegar de los métodos actuales de elección (la cúpula vindica cómo se han elegido cabezas de lista en Lleida o Tarragona, con varias candidaturas y la ratificación final de las asambleas en urna), pero incorporar nuevas fórmulas de mayor horizontalidad. El documento lo sintetiza así: «No copiaremos por inercia modelos de otros».
Una de las claves es la relación que establezca CDC con los Pujol. Hasta ahora, la familia del fundador ha evitado arañar a los nuevos dirigentes, salvo el misil que lanzó Jordi Pujol Ferrusola al subrayar su estrecha amistad con Mas. Oriol Pujol evitó mostrarse dolido con la nueva Convergència, si es que lo está. En respuesta a esta actitud, la nueva dirección es prudente. Mas mantiene que todo es un asunto «personal y familiar» y otros dirigentes que tienen argumentos para arremeter contra Oriol Pujol se muerden la lengua para evitar una guerra de consecuencias incalculables. Y siempre que aparece el 'caso Palau', afirman que se trata de un pasado superado porque ahora la financiación es limpia y auditada.
El eje social
Otro de los combates será el de la definición ideológica. En el eje social es donde el documento de trabajo es menos concreto. «Hay trabajo por hacer», asume uno de los dirigentes del ala socialdemócrata. Los liberales tampoco se quedarán con los brazos cruzados. El interés de la dirección es pivotar entre ambos espacios para seguir ocupando la centralidad del tablero.
En cuanto al nuevo rumbo independentista, este sí es mayoritariamente compartido... salvo que las urnas traigan malas noticias. Entonces algunos que hoy callan quizá se decidan a hablar.
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