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Francisco Granados, un hombre de Aguirre

La expresidenta madrileña le aupó en el 2004 como hombre de confianza y le dejó caer en el 2011

Granados, con Aguirre en una rueda de prensa en septiembre del 2010.

Granados, con Aguirre en una rueda de prensa en septiembre del 2010.

PILAR SANTOS / MADRID

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Francisco Granados se convirtió en apenas seis años en un hombre poderoso en el PP de Madrid. De alcalde del municipio de Valdemoro en 1999 a secretario general del PP de Madrid en 2004. Y todo gracias a Esperanza Aguirre, que lo aupó y lo consideró un hombre de confianza hasta que, en el 2011, con pocas explicaciones, según se quejaba Granados en privado, lo dejó caer.

«El señor Granados era el único en la zona sur que había ganado las elecciones para el PP. Era una persona destacada y parecía que era oportuno para el PP tener una persona nacida y criada en el sur, con una formación y una carrera universitaria brillante y al mismo tiempo que no venía de haber sido militante desde jovencito, venía de la banca, de un puesto de responsabilidad, parecía que era una persona muy válida para ese cargo», declaró ayer Aguirre para explicar la confianza que puso en él y por la cual pidió perdón en una rueda de prensa.

El exsenador encandiló a la lideresa en el 2003 como presidente de la comisión parlamentaria que investigó el llamado tamayazo (la traición de dos diputados del PSOE que impidieron a Rafael Simancas convertirse en presidente autonómico). A Granados le gustó la política y dejó una carrera brillante como analista financiero especialista en el sector eléctrico (llegó a ser elegido dos veces como el mejor de Europa). Amadrinado por Aguirre, Granados fue escalando puestos. Primero consejero de Transportes e Infraestructuras (2003), después secretario general del PP de Madrid (2004) y el súmmum: consejero de Presidencia, Interior y Justicia (2008).

En el Gobierno madrileño fue el número tres. Por encima tenía a Ignacio González, entonces vicepresidente y portavoz de la Comunidad, que actualmente preside.

La conexión de Método 3

La mala relación personal entre ambos es conocida públicamente. El entorno de González siempre ha insinuado que Granados estaba detrás del espionaje que sufrió en alguno de sus viajes oficiales y privados al extranjero. La investigación judicial no ha demostrado que fuera así. No obstante, el empresario constructor David Marjaliza, amigo de Granados que también fue detenido en la operación de ayer, aparece en las facturas de la agencia de detectives Método 3, que supuestamente participó en los seguimientos.

Este y otros escándalos de espionaje, que se conocieron en 2009, empezaron a enturbiar la relación entre Granados y Aguirre. La presidenta le dejó sin cartera en las autonómicas de mayo del 2011 y, seis meses después, le destituyó del cargo de secretario general del PP por «falta de confianza». En su lugar colocó a González, el ganador por ahora en esta batalla larvada durante años.

La dirigente conservadora le compensó con un escaño en el Senado, sillón al que Granados renunció (junto con el de la Asamblea) el pasado febrero, cuando salió a la luz que había tenido una cuenta en Suiza, que se ha convertido, según se supo ayer, en el origen de esta macrorredada.

El exdirigente dijo entonces que sí que era verdad que tuvo una cuenta en el país helvético con 1,5 millones de euros, pero que fue entre 1996 y 2000, y gracias al dinero que ganó como analista financiero. «Pero hoy hemos leído que [las comisiones ilegales] son de los dos últimos años. No sé qué decirle...», se lamentaba Aguirre ante la prensa. La investigación sigue abierta.