CDC avisa a Duran de que si dimite se juega también el cargo en Madrid

Artur Mas junto a Josep Antoni Duran Lleida, en una reunión del Consell Executiu, en el 2012.

Artur Mas junto a Josep Antoni Duran Lleida, en una reunión del Consell Executiu, en el 2012.

NEUS TOMÀS / FIDEL MASREAL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La dirección de Convergència se desayunó ayer con la determinación de Josep Antoni Duran Lleida de dejar de ser el número dos de CiU, hastiado del actual escenario de confrontación entre los nacionalistas y el Ejecutivo de Mariano Rajoy. La información, adelantada por EL PERIÓDICO, causó «cierta perplejidad» en las filas convergentes, como reconoció su secretario de organización, Josep Rull. En CDC  sabían de la incomodidad del líder de Unió con la estrategia soberanista, acrecentada en los últimos días por la decisión de abstenerse en la votación de la ley de abdicación y algún comentario poco oportuno (y después matizado) del portavoz del Govern, Francesc Homs, en referencia al «negocio» de la familia real.

Con lo que no contaban en Convergència es con que Duran estuviese dispuesto a hacer pública su renuncia más allá de las insinuaciones que ya había hecho en reuniones internas de la cúpula de la federación. Fuentes de CDC aseguraron a este diario que Duran no comunicó a Artur Mas que iba a trascender públicamente su voluntad de dar un paso atrás.

El protagonista no abrió ayer la boca ni lanzó tuit alguno. A modo de portavoz actuó la dirigente de Unió y vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, quien en una entrevista con el canal 3/24 reconoció que Duran lleva tiempo meditando la posibilidad de dejar de ser secretario general de CiU y no repetir como cabeza de lista a las próximas  elecciones generales, previstas para el 2015. Ortega precisó que la decisión, que en su partido sitúan en el ámbito personal de Duran, todavía no está tomada.

LA INTERPRETACIÓN / Entre los planes del líder de Unió están la dimisión como número dos de CiU y como presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso. En cambio, aspira a mantener la presidencia del comité de gobierno de Unió y la portavocía del grupo parlamentario en Madrid. Pero esto último, advierten sus socios de Convergència, no está nada claro que pueda conservarlo. Midiendo sus palabras (pero con la intención de que se le entendiese perfectamente), Rull advirtió a Duran de que dejar su cargo orgánico en la federación puede implicar que no pueda seguir como jefe de filas en Madrid. «No sabemos si tiene mucho sentido que el portavoz de CiU en Madrid sea la persona que renuncia a la secretaría general de CiU en unos términos que no conocemos exactamente. Habrá que hablar de todo», afirmó el secretario de organización convergente, ayer  en un acto en Vielha.

En CDC aseguran que no existe «una especial preocupación» por los planes de Duran y se da casi por descartado que acabe presentándose como candidato a la Generalitat en el caso de que Mas convoque unas elecciones plebiscitarias.

EL FUTURO /Los dirigentes de CDC consultados mostraron una escasa alarma. Atribuyen la decisión de Duran a una estrategia personal para resituarse en un mapa marcado por el soberanismo. En Convergència  no hay prisa por tomar decisiones en relación a la alianza con Unió. «Es Duran quien se divorcia de sí mismo» resume un diputado de CDC en el Parlament. «Ya veremos», responde un conseller a la pregunta de si habrá fractura en la federación. La dirección del partido de Mas está convencida de que si Duran opta por una aventura en solitario no toda Unió le seguirá. «Las bases democristianas son claramente independentistas», recuerda un miembro de la dirección de UDC.

A esta cierta indiferencia en Convergència contribuye el hecho de que desde hace meses el partido toma decisiones de forma unilateral, convencida de que Unió no romperá la alianza. El adelanto electoral, los acercamientos a Esquerra o la abstención de CiU en la ley de abdicación son solo los ejemplos más evidentes.  H