La encrucijada del socialismo

'Keep calm' en el PSC

El primer secretario del PSC, Pere Navarro, el pasado 15 de diciembre.

El primer secretario del PSC, Pere Navarro, el pasado 15 de diciembre.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Aunque jamás llegó a usarse con el fin para el que fue concebido, el lapidario lema Keep calm and carry on (Mantén la calma y sigue adelante), ideado en 1939 por el Gobierno británico, buscaba subir la moral de los ciudadanos de un país bajo amenaza de una invasión inminente, que al final no se produjo. Esa calma tensa bien podría definir hoy el estado anímico en las filas del PSC. La consulta, haya o no, será el tema con mayúsculas del 2014 y hace tiempo que, en esa salsa, los socialistas tienden a indigestarse. De hecho, la dirección que lidera Pere Navarro se enfrentará en la primera quincena del año a una nueva amenaza de fractura, a cuenta de la votación de la solicitud del referendo al Congreso. Los diputados críticos aún no han garantizado que cierren filas con la posición oficial del partido y, aunque el primer secretario ha esquivado verbalizarlo, en su entorno insisten en que otra desobediencia supondrá la expulsión del grupo. Ambas partes meditan detenidamente sus próximos pasos, a fin de evitar que el 2014 sea el año del cisma socialista.

Ni la abstención ni la libertad de voto pasan ahora mismo por la cabeza del primer secretario. Los críticos ven detrás de este enroque la mano del PSOE y lo cierto es que, pocos días antes de la votación, Navarro se encargará de dar brillo a su estrategia contra el referendo del 9-N con Alfredo Pérez Rubalcaba. El martes, las direcciones de ambos partidos se reunirán en Barcelona para escenificar su sintonía contra el plan soberanista de Artur Mas, aunque también se abordarán cuestiones sociales, como la ley del aborto y los recortes al Estado del bienestar. No está previsto, sin embargo, que se hable del protocolo de relaciones en el Congreso, pendiente desde hace años y tras dos votaciones diferentes de los diputados del PSC a cuenta de la consulta.

El acuerdo de la pregunta ha tenido el efecto que, en buena medida, los partidos soberanistas se proponían: remover de nuevo los cimientos del PSC. Navarro estaba convencido de que, tras su desmarque, llegarían los de Unió e ICV-EUiA y el frente proconsulta haría aguas a las primeras de cambio. Pero la realidad ha sido otra. El 16 de enero se debatirá en el Parlament la petición del referendo y, por tanto, los 20 diputados deberán ejecutar el mandato de votar no, acordado por amplísima mayoría en el consejo nacional.

En un primer momento, representantes del núcleo duro y de las corrientes críticas mantuvieron contactos para pactar una resolución alternativa que subrayase la apuesta del PSC por el diálogo para llegar a una consulta legal y acordada. Sin embargo, estas conversaciones están estancadas y el alcalde de Lleida, Àngel Ros, que lidera la corriente Agrupament Socialista, reiteró la semana pasada que sin una propuesta propia, el PSC se quedará a remolque del PPC y Ciutadans, y la unidad de voto no estará garantizada.

La tramitación de la solicitud por lectura única, sin posibilidad de enmiendas, limita el margen de maniobra de los socialistas. De ahí que algunos dirigentes estén presionando a Navarro para que se avenga a aceptar una solución salomónica: la abstención. Entre esas voces no están solo aquellas que suelen disentir de la doctrina oficial, sino también algunos dirigentes alineados habitualmente con el primer secretario.

SABATÉ Y FERNÁNDEZ / Por ejemplo, dos barones provinciales que son también diputados en el Parlament: el tarraconense Xavier Sabaté y el gerundense Juli Fernández. En el caso de Sabaté, ya son varias las reuniones del consejo nacional en las que ha advertido, para disgusto de Navarro, del serio riesgo de escisión si las distintas familias no hallan un punto de conexión.

Una división que se acredita con cada nueva moción a favor de la consulta del 9-N en un ayuntamiento. Ya son más de una quincena los grupos municipales del PSC que han apoyado el referendo, empezando por la mayoría de concejales de Lleida -Ros se abstuvo- y los de Badalona. Para evitar males mayores, la dirección socialista se apresuró a dejar claro que daba libertad de voto a cada concejal y que no habría sanciones. En Olot, Ripoll, Flix, Palafrugell, Igualada, Berga, Caldes de Montbui, Vic, Cervera, Arenys de Munt, Santa Coloma de Farners, Montblanc y La Bisbal d'Empordà también han votado a favor del referendo. Sin embargo, la polifonía no se produce ya solo fuera del área metropolitana de Barcelona. Los alcaldes de Sabadell y Terrassa se han mostrado partidarios del sí-no, lo que, más allá de expresar una opinión personal, supone dar carta de naturaleza a un referendo que Navarro se niega a legitimar con el argumento de que todos los partidos saben que no tendrá lugar.

En un gesto que busca no añadir más leña al fuego, fuentes de la cúpula dan prácticamente por seguro que no se expulsará de la ejecutiva a Fabian Mohedano, representante de la corriente crítica Avancem. Su presencia en el acto que ERC celebró en el Fòrum el 14 de diciembre provocó malestar entre los máximos responsables del PSC, que amagaron con suspenderle de militancia.

Los estatutos del partido prohíben a los afiliados «potenciar» a otra fuerza política. La versión de Mohedano es que acudió al acto por cortesía, invitado por Esquerra. Pero el número dos de los socialistas, Antonio Balmón, le acusó de haber actuado como un «hooligan», apoyando expresamente las tesis del líder de ERC, Oriol Junqueras.

DENUNCIA DE UN MILITANTE / Aunque la comisión de garantías del partido está examinando el caso, fuentes de la dirección se inclinan por resolver la situación con una «amonestación» y evitar así una expulsión que podría ser contraproducente para la imagen del PSC. Mohedano tiene abierto ya otro expediente por haber asistido a un acto de Nova Esquerra Catalana, la marca del exconseller socialista Ernest Maragall. Fue un militante quien le denunció ante la comisión de garantías.