Rajoy pasa el ecuador

El jefe del Ejecutivo tiene un reloj a dos tiempos: acelerones en la economía y demoras cuando toca explicarse

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, en enero del 2013.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, en enero del 2013. / periodico

GEMMA ROBLES / Madrid

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Parece que ha pasado una eternidad, pero han transcurrido dos años. El miércoles se alcanza la mitad de la legislatura que Mariano Rajoy estrenó con mayoría absoluta. En 24 meses ha caído un diluvio de decretos y recortes sobre los españoles por obra y gracia de un Gobierno y de un presidente que han ido a contrarreloj desde su llegada al poder para zafarse del amenazante rescate europeo y que, sin embargo, han puesto a prueba la paciencia de propios y extraños cuando se ha tratado de dar explicaciones sobre asuntos delicados: la corrupción y el 'caso Bárcenas'; las relaciones del líder popular con su extesorero (a quien enviaba mensajes de comprensión a principios del 2012, cuando oficialmente se había vendido una ruptura de relaciones) o su estrategia ante el desafío soberanista catalán.

Rajoy lleva en su muñeca un reloj que funciona a dos tiempos. Los acelerones, para la economía cuando Europa aprieta. Y vaya si aprieta. Las demoras del presidente, para todo lo demás. Su política y su gestión de conflictos son de pulsación baja. Él tiene probada resistencia ante la presión social y mediática, más allá de la consecuencias que eso conlleve. Prefiere verlas venir que ir a buscarlas con decisión. Y así ha sido en los dos últimos años.

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