Mirador
Federalismo y regeneración democrática
En uno de los pasajes más citados de la literatura española, el viejo profesor Juan de Mairena (personaje inventado porAntonio Machadopara abordar reflexiones políticas) alaba la sabiduría de un alumno, a quien ha pedido que ponga en lenguaje poético la frase: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa». Su propuesta es clara y sencilla: «Lo que pasa en la calle». Pues bien, hoy el PSOE debe abordar la profunda crisis social, económica e institucional que vive España de forma igualmente directa, sin barroquismos ni medias tintas. Solo así podrá reconstruir su espacio electoral y volver a ser dentro de un tiempo alternativa de gobierno. Los socialistas perdieron la credibilidad entre una parte de sus votantes en mayo del 2010. EntoncesZapatero les falló, pues ni podía ya cumplir sus promesas ni supo ser consecuente con la radicalidad democrática, que le obligaba a adelantar las elecciones. No lo hizo porque los políticos, como la mayoría de las personas, tienden a minusvalorar las dificultades y a sobrevalorar sus capacidades. La derrota en las urnas estaba cantada, pero hoy el PSOE conservaría la credibilidad. Y todo elmarrónde la crisis se lo estaría comiendoMariano Rajoy, seguramente sin mayoría absoluta y, por tanto, necesitado de establecer grandes pactos de Estado. Nos hubiéramos ahorrado la demagogia de los que juraron que no subirían el IVA ni bajarían las pensiones o el sueldo de los empleados públicos.
Es cierto que volver al pasado no sirve para mucho, pero es importante fijar bien cuál fue el error, sobre todo porque el electorado de izquierdas, particularmente el más abstencionista, tiende a pensar que la política es siempre decepcionante. Ahora es crucial que el PSOE interprete bien la realidad. España sufre un hundimiento que no es solo económico sino de proyecto. Estamos ante la crisis de Estado más grave desde el siglo XIX. El envite secesionista es parte de un problema más global. Las costuras han saltado por la parte peor cosida, la estructura territorial, pero la desafección con las instituciones es igualmente grave.
El PSC le pide a gritos al PSOE que levante la bandera federal, sin miedos ni complejos. Con ello no solo puede afrontar la cuestión de Catalunya sino también desarrollar a fondo un discurso de regeneración democrática imprescindible. El federalismo también es eso: incompatible con la dominación, exige transparencia y horizontalidad. El mundo no se acaba el 25-N. El independentismo no podrá saltarse fácilmente el principio de legalidad, de manera que la confrontación va para largo. Esta semana, L'Hospitalet de Llobregat ha aprobado una moción federalista, ofreciéndose como ciudad de diálogo y puente. Bienvenida sea. Ahora los del PSOE ya saben donde deberían ir.
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