MIRADOR
Sin liderazgo en la transición nacional
Saül Gordillo
Periodista. Director de Catalunya Ràdio y de los Medios Digitales de la CCMA.
SAÜL GORDILLO
El dia empezó en Sant Fruitós de Bages, donde uno de los padres de la Constitución, el exdirigente de Convergència Miquel Roca, hizo un llamamiento a la ambigüedad frente a la confrontación que pronostica en la política española. Por la tarde, en el Parlament, Artur Mas abría su primer debate de política general como president y lo hacía precisamente con una dosis de ambigüedad. Por una parte defendía los recortes sociales y pedía sacrificios, pero acto seguido planteaba un impuesto temporal para las grandes fortunas que no estaría en manos de la Generalitat.
Nueve meses después de eliminar el impuesto de sucesiones, con el cual el Govern se hubiera podido ahorrar algún tijeretazo doloroso, la idea del president de gravar a los más ricos huele a despiste ante la campaña electoral. El primer debate de política general de la legislatura coincide con la disolución formal de las Cortes Generales. Un trámite a la espera del 20-N y de la mayoría absoluta para el PP que pronosticaba la encuesta de EL PERIÓDICO.
En el monasterio de Sant Benet, ESADE organiza estos días la cátedra de Liderazgos y Gobernanza Democrática. La conexión entre Sant Benet y el Parc de la Ciutadella no se acabó de producir ayer, porque el discurso del president quedó lejos de la valentía y del liderazgo deseables. Mas combinó el repaso a la acción gubernamental con tímidos anuncios reformistas. La austeridad, en el discurso germánico y ordenado del presidente, se convierte en el bien supremo ante la amenaza de intervención externa, auténtica espada de Damócles.
La defensa de la lengua y del autogobierno ante la ofensiva recentralizadora, la de la confrontación española que augura Roca, se combina con la propuesta estrella de Mas, el pacto fiscal para el cual pide amplios consensos en Catalunya y unidad de acción de las fuerzas políticas en Madrid. En este frente, donde predomina el eje nacional, el jefe del Govern extiende la mano. El único momento de épica del primer debate de la nación del Artur Mas president se produjo cuando dio por acabada la vía estatutaria.
Cada generación debe pagar sus propias hipotecas, dijo. Pero no concretó la transición nacional hacia dónde va ni a qué velocidad. El horizonte es más Catalunya y más Europa, pero se olvidó de una estación intermedia llamada España, que el 20de noviembre puede dar la mayoría absoluta a la derecha que quiere recuperar los toros en Catalunya, tumbar la inmersión lingüística y, para combatir a Zapatero, eliminar leyes de aborto y matrimonio homosexual. Ante tal envite, Mas desaprovechó una buena ocasión para perfilar y detallar su transición nacional. Faltó el liderazgo del Bages.
Twitter: @saulgordillo
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