Generación Tahrir

Un cambio de verdad

Álvaro Alsina

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Hace unos años, yo militaba en un partido político, del que me desvinculé debido a mi desafección con su manera de funcionar y la de los partidos en general. Formé parte de un intento de proponer un cambio de modelo de su funcionamiento interno, neutralizado y silenciado de maneras muy poco ortodoxas.

Cuando empezó la acampada, me dirigí a mis excompañeros por correo electrónico, invitándolos a venir a la plaza, dado que se consideran jóvenes progresistas. He leído las respuestas. Me han decepcionado terriblemente sus teorías sobre la posibilidad de un cambio social y la legitimidad de este movimiento, que vinculan a movimientos anticapitalistas concretos. Todos son jóvenes con carreras y másteres, como muchos de los que están aquí. Pero creen que el sistema funciona. Creen que el sistema es justo. Creen que esta concentración no llevará a ninguna parte.

Entiendo que esta sensación no es exclusiva de estos conocidos míos, sino de la sociedad en general, lo que me viene a confirmar el resultado electoral. Quiero decir que no me da miedo, ni me sorprende. Sabemos que se nos intentará sabotear y minimizar. No sé qué dirán los que asumían que nos iríamos el 22-M. Seguimos aquí, y dentro de una semana volveremos a votar, y es muy posible que tampoco nos marchemos. Sabemos que la lucha será larga y dura, y los obstáculos, infinitos. La lucha que se pierde es la que se abandona.

No me importan las mentiras de los que conscientemente quieren anularnos. Y a la gente que no cree en nosotros, la invito a que venga un día, solo uno, y que participe en las comisiones, en la asamblea, que exprese su opinión. Hasta entonces, espero que use su sentido común (y la palabracomúnes importantísima) para tratar de entender lo que ocurre aquí, más allá de su prejuicio. La pregunta no es si cambiaremos el mundo, sino cómo y cuándo. Lo lograremos, sin duda. Hace demasiado tiempo que la razón pierde la lucha. Esta vez, las cosas cambiarán de verdad.