El nuevo ciclo político

El regreso de los pujolistas

Con la familia 8 Mas besa a su mujer en presencia de sus tres hijos, ayer, tras ser investido 'president'.

Con la familia 8 Mas besa a su mujer en presencia de sus tres hijos, ayer, tras ser investido 'president'.

TONI SUST
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En abril del 2004, Marta Ferrusola, esposa del expresident Jordi Pujol, describió lo que sintió cuando los socios del tripartito pactaron y arrebataron el Govern a CiU medio año antes. «Nos lo robaron. Es como cuando entras en casa y te han reventado los armarios. Nos lo robaron», afirmó. Ayer en la Cámara catalana, centenares de personas tenían toda la pinta de sentir que su armario había vuelto a la normalidad. Los abrazos entre los nacionalistas y sus seguidores compusieron la foto del final de fiesta, justo después de que Artur Mas fuera investido president.

En el hemiciclo se palpó la emoción. Entre las visitas, muchas caras de emoción (periodistas incluidos), algún ojo chispeante, alguna lágrima. La imagen no dejó de ser llamativa: lo que se percibía era un grupo de pujolistas celebrando el honor recuperado y el fin de la ofensa a Catalunya que para muchos fue el tripartito. Y sin embargo, hace tiempo que se concluyó que lo que Mas dirigirá ahora nada tiene ya de pujolista. El president electo ha dado sobradas muestras de independencia de su mentor, que en el mitin final de campaña, como Josep Antoni Duran Lleida, se inclinó ante el sucesor. Y porque en sus primeros días de gloria, el líder de CiU se esfuerza en mostrarse dialogante y renunciar a una ceremonia de la venganza. De todas formas, no deja de ser previsible que los pujolistas, tan contentos, sobrevivan al pujolismo. Pasó antes con otros istas y con otros ismos.

«Lo siento, aplaudiremos»

Como era de prever, en la tribuna de invitados había ganas de jalear el cambio. Tantos que la presidenta de la Cámara catalana, Núria de Gispert les advirtió, después de que lo hicieran, de que no podían aplaudir las intervenciones. Ferrusola, sentada al lado de la esposa de Mas, Helena Rakosnik, respondió contundente pero por lo bajini: «Lo siento mucho, pero cuando acabe esto, aplaudiremos».

Unos asientos más arriba, el director de la Fundación CatDem, Agustí Colomines, aguantó un tiempo largo con el dedo en el aire y el móvil en la mano, hierático, a punto de enviar un mensaje a través de la red social Twitter: «Enhorabona, president Mas!». Igual quería ser el primero. Ya son pocos los diputados que no twittean. Lo hace, por ejemplo, el convergente Lluís Recoder, que comentó jocoso los andares de su amigo Joan Laporta: «Jan debería bajar más poco a poco las escaleras del hemiciclo. Un día puede bajar rodando». En efecto, Laporta bajó impetuoso. Saludó al president en funciones, José Montilla, como el primer día no hizo y le afeó Mas. Entonces, el líder de Solidaritat catalana miró al de CiU y le hizo un gesto, en tono de mofa, dando a entender que esta vez lo había hecho bien.

Mas, al frente del tripartito

Mas será president el lunes pero no tendrá Govern hasta el miércoles. Eso supone que durante 48 horas, el Día de los Inocentes incluido, el nacionalista tendrá a sus órdenes a los consellers del tripartito en funciones (sí, sí, Joan Saura incluido, se supone que no lo destituirá), con Montilla ya de expresidente. Ironías administrativas.