mirador
Hace poco tiempo, en una galaxia muy cercana
Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida pusieron ayer punto final (punto y aparte, en mi modesta opinión) a un episodio, cómo decirlo… muy tripartito. A Pasqual Maragall
y José Montilla se les ha presentado durante los últimos siete años como rehenes de socios menores que, llegado el caso, le hurtaban al president incluso su potestad exclusiva de reorganizar el Govern. En octubre del 2005, Maragall tuvo que abortar una crisis de gobierno porque Josep Lluís Carod-Rovira le paró los pies. Mas se lo pasó en grande. «Esta crisis ha sido peor que la del 3%», dijo el entonces jefe de la oposición, en referencia a la tangana que en su día se desató cuando Maragall amagó con mostrar las partituras de la corrupción catalana. Montilla, más pragmático, ni siquiera ha intentado cambiar el aceite y los filtros al tripartito. Solo realizó un ajuste muy menor cuando el conseller Joan Puig-
cercós dejó el Govern porque tenía que encargarse de unas labores de poda en el jardín republicano.
Esta breve excursión por la historia reciente de la Generalitat es casi obligada a la vista de la teatralidad con la que Mas y Duran han intentado crear una suerte de suspense sobre cómo será ese «Gobierno de los mejores» que ha prometido el líder de la federación nacionalista, y en especial después de que anunciara el jueves pasado que en toda Catalunya solo su socio democristiano tiene dimensiones planetarias para ocupar la plaza de conseller en cap. O Catalunya va más bien escasa de esos «mejores» a los que alude Mas o, más probable, el nuevo president será casi tan esclavo de sus socios como los fueron Maragall y Montilla. No son ganas de ofender, pero llamar a las cosas por su nombre suele ser aconsejable cuando uno mismo lo ha recomendado desde la oposición.
Duran es, lo dicen los estudios demoscópicos, el político que nunca suspende en los exámenes ciudadanos. Saca mejores notas incluso que Mas. Duran es también, en este caso lo dicen los votos, el cabeza de lista de CiU que peores resultados ha obtenido en unas elecciones generales desde 1982. Son las dos caras del político que decidirá el 25% de la composición del futuro Govern, porque así lo establecen los acuerdos internos con los que CiU trata de conciliar el liberalismo económico y social de CDC con la esencia cristiana y conservadora de Unió.
Ayer, Duran anunció que se queda en Madrid. Cuando Mas anuncie la composición del nuevo Govern podrá calibrarse qué prebenda ha obtenido a cambio Unió en el trueque para que su líder siga siendo la suerte de Plutón que tanto gusta a algunos astrónomos del periodismo catalán, a pesar de que, como en su día dijo la comunidad científica, ese cuerpo celeste no forma parte del sistema planetario solar por su tamaño y por su órbita excéntrica.
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